jueves, mayo 31

TU FORMA DE PENSAR QUEDARÁ CORREGIDA

Juan veía la gran diferencia que había entre la imposición de una idea y el descubrimiento de esa idea por uno mismo. La imposición quedaba en el terreno del autoritarismo, de la falta de respeto al otro, del chantaje, de la manipulación de un ser por otro ser como si tuviera ese poder y esa razón. 

En sus estudios había descubierto que cualquier concepto repetido muchas veces adquiría una apariencia de verdad. Era cierto que muchas personas arrastradas por sus intereses personales trataban de engañar para imponer sus criterios. Eso había hecho acuñar la frase: “piensa mal y acertarás”. 

Tanto se había repetido que se había constituido como el principio de enseñanza de muchas mentes. No se daban la oportunidad de aceptar de buen corazón las propuestas. A todo le veían una intencionalidad malévola. Así que esa expresión: “piensa mal y acertarás”, no se aplicaba a todas las ocasiones. 

Era bueno descubrir personalmente la bondad de las nuevas ideas o la equivocación de las mismas. Esos descubrimientos ayudaban mucho en la maduración y en el crecimiento de las personas. Las imposiciones creaban miedos y desconfianzas que anidaban en los corazones y destruían su natural bondad. 

“La rama que no da fruto será cortada y se secará. ¡Alégrate de que sea así! La luz brillará desde la verdadera Fuente de la vida, y tu forma de pensar quedará corregida. No puede ser de otra manera”. 

“Tú que tienes miedo de la salvación estás eligiendo la muerte. Vida y muerte, luz y oscuridad, conocimiento y percepción, son conceptos irreconciliables. Creer que se pueden reconciliar es creer que Dios y Su Hijo no pueden reconciliarse”. 

“Solo la unidad de conocimiento está libre de conflicto. Tu reino no es de este mundo porque te fue dado desde más allá de él. La idea de un problema de autoridad tiene sentido únicamente en este mundo”. 

“Al mundo no se le abandona mediante la muerte sino mediante la verdad, y la verdad sólo la pueden conocer aquellos para quienes el Reino fue creado, y por quienes espera”. 

Juan vislumbraba que el origen de cada uno de nosotros estaba centrado en el Padre Celestial. Por ello, entendía la afirmación: “tu reino no es de este mundo porque te fue dado desde más allá de él”. 

La idea repetida: “piensa mal y acertarás” correspondía a este mundo y sólo parcialmente. La unidad del ser humano con su origen nos daba a todos la enorme posibilidad de reconocernos como hermanos, de admitirnos como seres dignos y respetables, de aceptarnos en nuestra verdadera realidad.

miércoles, mayo 30

'EL DIABLO' ES LA CREENCIA EN LA SEPARACIÓN

Lucas se daba cuenta de que todos sus temores de niño no tenían una consistencia sólida. Eran creencias que le hacían pensar en cosas que no existían realmente. A medida que maduraba, esos miedos iban dejando de tener poder en su vida. 

Por una parte, pensaba en el poder de las creencias. Para él, el poder de esos miedos era fuerte y real. La creencia le creaba esa realidad que lo envolvía y que le hacía sentir miedos horribles en ciertos momentos. Era solamente una creencia, pero esa creencia lo era todo para él. 

Cuando su madre le decía que no era cierto, Lucas, desde su interior, sentía y le decía a su madre que lo vivía con una intensidad auténticamente real. La creencia tenía esa fuerza de hacerle ver y sentir lo que la creencia afirmaba. Por tanto, Lucas veía esa fuerza de lo que creía con asombro y pavor. 

Por otra parte, veía que un conocimiento amplio, sereno, sabio y eficaz era capaz de cambiar la creencia. Una vez la creencia anulada por la luz de la madurez y de la razón, dejaba de tener esa fuerza que lo embargaba y lo angustiaba. La sabiduría deshacía muchas creencias erróneas como el sol deshacía la niebla. 

“La mente puede hacer que la creencia en la separación sea muy real y aterradora, y esta creencia es lo que es el ‘diablo’. Es una idea poderosa, dinámica y destructiva que está en clara oposición a Dios debido a que literalmente niega Su Paternidad”. 

“Examina tu vida y observa lo que el diablo ha hecho. Pero date cuenta de que eso que ha hecho se desvanecerá plenamente a la luz de la verdad, ya que su cimiento es una mentira”. 

“El hecho de que Dios te haya creado constituye el único cimiento que no puede ser debilitado, ya que la luz se encuentra en él. Tu punto de partida es la verdad, y tienes que retornar a tu Origen”. 

“Mucho se ha visto desde entonces, pero en realidad no ha ocurrido nada. Tu Ser no ha dejado de estar en paz, a pesar de que tu mente está en conflicto. Todavía no has retornado lo suficiente y de ahí que tengas tanto miedo”. 

“A medida que te acercas a tu Origen, experimentas el miedo a la destrucción de tu sistema de pensamiento como si se tratase del miedo a la muerte. Pero la muerte no existe. Lo que existe es la creencia en la muerte”. 

Lucas se daba cuenta de que todo se desarrollaba en el interior de la persona. Sus pensamientos, sus creencias, su forma de reflexionar, sus objetivos y su modo de enfrentar los acontecimientos eran los elementos básicos de nuestro paso por la vida. 

No había nada externo que nos pudiera afectar a menos que cambiáramos nuestros planteamientos. Estábamos felices con aquellas cosas que habíamos decidido de antemano que nos alegrarían. Estábamos tristes de la misma manera por haber decidido previamente las cosas que nos entristecerían. 

Todo se desarrollaba en el interior. Todo cambio de pensamiento, de actitud, de creencia, nos hacía cambiar, ser distintos, ser diferentes. Nadie nos podía ofrecer la solución a todo o a ninguna cosa. Toda solución radicaba en tener los auténticos pensamientos que guiaban nuestro camino y elegía las sendas por dónde caminar.

martes, mayo 29

LA IMAGEN DE UNO MISMO

Marcos tenía un deseo intenso de separarse de sus padres. Tenía en su corazón cicatrices de desacuerdos con la filosofía de vida de la familia. Otros presupuestos entraban en sus cálculos. Deseaba cambiar, deseaba ser distinto, ser diferente. Era el deseo más arraigado en su alma. 

Junto con su novia estuvieron diseñando la nueva filosofía, las nuevas directrices para seguir por caminos que salieran del corazón en cada momento y pudieran vivir experiencias distintas, diferentes, plenas y colmadas de felicidad. Los dos trabajaban cada día para aportar en sus casas el dinero necesario. 

Pero sabían que, cuando se casaran, la libertad sería total entre ellos. Ya nunca más seguirían las normas de sus casas. Ilusiones y alegrías los acompañaban. La novedad de vida era motivo de una gran fuerza en sus vidas. Sentían que estaban hecho el uno para el otro y que la sinceridad era el vínculo más fuerte entre ellos. 

