domingo, agosto 9

 

La mañana se abría con la luz que se reflejaba en la terraza de enfrente. No entraba directa. El pensamiento de aquel hombre recordaba la acción de vender el alma al diablo. Era un tema que siempre acababa mal en todas las culturas. Sin embargo, en nuestros días, aquellos que no ven tendencias buenas en los demás y se fijan sólo en los errores, parecieran decir que ellos no cometen errores. 

Esa actitud era vender el alma al diablo porque la verdad era que todas las personas tenían buenas actitudes, buenos pensamientos, y buenas acciones. Valoremos, en su justa medida, la bondad de todos. Así evitaremos vender nuestra alma al diablo que solamente ve negras sombras en cada uno de nosotros.