Era una oportunidad que les brindaba la existencia. Recogían todo lo bueno que habían vivido en sus hogares paternos y añadían los nuevos métodos y retoques que le darían su orientación personal. 

“Comer de la fruta del árbol del conocimiento es una expresión que simboliza la usurpación de la capacidad de auto-crearse. Solamente en este sentido no son Dios y Sus creaciones co-creadoras”. 

“La creencia de que lo son está implícita en el ‘auto-concepto’, o sea, la tendencia del ser a forjarse una imagen de sí mismo. Las imágenes sólo se pueden percibir, no conocer”. 

“El conocimiento no puede engañar, pero la percepción sí. Puedes percibirte como tu propio creador, pero lo que a lo sumo puedes hacer es creerlo. No puedes hacer que sea verdad”. 

“Y como dije anteriormente, cuando por fin percibas correctamente no podrás sino alegrarte de que así sea. Hasta entonces, empero, la creencia de que sí puedes es la piedra angular de tu sistema de pensamiento, y utilizas todas tus defensas para atacar las ideas que podrían ponerla al descubierto”. 

“Todavía crees que eres una imagen que tú mismo fabricaste. Tu mente está en desacuerdo con el Espíritu Santo en ese punto, y no hay posibilidad de resolver esto mientras te empeñes en creer lo que es literalmente inconcebible”. 

“Esa es la razón de que no puedas crear y de que tengas miedo de todo lo que fabricas”. 

Marcos pensaba en todas las normas nuevas que debía incorporar. Unos amigos de ellos, desearon poner la norma de no intervenir en el desarrollo de los niños. Debían ser niños libres en todo momento. Esto impactó a Marcos. Un niño debía ser conocedor de sus equivocaciones en todo momento. 

Sus amigos tuvieron una niña. Marcos y su esposa tuvieron también una niña un mes después. Varios años después sus amigos descubrieron que no se podían hacer con el comportamiento de su hija. Había sido criada en una libertad total. Pero Marcos opinaba que a edades pequeñas no se podía valorar ni dar una responsabilidad indebida a los pequeños. 

La mente de los pequeños era la mente de los padres. La responsabilidad de los pequeños era la responsabilidad de los padres. A medida que maduraban los pequeños iban adquiriendo esa parte de comprensión y de responsabilidad. Marcos deseaba adquirir nuevas orientaciones educativas. 

Pero sabía que no era un creador de sí mismo. Las relaciones con sus hijos estaban escritas en su corazón y en su comprensión y debía seguirlas con todo cariño y amor. Los primeros pasos en la construcción de un nuevo hogar siguiendo las huellas del Creador. En esa línea eran co-creadores con Él.

lunes, mayo 28

LA SEPARACIÓN O LA CAÍDA

Mateo siempre había guardado en su interior la idea de que algo no estaba bien en la concepción de la caída del ser humano. El conocimiento es connatural al ser humano. Éramos curiosos. Esa curiosidad nos llevaba, nos impelía a descubrir, a superar nuestras limitaciones. 

No podía impedirnos el acceso a un árbol cuya esencia era el conocimiento. Sentía que debíamos ser ignorantes porque no deseaba compartir con nosotros ese conocimiento. Era una idea que anidaba en su interior pero que no solía compartirla con nadie. 

Desde pequeño le habían dicho la historia del conocimiento y la había aceptado literalmente. En su adolescencia, descubrió también la idea que fue lanzada sobre la interpretación de ese conocimiento que se centraba en el sexo. Todo un intento de interpretar algo en sentido negativo. 

No entendía cómo el conocimiento base del alcance divino y el sexo una creación divina podían ser motivos de desgracia, de inutilidad y de sufrimiento. Sentía dentro de sí que esas interpretaciones no eran del todo acertadas. Algo había que no se había llegado a comprender. 

“Hemos hablado ya de la caída o separación, mas su significado tiene que comprenderse claramente. La separación es un sistema de pensamiento que, si bien es bastante real en el tiempo, en la eternidad no lo es en absoluto”. 

“Para el creyente todas sus creencias son ciertas. En el jardín simbólico se ‘prohibió’ la fruta de un solo árbol. Mas Dios no pudo haberla prohibido, o, de lo contrario, nadie la habría podido comer”. 

“Si Dios conoce a Sus Hijos, y yo te aseguro que los conoce, ¿cómo iba a ponerles en una situación en la que su propia destrucción fuera posible? Al ‘árbol prohibido’ se le llamó ‘el árbol del conocimiento’. Sin embargo, Dios creó el conocimiento y se lo otorgó a todas Sus creaciones”. 

“Este simbolismo se ha interpretado de muchas maneras, pero puedes estar seguro de que cualquier interpretación que conciba a Dios o a Sus creaciones como capaces de destruir Su propio propósito es errónea”. 

Mateo concebía que la situación de libertad que su Creador le dio le llevó a considerar la posibilidad de dirigirse a sí mismo sin la ayuda directa del que lo hizo. Un pensamiento que hizo mella en su mente y que creía con toda sinceridad que era posible hacerlo porque todo lo hacía perfectamente. 

El hombre tenía razón. Caminaba con la mente de su Dios. Pensaba con toda la luz que emanaba de la fuente poderosa. No había necesidad de esa relación tan estrecha porque él lo podía llevar a cabo. 

Una fuerza de individualidad que todavía se podía ver en la primera madurez de los jóvenes. Había ese deseo intenso de separarse de los padres para poder llevar a cabo sus propios objetivos. Una forma de madurar y de tener unas nuevas experiencias imaginadas por él.

domingo, mayo 27

EL PODER DE LA MENTE

Guille se daba cuenta del poder de la mente para no ser flexible. Cuando se encontraba contrariado en sus pensamientos con aquello que se le estaba proponiendo, parecía que se desarrollaba una lucha para torcerle el brazo y ser vencido por las nuevas soluciones. 

En lugar de considerar de una forma abierta y adaptable la nueva situación, la consideraba como un acto de enfrentamiento y de guerra personal. Y ya se sabe que en la guerra todo valía para conseguir la victoria. La mente seguía los planteamientos que se generaban. 

Guille entendía que, si consideraba con serenidad y tranquilidad los cambios propuestos, no debía afirmar con un acto de guerra el ser vencido, derrotado y humillado. La mente en tal situación generaba todo un arsenal de resentimiento que le sumía en la depresión momentánea de la que tenía que salir. 

Así que se decía, a sí mismo, que no se trataba de ninguna guerra, de ningún enfrentamiento, de ningún escarceo militar. Sólo se trataba de alternativas para adecuarse mejor a las circunstancias del momento. Eso le hacía cambiar el objetivo y olvidaba todo el arsenal bélico de su mente. 

“No puedes resolver el problema de la autoridad menospreciando el poder de tu mente. Hacer esto es engañarte a ti mismo, y ello te hará daño porque realmente comprendes el poder de tu mente”. 

“Comprendes también que no puedes debilitarla, de la misma manera que tampoco puedes debilitar a Dios. ‘El diablo’ es un concepto aterrador porque parece ser sumamente poderoso y sumamente dinámico”. 

“Se le percibe como una fuerza que lucha contra Dios por la posesión de Sus creaciones. El diablo engaña con mentiras, y erige reinos en los que todo está en directa oposición a Dios”. 

“Sin embargo, atrae a los hombres en vez de repelerlos, y estos están dispuestos a ‘venderle’ sus almas a cambio de regalos sin ningún valor. Esto no tiene ningún sentido”. 

Guille entendía que debía ser sabio. Debía conservar el equilibrio sereno para evitar caer en los vaivenes de las emociones que distorsionaban, bajo el peso de la culpa y del ataque, la realidad. Cualquier decisión que tomara, dado el poder de la mente, podría ser un acierto o un error que le afectaría directamente. 

La ira, el despecho, el menosprecio, le lanzaría en las reacciones más adversas que destrozarían el poder interno de su paz y de su equilibrio. Reconocía que no podía vivir sin equilibrio para evitar la distorsión de su visión personal. Todo lo que pasaba en su vida era como un laboratorio de aprendizaje. 

Tenía elementos similares a la pólvora en sus manos, en su interior. Poseía reactivos que harían explotar sus emociones como una caldera hirviendo quemando todo a su alrededor. En ocasiones, veía un volcán que se enfurecía con un rugido inmenso. 

Por ello, el poder de su mente debía ser tenido en cuenta. Se repetía la frase: “Comprendes también que no puedes debilitarla, de la misma manera que tampoco puedes debilitar a Dios”. Guille captaba que debilitar a Dios era abrirle la puerta al concepto aterrador del ‘diablo’.

viernes, mayo 25

CIMIENTOS DEL PENSAMIENTO

Benito pensaba. Le era grato ejercitar tal habilidad sobre todo rodeado por la naturaleza y sintiendo la fresca brisa acariciando su rostro. Sus momentos de reflexión tenían sabor de gloria, de momentos excelsos y de descubrimientos que lo llenaban de una nueva energía. 

Dirigía sus ideas hacia todo lo que lo rodeaba. Agradecía a todos los estudiosos de los siglos anteriores que habían encontrado tantas explicaciones para las maravillas que nos rodeaban. Y eso era motivo de gozo y de aprecio para los ojos que captaban esos misterios desvelados. 

Era consciente del poder del pensamiento. Cuando estaba acertado, era como un rayo de gran potencia que traspasaba más allá de la materia. Cuando estaba equivocado, producía también gran efecto en la gente. Las ideas de las personas eran poderosas. 

Nunca pudo olvidar el experimento que realizó con algunos de sus alumnos. Distribuyó varios alumnos entre el edificio del dormitorio y el de las clases. Era un paseo de cinco minutos. El primero se encontró con la persona objeto del experimento. Lo saludó y le dijo que no había dormido muy bien. Su cara lo decía todo. 

El compañero del experimento dijo que realmente había tenido una buena noche. Unos segundos más tarde, se encontró con el segundo. También le comentó que tenía una cara un poco desencajada. La noche le había traído alguna que otra pesadilla. Se extrañó el muchacho y dijo que era una coincidencia esas dos opiniones. 

Faltaba el encuentro con el tercero. Directamente le dijo que se fuera para la habitación. Su aspecto no era bueno. Le dijo que no se preocupara. Él se lo diría al profesor. El muchacho empezó a temblar y a preocuparse. ¿Tendrían razón sus compañeros? 

El cuarto compañero lo abordó y abundó en los mensajes anteriores. El muchacho accedió. Lo bajaron a la habitación. Le pusieron el termómetro y tenía fiebre. Le aconsejaron que estuviera en la cama y que en el recreo lo visitarían. Benito conocía el poder de las palabras, el poder de las ideas. Eran capaces de crear una sensación que no existía previamente de modo objetivo. 

“Todo sistema de pensamiento tiene que tener un punto de partida. Empieza ya sea creando o fabricando, diferencia ésta a la que ya hemos hecho referencia. La semejanza entre ambas cosas reside en el poder que tienen como cimientos”. 

“Su diferencia, en lo que descansa sobre ellas. Ambas son piedras angulares de sistemas de creencias por las que uno rige su vida. Creer que un sistema de pensamiento basado en mentiras es débil es un error”. 

“Nada que un Hijo de Dios haya hecho carece de poder. Es esencial de que te des cuenta de esto, pues, de lo contrario, no podrás escapar de la prisión que tú mismo te has construido”. 

Benito se quedaba atónito ante tal afirmación. No había considerado la posibilidad de que un sistema basado en la mentira tuviera tanto poder. Pero con la experiencia que había realizado con uno de sus alumnos, una serie de mentiras fue capaz de crear una realidad falsa. 

Una realidad que hizo pasar a un muchacho que se encontraba perfectamente en la cama hasta el mediodía. El profesor lo visitó y le dijo la verdad del experimento. Las mentiras, aunque falsas, repetidas y compartidas con apariencia de verdad, tenían un poder nunca previsto de antemano. 

Leía y releía: “Creer que un sistema de pensamiento basado en mentiras es débil es un error”. Era un paso más en su camino del pensamiento.

jueves, mayo 24

ACEPTO MI HERENCIA

Samuel recordaba los momentos en los que sentía que le faltaba algo. Se sentía desprovisto de algún elemento que él consideraba como muy importante. Esa carencia le quitaba, en ocasiones, la energía. Se sentía desfavorecido al compararse con otras personas que sí lo tenían. 

Una profunda sensación de carencia le impedía vivir con plenitud. Un día decidió aceptar que no todos podían tener lo mismo. Aceptó que debía administrar los dones que tenía y las oportunidades que se le presentaban. Esa actitud lo tranquilizó mucho. Cada uno era administrador de sus recursos internos y externos. 

Lo que no sabía era que sus recursos internos eran mayores de lo que pensaba. Al leer aquellas líneas se quedó maravillado de todo lo maravilloso que albergaba y se alegraba mucho de ser consciente de tanto tesoro que el Eterno había puesto en el interior de cada una de sus criaturas. 

“No hay nadie que de una manera u otra no se sienta aprisionado. Si ese es el resultado de su libre albedrío, tiene, por ende, que considerar que su voluntad no es libre, o, de lo contrario, el razonamiento circular de esta premisa sería evidente”. 

“El libre albedrío no puede sino conducir a la libertad. Los juicios siempre aprisionan, ya que fragmentan la realidad con las inestables balanzas del deseo. Los deseos no son hechos. Desear implica que ejercer la voluntad no es suficiente”. 

“Sin embargo, nadie que esté en su mente recta podría creer que lo que desea es tan real como lo que su voluntad dispone. En vez de ‘Busca primero el Reino de los Cielos’”. 

“di ‘Que tu voluntad sea antes que nada alcanzar el Reino de los Cielos’ y habrás dicho ‘Sé lo que soy y acepto mi herencia’”. 

Samuel reconocía que el objetivo que debía alcanzar estaba más allá de sus posibilidades. Se había repetido muchas veces que el Reino de los Cielos era una perfección que no le era posible vivir. Otras personas le repetían que era un regalo del Cielo. 

En ese momento reconoció que el Reino de los Cielos era una posibilidad que estaba a su alcance. Todo objetivo que él decía que era inalcanzable era una imposibilidad para él. Por tanto, nunca ocurría en su vida. Lo imposible quedaba en el terreno de lo imposible. 

Cambiar ese objetivo le era posible. Se repetía la frase: ‘que tu voluntad sea antes que nada alcanzar el Reino de los Cielos’. La frase que seguía la entretenía en su mente con mucho gozo. No se trataba de alcanzar el Reino de los Cielos. Se trataba de permitir que el Reino de los Cielos llegara a su vida de forma natural. 

Nunca una frase le había cambiado un elemento tan esencial: ‘sé lo que soy y acepto mi herencia’. No se trataba de alcanzar. Se trataba de permitir que el Reino de los Cielos bajara como su herencia natural.

miércoles, mayo 23

LA PAZ, NUESTRO PATRIMONIO

Daniel había escuchado desde pequeño la expresión citada por el maestro de todos los tiempos: “Mi paz os dejo, mi paz os doy. No os la doy como el mundo la da”. Una experiencia que no sabía aquilatar muy bien. Como niño disfrutaba de una seguridad de sus padres que le calmaban y le daban la paz. 

Al paso del tiempo, fue conociendo todas las tendencias que venían de la espiritualidad hindú. Todas ellas se centraban en proporcionar tranquilidad y paz al alma. Todas dirigían su foco en encontrar esa paz interior que calmaba y tranquilizaba todo el tráfico que pasaba por sus mentes. 

La paz, ahora, adquiría un acento muy intenso en la vida de las personas. Poder callar la voz interna que trataba de resolver mil problemas era un medio de quitar la paz. La voz que se obsesionaba en cómo hacer varias acciones a la vez necesitaba de esa paz para dejar de distorsionar la realidad. 

Los ecos de paz resonaban en su interior con una comprensión mucho mayor: “la paz es el patrimonio natural del espíritu. Todo el mundo es libre de rechazar su herencia, pero no de establecer lo que ésta es”. 

“El problema que todos tienen que resolver es la cuestión fundamental de la autoría. Todo miedo procede en última instancia, y a veces por rutas muy tortuosas, de negar la verdadera Autoría”. 

“La ofensa no es nunca contra Dios, sino contra aquellos que lo niegan. Negar su Autoría es negarte a ti mismo la razón de tu paz, de modo que sólo te puedes ver a ti mismo fragmentado. Esta extraña percepción es el problema de la autoridad”. 

Daniel captaba el origen de la paz. Su paz infantil radicaba en sus padres. Su paz de adulto radicaba en su Padre Celestial. Era la visión que impedía verse fragmentado. Esa unidad hecha pedazos era la causa de su falta de paz. 

Se deleitaba con la primera afirmación que le había llegado muy hondo: “la paz es el patrimonio natural del espíritu”. Su cabeza, sus pensamientos y sus ojos asentían esa frase en su experiencia. La confianza que sus padres le daban en su niñez, era la confianza que le daba el Eterno. 

La frase del maestro de todos los siglos podría cambiarse así: “La paz os dejo, la paz os devuelvo. Es vuestra paz. Nadie os la puede quitar excepto vosotros mismos”.

martes, mayo 22

EL ORIGEN DEL RECHAZO

David se sorprendía de que muchas situaciones que temía en la vida él mismo se las creaba. Había escuchado muchas veces de que éramos creadores de nuestra propia experiencia. Muchos temores que anidaban en nuestro interior nos ocurrían y reconocíamos que lo habíamos previsto de antemano. 

Lo que acababa de descubrir era que no era un motivo de previsión. Era una causa de realización. Aquello que temíamos nos sucedía porque lo íbamos generando en nuestra mente e íbamos creando las circunstancias oportunas para que se realizara. 

David había aprendido que delante de un perro no debía tener miedo. Debía conservar la paz, la tranquilidad y transmitirla al animal. De otro modo, el perro captaba el miedo que recorría su cuerpo y ese miedo provocaba en el perro la actitud de defensa y por ello, se producía el ataque. 

“Sólo los que abandonan todo deseo de rechazar pueden saber que es imposible que ellos puedan ser rechazados. No has usurpado el poder de Dios, pero lo has perdido”. 

“Afortunadamente, perder algo no significa que haya desaparecido. Significa simplemente que no recuerdas dónde está. Su existencia no depende de que puedas identificarlo, o incluso localizarlo”. 

“Es posible contemplar la realidad sin juzgar y simplemente saber que está ahí”. 

Era toda una maravilla abandonar todo deseo de rechazar. Ese elemento que, en muchas ocasiones, hemos juzgado como un poder de nuestra mente, era realmente una debilidad grande. Nos hacía vulnerables. Si éramos capaces de rechazar, éramos capaces de ser rechazados por los demás. 

Así se cumplía la ley de que nos sucedía aquello que temíamos, aquello que practicábamos, aquello que pensábamos, aquello que conformaba nuestra vida. Una mirada positiva, comprensiva, perdonadora, abierta, franca y noble atraía muchas experiencias nobles y francas a nuestra existencia. 

La vida en sí no era ni mala ni buena. La vida en sí era como la cualidad de nuestra mirada. David se regocijaba. Hacía tiempo que había escogido ver la nobleza de las personas y disfrutar con esa parte buena que a ninguna persona le faltaba.

lunes, mayo 21

TOMARSE DEMASIADO EN SERIO

Abel se quedó pensativo ante la afirmación de uno de sus profesores admirados. Le dijo que se tomaba demasiado en serio. Todo lo que afirmaba lo hacía con una fuerza inusitada y parecía que era una verdad absoluta. Esa expresión de su forma de ser nunca lo abandonó. 

La implicación que tomaba con cualquier tema, idea, o concepto que entendía, era total. Pero con el tiempo descubrió que su percepción era parcial y no podía contener, en muchas ocasiones, toda la verdad. Fue relativizando algunas opciones que había tomado y empezó a buscar la esencia que lo dirigiera todo. 

“El problema de la autoridad es en realidad un problema de autoría. Cuando tienes un problema de autoridad, es siempre porque crees ser tu propio autor y proyectas ese engaño sobre los demás”. 

“Percibes entonces la situación como una en que los demás están literalmente luchando contigo para arrebatarte tu autoría. Éste es el error fundamental de todos aquellos que creen haber usurpado el poder de Dios”. 

“Esta creencia les resulta aterradora, pero a Dios ni siquiera le inquieta. Él está deseoso, no obstante, de erradicarla, no como un castigo para Sus Hijos, sino tan sólo porque sabe que les produce infelicidad”. 

“Las creaciones de Dios disponen de la auténtica Autoría, mas tú prefieres permanecer anónimo cuando eliges separarte de tu Autor. Al no tener certeza con respecto a Quién es tu verdadero Autor, crees que tu creación fue anónima”. 

“Esto te pone en una situación en la que lo único que parece tener sentido es creer que tú te creaste a ti mismo. La disputa acerca de quién es tu autor ha dejado a tu mente en tal estado de incertidumbre que ésta puede incluso llegar a dudar de que tú realmente existas”. 

Abel empezaba a entrever la esencia de tomarse demasiado en serio. La seguridad que buscaba en su interior, la seguridad de compartir sus hallazgos, la fuerza con las que los compartía era una búsqueda de seguridad interior por reafirmarse. 

Era una forma de aferrarse a algo sólido producto de su mente, de su reflexión, de sus lecturas y de sus hallazgos. Toda esa búsqueda de seguridad se disolvía con la aceptación de la autoría divina y la aplicación de esos principios divinos a su vida. 

Su experiencia respondía estupendamente. Y su verdad ya no necesitaba de fuerza, de persuasión, de compromiso. Todo se desarrollaba desde la paz porque la seguridad ya había sido alcanzada. Él no era el autor de nada. Dios lo era de todo. Y aceptaba ese principio con todo su corazón.

domingo, mayo 20

LA RAÍZ DE TODO MAL

Josué había escuchado que la raíz de todo mal estaba en el dinero. Era una afirmación bastante acertada. Todos los humanos eran proclives a caer en la tentación de conseguir dinero por medios deshonestos. El poder que entrañaba el dinero era un elemento básico para ansiarlo. 

A pesar de eso, acababa de leer que la raíz de todo mal estaba en otro elemento que nunca había considerado. Era como ir más hondo, más profundo y más tratando con la esencia. Quizás el dinero era un derivado de ese interior. Una equivocación que nos guiaba por otros senderos. 

Era capaz de quitarnos la paz, la tranquilidad, la serenidad, el buen ánimo y la buena vida. Nos vapuleaba como un trapo sucio y nos sacudía con la fuerza de nuestras emociones desatadas sin ningún control. Una degradación que nos quitaba nuestros quilates de dignidad como persona. 

“He hablado de distintos síntomas, y, a ese nivel, la variedad de los mismos es casi infinita. Todo ellos tienen, no obstante, una sola causa: el problema de autoridad. Ésta es ‘la raíz de todo mal’”. 

“Cada síntoma que el ego inventa es una contradicción debido a que la mente está dividida entre el ego y el Espíritu Santo, de tal modo que cualquier cosa que el ego haga es parcial y contradictoria”. 

“Esta posición insostenible es el resultado del problema de la autoridad que, al aceptar como premisa el único pensamiento inconcebible, sólo puede producir ideas que son inconcebibles”. 

Josué admitía que a ningún humano le gustaba ser desautorizado. La afirmación de cada persona se basaba en la autoridad que le confería cada uno de nosotros. Éramos capaces de enfrentarnos a quien se presentara con tal de defender nuestra autoridad que habíamos comprometido. 

Ahora Josué veía con mayor claridad el problema de la autoridad: ‘la raíz de todo mal’. No podíamos quedar en entredicho. Defendíamos lo indefendible. Nos comprometíamos con lo impensable. Nuestra autoridad y nuestro honor (según nosotros) no podía tocarse. 

Muchos enfrentamientos podrían resolverse solamente con la idea de admitir que no teníamos la razón en toda su extensión. Era imposible abarcar todos los detalles y todos los significados. Además, la verdad se defendía por sí sola. 

Dejar de lado el problema de la autoridad y aferrarnos a la verdad que nos envolvía por completo era la actitud más valiente, heroica y noble que siempre, Josué había admirado en las historias, en las incidencias y en todas sus experiencias.

viernes, mayo 18

TUS PALABRAS DEBEN REFLEJAR SÓLO MISERICORDIA

Benjamín reconocía que aquella persona que el Eterno había puesto en su camino reflejaba siempre bondad. Una comprensión misericordiosa acompañaba siempre sus actos, sus saludos, sus encuentros y sus conversaciones. 

Gozaba de un apoyo intenso de todas las personas que trabajaban en la institución. Era un deleite, un maestro en cada incidencia de la vida. Siempre estaba sereno. Siempre estaba abierto a escuchar. Era una persona dada a su trabajo y a sus compañeros de trabajo. 

Benjamín, pasado los años, sentía que aquel sentimiento que vivía con aquel hombre se profundizaba con mucha paz y mucha tranquilidad. Sabía unir a las personas. Sabía reconducir los caminos de enfrentamiento. Sabía abrir nuevas sendas a todas las personas. 

“Dios ofrece únicamente misericordia. Tus palabras deben reflejar sólo misericordia porque eso es lo que has recibido y eso es lo que deberías dar. La justicia es un expediente temporal, o un intento de enseñarte la misericordia”. 

“Es juzgadora porque tú eres capaz de cometer injusticias”. 

Ante aquellas palabras, Benjamín sentía que no era una idealidad. Las había visto reflejadas en todas las ocasiones que había mantenido contacto con aquel hombre. Se repetía: “la justicia es un expediente temporal, o un intento de enseñarte misericordia”. 

Benjamín concluía que toda acción, toda determinación, todo pensamiento debía dirigirse a la misericordia. “Tus palabras deben reflejar sólo misericordia porque eso es lo que has recibido y eso es lo que deberías dar”. 

La mente de Benjamín se regocijaba, se alegraba, se abría hacia el infinito. Una sensación liberadora lo embriagaba, lo envolvía y lo catapultaba a nuevas sensaciones de su mente y de su alma. Era un cielo azul que se abría ante sus ojos. 

Estaba hecho de misericordia y cuando la misericordia ocupaba el lugar en su interior, henchía de verdad, de alegría y de una naturalidad excelente. Su naturalidad se revelaba de una manera especial.

jueves, mayo 17

AGOTAMIENTO CONTINUO Y CONSTANTE

Iván no salía de su asombro. Siempre había referido el cansancio a la actividad física y a la actividad de estudiar. Ambas actividades consumían energías y ofrecían resultados. Era natural cansarse. En una, el cuerpo se desarrollaba en sus músculos y en sus potencialidades físicas. 

En la otra, la cabeza tomaba el timón de la actividad y procuraba comprender y memorizar los nuevos aprendizajes. Hasta aquí todo iba bien. Una vez liberado del esfuerzo, la vida volvía a su normalidad. El cansancio aparecía y se refería a las actividades del día. 

Lo que acababa de descubrir era que su cansancio también se refería a la incesante actividad de su mente que no dejaba de pensar, comparar, montar campañas de discusiones en su interior y de enfadarse él mismo sin mediar otra persona. Sólo sus pensamientos le bastaban para montarse el teatro. 

Momentos donde la paz debía presidir la conciencia, se convertían, por el arte del continuo runruneo del cerebro, en un conjunto abigarrado de imágenes y de situaciones virtuales sólo válidas para su mente. 

“Cuando te sientes cansado es porque te has juzgado a ti mismo como capaz de estar cansado. Cuando te ríes de alguien es porque has juzgado a esa persona como alguien que no vale nada”. 

“Cuando te ríes de ti mismo no puedes por menos reírte de los demás, aunque sólo sea porque no puedes tolerar la idea de ser menos que ellos. Todo esto hace que te sientas cansado, ya que es algo básicamente descorazonador”. 

“No eres realmente capaz de estar cansado, pero eres muy capaz de agotarte a ti mismo. La fatiga que produce el juzgar continuamente es algo realmente intolerable”. 

“Es curioso que una actividad tan debilitante goce de tanta popularidad. No obstante, si deseas ser el autor de la realidad, te empeñarás en aferrarte a los juicios”. 

“También les tendrás miedo, y creerás que algún día serán usados contra ti. Sin embargo, esta creencia sólo puede existir en la medida en que creas en la eficacia de los juicios como un arma para defender tu autoridad”. 

Iván entendía un poco mejor por qué en muchos momentos deseaba la paz como una necesidad total. “Todo esto hace que te sientas cansado, ya que es algo básicamente descorazonador”. Esa frase le había llegado al corazón. Todo juicio descubría lo negativo. 

Esa negatividad se escondía en el corazón y lo minaba de una forma continua y constante. Éramos totalmente inconscientes de ese trabajo callado, pero fuertemente destructor. El corazón nos daba la vida en todos los niveles. El corazón feliz nos relajaba, nos quitaba preocupaciones, nos impedía el agotamiento. 

Guardar el corazón satisfecho era nuestro tesoro misterioso que estaba a nuestro alcance. 

miércoles, mayo 16

JUZGAR IMPIDE CONOCER

Gonzalo estaba inquieto. Siempre había creído que juzgar era una herramienta para el conocimiento de la realidad. Ahora leía que juzgar le impedía conocer. Reconocía, en esos momentos, que juzgar le había hecho destacar, subrayar y magnificar algún elemento negativo de la otra persona. 

Ese elemento indicado era cierto. Ahora dudaba de su valoración, de su trascendencia y de la falta de comprensión total de esa incidencia. La razón le repetía que tenía razón. No se había equivocado. El corazón le susurraba que debía relativizar. Había elementos que no estaba teniendo en cuenta. 

Un debate entre razón y corazón que siempre se presentaba en cada incidencia de la experiencia. La decisión era nuestra. No dependía de nadie más. Ante la doble vertiente que vivía en su interior debía decidir cuál escoger. Aceptaba que la comunicación del corazón estaba más cerca de la realidad comprensiva. 

“No tienes idea del tremendo alivio y de la profunda paz que resultan de estar con tus hermanos o contigo mismo sin emitir juicios de ninguna clase. Cuando reconozcas lo que eres y lo que tus hermanos son, te darás cuenta de que juzgarlos de cualquier forma que sea no tiene sentido”. 

“De hecho, pierdes el significado de lo que ellos son precisamente porque los juzgas. Toda incertidumbre procede de la creencia de que es imprescindible juzgar”. 

“No tienes que juzgar para organizar tu vida, y definitivamente no tienes que hacerlo para organizarte a ti mismo. En presencia del conocimiento todo juicio queda automáticamente suspendido”. 

“Y este es el proceso que le permite al conocimiento reemplazar a la percepción”. 

Gonzalo se había reconocido en esa afirmación: “Toda incertidumbre procede de la creencia de que es imprescindible juzgar”. Para él, toda verdad era producto de un buen juicio. Pero, reconocía con claridad que el juicio era necesario para la percepción, no para el conocimiento. 

“No tienes que juzgar para organizar tu vida, y definitivamente no tienes que hacerlo para organizarte a ti mismo. En presencia del conocimiento todo juicio queda automáticamente suspendido”. Gonzalo lo grababa en su corazón.

martes, mayo 15

JUZGAR NOS QUITA LA PAZ

José estaba seguro de que él no tenía ninguna equivocación en aquel asunto. Cada vez que venía a su mente la incidencia, se sentía tranquilo y no creía que debía cambiar. El asunto trataba del quebranto de una relación con una persona muy apreciada. 

A pesar de sentirse tranquilo, cada vez que juzgaba llegaba a la misma conclusión, pero sentía que en su interior algo le faltaba. No había sido su iniciativa. Había sido la decisión de su ‘amigo’. No podía, por menos que aceptarla, aunque no le gustara. 

Pasado el tiempo su juicio continuaba siendo el mismo. Sin embargo, cierto día debía admitir que, además de aceptarla, debía comprenderla, entenderla y perdonarla. Ese juicio continuo y constante le producía cierto resquemor en su interior. 

No le había gustado aquella decisión que tomó su amigo. No la hubiera esperado, pero era lo que había. Se trataba de aceptar las decisiones de los demás. El respeto y el aprecio mutuo establecía que la relación siguiera por senderos sencillos de saludos y de comentarios escuetos y precisos. 

“La decisión de juzgar en vez de conocer es lo que nos hace perder la paz. Juzgar es el proceso en el que se basa la percepción, pero no el conocimiento. He hecho referencia a esto al hablar de la naturaleza selectiva de la percepción, y he señalado que la evaluación es obviamente su requisito previo”. 

“Los juicios siempre entrañan rechazos. Nunca ponen de relieve solamente los aspectos positivos de lo que juzgan, ya sea en ti o en otros. Lo que se ha percibido y se ha rechazado, o lo que se ha juzgado que es imperfecto permanece en tu mente porque ha sido percibido”. 

“Una de las ilusiones de la que adoleces es la creencia de que los juicios que emites no tienen ningún efecto. Esto no puede ser verdad a menos que también creas que aquello contra lo que has juzgado no existe”. 

“Obviamente no crees esto, pues, de lo contrario, no lo habrías juzgado. En última instancia, no importa si tus juicios son acertados o no, pues, en cualquier caso, estás depositando tu fe en lo irreal”. 

“Esto es inevitable, independientemente del tipo de juicio de que se trate, ya que juzgar implica que abrigas la creencia de que la realidad está a tu disposición para que puedas seleccionar de ella lo que mejor te parezca”. 

José se daba cuenta de que la repetición del juicio señalando los puntos débiles y los defectos era una forma de grabarlos en su interior. Descubrió que el juicio era una forma de herirse personalmente así mismo. Y eso era un contrasentido. 

Tuvo que abandonar el hábito de juzgar para ver en los demás solamente lo positivo y hablar de las mejores cualidades que cada persona tenía. Eso provocaba subrayarlas y animarnos unos a otros a hablar siempre de lo mejor en los demás y no herirnos a nosotros mismos. 


lunes, mayo 14

TU VALÍA, MÁS ALLÁ DE LA PERCEPCIÓN

Darío en su experiencia de profesor había visto cómo muchos alumnos tenían una idea de sí mismos que coincidía con la idea de sus padres. Otros tenían una idea basada en sus comparaciones con sus compañeros. Algunos arrastraban una idea que alguien de la familia les dijo sobre su poca valía. 

Ahora se daba cuenta de que la idea que se tenía de uno mismo se basaba en algo externo. No nacía del interior. No era una seguridad personal que emanaba del carácter personal interior. Siempre variaba según las comparaciones valorativas con otros y de esas comparaciones se sacaban conclusiones. 

La gente que nos quería apostaba por nosotros. Pero eso, en momentos, sabíamos descontarlo porque, de inmediato, poníamos el pensamiento de que eran personas que nos amaban. Ellas exageraban. Era mucho más tenido en cuenta la opinión del grupo de amigos, y otras personas que nos influenciaban. 

“Mientras continúe habiendo percepción, la oración será necesaria. Puesto que la percepción se basa en la escasez, los que perciben no han aceptado totalmente la Expiación ni se han entregado a la verdad”. 

“La percepción se basa en un estado de separación, así que todo aquel que de alguna manera percibe, tiene necesidad de curación. El estado natural de los que gozan conocimiento es la comunión, no la oración”. 

“Dios y Su milagro son inseparables. ¡Cuán bellos son en verdad los pensamientos de Dios que viven en Su Luz! Tu valía está más allá de la percepción porque está más allá de toda duda”. 

“No te percibas a ti mismo bajo ninguna otra luz. Conócete en la Única Luz en la que el milagro que eres se alza en perfecta claridad”. 

Darío veía con claridad el problema de la escasez en la percepción. Había visto alumnos extraordinarios, capaces de alcanzar metas estupendas, fracasar por la baja autoestima, por la percepción de una valoración escasa de sí mismos. 

Dejaba esa frase que le había llegado al alma balancearse en su interior gozando con ella: “El estado natural de los que gozan conocimiento es la comunión, no la oración”. La persona gozaba comunión con un ser infinito. 

Con una baja autoestima, debía pedir en oración mucha ayuda. Darío se fortalecía porque su comunión se ampliaba y en cada ocasión experimentaba una paz y una energía plena que lo dejaba repleto en todo nivel.

domingo, mayo 13

PERDÓN SANADOR

Mario recordaba la anécdota que les había compartido el profesor de química. Dijo que además de los remedios naturales y del uso de las medicinas, había un poder dentro del ser humano del que era inconsciente. Cierto doctor no sabiendo cómo aconsejar más a su paciente un día le comentó. 

- Voy a recetarte una medicina nueva que va a resolverte todos los problemas. Tus continuos problemas de preocupaciones van a desaparecer. Te voy a escribir la receta. Vas a la farmacia y allí te la prepararán. Te la tomas y dentro de un mes hablamos. ¿Te parece bien? 

- Sí, muy bien, doctor. Eso me suena genial. Le extendió la receta y le escribió la siguiente frase que el hombre no entendió: ácido acetil salicílico. 

Con la receta, el señor fue a la farmacia. El doctor ya había quedado con el farmacéutico para que se la preparara. La fórmula química se trataba de una sencilla aspirina machacada en polvo. Así fue visitando la farmacia y tomándose la dosis que le había prescrito. 

Dentro de un mes, el doctor y el paciente volvieron a verse. El paciente le estaba profundamente agradecido. Le dijo que le había quitado un peso de encima. El doctor lo auscultó, le hizo varias preguntas y le dijo que siguiera tomando un mes más dicho medicamento. 

El doctor sabía que el poder de la mente era muy grande. Desviando su atención de sus dolencias imaginadas hacia el nuevo medicamento, realmente mejoró, pero no podía decirle el remedio que había utilizado. 

“El perdón es lo que sana la percepción de la separación. Es necesario que percibas correctamente a tu hermano debido a que las mentes han elegido considerarse a sí mismas como entidades separadas”. 

“El espíritu tiene absoluto conocimiento de Dios. En eso radica su poder milagroso. El hecho de que cada uno de nosotros disponga de ese poder en su totalidad es una condición enteramente ajena al pensar del mundo”. 

“El mundo cree que, si alguien lo tiene todo, no queda nada para los demás. Mas los milagros de Dios son tan totales como sus Pensamientos porque son Sus Pensamientos”. 

Mario no había podido olvidar aquel incidente de la aspirina. La focalización era vital para orientar el trabajo de la mente. El doctor cambió la idea de negatividad sobre la idea de remedio-solución en un medicamento. El hombre, que confiaba en su doctor, le creyó totalmente. 

Así un cambio de consideración, descubrió que la misma mente mal enfocada era capaz de hacer enfermar al cuerpo y a la persona. Era capaz de tener una idea de los demás totalmente distorsionada. Ver a nuestros hermanos como parte de nuestro propio espíritu, era vital para desarrollar ese perdón sanador. 

Ese era una remedio total y enriquecedor para todos.

viernes, mayo 11

CONCIENCIA PARCIAL

Luis estaba cansado de ver conclusiones distintas ante una misma incidencia, un mismo hecho, un mismo acontecimiento. A pesar de tener todos ojos, no veían lo mismo. Cada uno percibía parcialmente. No eran capaces de captar la totalidad. 

La percepción estaba distorsionada por la interpretación. Esa interpretación estaba orientada por las creencias, por las actitudes, por los propios intereses. Cada uno llegaba a una conclusión diferente, distinta y, en ocasiones, opuesta entre ellos. 

Todo un mecanismo de interpretación que no alcanzaba a ver la objetividad del hecho en sí. Nunca se podía conocer la opinión sobre un hecho de forma objetiva. Siempre el informador se situaba desde su interpretación. A lo sumo lo que captaba el oyente era la opinión personal de la persona en cuestión. 

Nuestra visión de las cosas era totalmente parcial. “¿Qué le ocurre a la percepción en ausencia de juicios, o de nada que no sea perfecta igualdad? Percibir se vuelve imposible. La verdad sólo se puede conocer”. 

“Toda ella es igualmente verdadera, y conocer cualquier parte de ella es conocerla en su totalidad. Únicamente la percepción entraña una conciencia parcial”. 

“El conocimiento trasciende las leyes que gobiernan la percepción porque un conocimiento parcial es imposible. El conocimiento es uno y no tiene partes separadas”. 

“Tú que eres realmente uno con él, sólo necesitas conocerte a ti mismo para que tu conocimiento sea total. Conocer el milagro de Dios es conocerlo a Él”. 

Luis reconocía que era vital conocernos a nosotros mismos. Era la vía para llegar al Eterno. Era el camino para llegar al conocimiento. Nosotros somos criaturas del Padre. Entre Él y nosotros no hay parcialidad. 

Y se repetía para sus adentros: “Tú que eres realmente uno con él, sólo necesitas conocerte a ti mismo para que tu conocimiento sea total. Conocer el milagro de Dios es conocerlo a Él”.

jueves, mayo 10

A IMAGEN Y SEMEJANZA

Enrique le había dado muchas vueltas a esa expresión de que éramos creados a imagen y semejanza de Dios. Difícil de entender si no conocíamos personalmente a Dios. Toda una expresión sujeta a muchas interpretaciones y a muchas genialidades de sentido. 

Por una parte, era todo un honor reflejar la semejanza del Creador. Por otra parte, nosotros teníamos una parte física muy evidente. Procedíamos del barro de la tierra: un material humilde y sin valor. Por ello, se nos repetía que éramos polvo y en polvo nos íbamos a convertir. 

Algunos nos decían que, a pesar de la sencillez de la tierra, Dios se dignó poner su Espíritu en ese frágil vaso. Otros subrayaban que una vez muertos todo se acababa. A pesar del mismo origen, la humanidad ha tratado a lo largo de su historia de separar a hombres dignos de hombres indignos. 

Hombres libres de hombres esclavos. Si eras considerado ciudadano romano, tenías todos los derechos de las personas. Si no eras considerado como tal, cualquiera podía quitarte la vida sin cometer ningún delito: la civilización y la barbarie. 

Hombres humanistas siempre han estado blandiendo su fuerza de espíritu para destacar que el origen de la humanidad es el mismo. Por ello, todos tienen la misma dignidad. Gracias a esos hombres el mundo civilizado ha ido progresando. 

“La afirmación ‘Dios creó al hombre a imagen y semejanza propia’ necesita ser reinterpretada. ‘Imagen’ puede entenderse como ‘pensamiento’ y ‘semejanza’ como ‘de una calidad semejante’. Dios efectivamente creó al espíritu en Su Propio Pensamiento y de una calidad semejante a la Suya Propia”. 

“No hay nada más. La percepción, por otra parte, no puede tener lugar sin la creencia en ‘mas’ y en ‘menos’. La percepción entraña selectividad a todo nivel. Es un proceso continuo de organización y reorganización, de sustitución y cambio”. 

“Evaluar es un aspecto esencial de la percepción, ya que para poder seleccionar es necesario juzgar”. 

Enrique comprendía que el pensamiento era vital en la persona. Era lo más destacado de cada ser viviente. Era lo más valioso del género humano. Y esa imagen de cada ser hablante era el reflejo de la imagen de Dios en el hombre. 

Un pensamiento divino y de una calidad semejante al Espíritu del Creador. Enrique se entristecía al ver cómo en muchas ocasiones, en muchas incidencias de la vida donde el respeto no se ejercía, una acción sistemática de quitarle la dignidad a las personas entraba en acción. 

El acoso escolar, los enfrentamientos al tildar a los demás de enemigos, resolver las desavenencias por la fuerza, y así se podría seguir. Pero hay cantidad de muchas personas que saben respetar, valorar, admirar, y unirse con toda la humanidad y compartir un mensaje de unidad que hacía feliz al alma humana.

miércoles, mayo 9

LA ORACIÓN DE PERDÓN

Carlos recordaba con emoción contenida la definición de oración que descubrió a sus veintidós años. “Orar es el acto de abrir el corazón a Dios como a un amigo”. Fue todo un descubrimiento en su experiencia. Desde pequeño siempre había visto una enorme distancia entre los mayores y los pequeños, entre Dios y sus criaturas. 

Las normas de educación subrayaban esa distancia. En ocasiones, había visto a personas menores sentirse abrumadas por los mayores. Se decía que las personas mayores siempre tenían razón. Carlos se oponía a esa definición. Ser mayor no era sinónimo de sabiduría. Muchos mayores estaban equivocados. 

Lo sentía en su corazón. Su boca estaba sellada por no poder hablar. Pero su mente se rebelaba porque esa máxima de que los mayores siempre tenían razón no era justa. Los pequeños, en ocasiones, tenían visiones más acertadas que algunas personas mayores. 

A lo largo de su vida, fue descubriendo en muchos momentos que la verdad no estaba en la edad. La verdad estaba en las mentes comprensivas, universales, ayudadoras y sensibles. Él mismo, como profesor, tuvo que aprender que sus alumnos le podían enseñar hermosas visiones. 

“La oración es una forma de pedir algo. Es el vehículo de los milagros. Mas la única oración que tiene sentido es la del perdón porque los que han sido perdonados lo tienen todo”. 

“Una vez que se ha aceptado el perdón, la oración, en su sentido usual, deja de tener sentido. La oración del perdón no es más que una petición para que puedas reconocer lo que ya posees”. 

“Cuando elegiste la percepción en vez del conocimiento, te colocaste en una posición en la que sólo percibiendo milagrosamente podías parecerte a tu Padre. Has perdido el conocimiento de que tú mismo eres un milagro de Dios”. 

“La creación es tu Fuente y es también la única función que verdaderamente tienes”. 

Carlos se adentraba un poco más en esa relación con su Padre. Además de abrirle su corazón como a un amigo, descubría que el perdón radicaba en aceptar que era verdaderamente un Hijo de su Padre, creado por Él, y que él mismo era un milagro de Dios. 

Era pasar de considerar a Dios como un amigo, a ser un fruto maravilloso de su Padre. La confianza era tal que se podía ver a sí mismo sin ninguna distorsión. ¡Hijo del Padre Celestial! Una aceptación que rompía todas las distancias que Carlos había percibido desde pequeño.