jueves, enero 31

A NADIE NOS TOCA DECIDIR LO QUE SOMOS


David se enfrentaba por primera vez a esa afirmación de que no le tocaba a él mismo decidir lo que realmente era. Era un concepto con el que había estado luchando durante toda su vida. En ocasiones se sentía solo en ese dilema de saber el lugar que ocupaba en la vida. 

Por un lado, le decían que era Hijo de Dios. Pero, era una situación que habían perdido nuestros primeros padres y entonces habían quedado a merced de una huida continua y una búsqueda constante de nuestro sitio real. Todavía sentía David que cuando enfrentaba a personas que creían en la creación, no se encontraban en disposición de aceptarlo. 

Era como si nos preguntaran cuando naciéramos y que dijéramos que no estábamos a la altura. Menos mal que nadie nos preguntaba al nacer. Pero nuestros padres se sentían orgullosos de nosotros y durante un cierto tiempo vivíamos atendidos mayoritariamente por ellos. 

Al hacernos mayores pasábamos a la indignidad del nacimiento a causa de nuestros primeros padres. Se empezaba a perder toda seguridad labrada en nuestro interior. 

“Tu mente está dividiendo su lealtad entre dos reinos, y tú no te has comprometido completamente con ninguno de ellos. Tu identificación con el Reino de Dios es incuestionable, y sólo tú pones en duda este hecho cuando piensas irracionalmente”. 

“Lo que tú eres no lo establece tu percepción ni se ve afectado en modo alguno por ella. Cualquier problema de identificación, independientemente del nivel en que se perciba, no es un problema que tenga que ver con los hechos reales”. 

“Es un problema que procede de una falta de entendimiento, puesto que su sola presencia implica que albergas la creencia de que es a ti a quien le corresponde decidir lo que eres”. 

“El ego cree esto ciegamente, al estar completamente comprometido a ello. Pero no es verdad. El ego, por lo tanto, está completamente comprometido a lo falso, y lo que percibe, es lo opuesto a lo que percibe el Espíritu Santo, así como al conocimiento de Dios”. 

David se quedaba sorprendido cuando una persona que creía en la creación divina, se veía en la posición de que debía portarse bien para agradar a Dios. Ninguna criatura al nacer tenía esos planteamientos. Era la afirmación de que debía buscar ese camino de portarse bien para sentirse aceptado por el Creador. 

Era una duda constante que anidaba en muchas mentes. Y David concluía que no había lugar para la duda. La aceptación divina de Sus Hijos era total y no se podía quitar esa paternidad querida, profunda, maravillosa y amplia, al Padre de todos nosotros.

miércoles, enero 30

DOS SISTEMAS DE PENSAMIENTO EN CONFLICTO


Abel guardaba en su mente dos afirmaciones que le habían llegado. Una le había llegado por el creyente de una institución que le indicaba que no creyera a nadie que atacara a esa institución respecto a sus creencias y a sus objetivos. Las instituciones, le subrayaba, tenían siempre la razón. 

El otro venía de un amigo personal suyo al que admiraba mucho. Le dijo que la verdad estaba más allá de las instituciones y de las personas. Nadie podría tener la razón y la verdad última si dejaba de escuchar el interior de su corazón, de sus momentos de serenidad y de sus reflexiones en la paz de la conciencia. 

Abel se sentía confrontado con él mismo. Una verdad venía desde fuera, desde la institución, desde el poder social reconocido por todas las personas. Otra verdad venía desde su interior. Eran dos caminos opuestos. La institución venía de fuera hacia dentro. La interna venía desde su interior donde la paz serenaba los ánimos y los clarificaba. 

Abel leía, trataba de comprender y reflexionaba: “He señalado repetidamente que el ego cree que puede atacar a Dios, y trata de convencerte de que eso es lo que tú has hecho”. 

“Si la mente no puede atacar, el ego – con perfecta lógica – llega a la conclusión de que tú no puedes ser otra cosa que un cuerpo. Al negarse a verte tal como eres, puede verse a sí mismo como él quiere ser”. 

“Consciente de sus debilidades, el ego quiere que le seas leal, pero no como realmente eres. Desea, por lo tanto, involucrar a tu mente en su propio sistema ilusorio, ya que de otra manera la luz de tu entendimiento lo desvanecería”. 

“No quiere tener nada con la verdad porque él en sí no es verdad. Si la verdad es total, lo que no es verdad no existe. Tu compromiso con cualquiera de esas dos posibilidades tiene que ser total”. 

“La verdad y lo falso no pueden coexistir en tu mente sin dividirla. Si no pueden coexistir en paz, y si lo que quieres es estar en paz, tienes que abandonar por completo y para siempre la idea de conflicto”. 

“Esto requiere que te mantengas alerta mientras no te des cuenta de lo que es verdad. Mientras sigas creyendo que dos sistemas de pensamiento completamente contradictorios pueden compartir la verdad, es obvio que tienes que mantenerte alerta”. 

Abel concluía después de la lectura que debía decidirse por una de esas dos afirmaciones que le habían llegado a su vida. Las dos personas eran amigos de gran confianza. Los dos le habían compartido con sinceridad sus creencias y sus verdades personales. 

Sin embargo, no podía seguir los dos caminos. Debía elegir un solo camino. La verdad no estaba dividida. Abel confiaba en un Padre Eterno que hablaba directamente a Sus Hijos. No podía concebirlo de otra manera. Por ello, no podía poner por delante de Él Mismo a una institución.

domingo, enero 27

EL CONFLICTO NO TIENE SENTIDO


Josué reconocía, en muchas ocasiones, la poca fuerza que tenían los argumentos que enfrentaban a las personas por la facilidad con que, en ciertos momentos, estos argumentos se olvidaban para intercambiar palabras de comprensión, de apoyo mutuo y de deseos de unión para restablecer las heridas infligidas. 

Era casi cómico ver, aunque la tensión fuera muy intensa en algunos momentos, el olvido de esas aparentes razones que distaban mucho de la concordia, del perdón mutuo, de la disculpa de los corazones y del abrazo que le seguía, ante el deseo interno de abandonarlas por restaurar la paz que tanto se deseaba. 

Eso indicaba que los conflictos no tenían sentido. Toda racionalización era un sinsentido, un deseo de justificar nuestros comportamientos. Eso de tener razón se llevaba mucho en la sangre. Pero, la sangre también llevaba corrientes de concordia y no podían dejarse de lado cuando los primeros efluvios de la paz aparecían y florecían. 

“El Espíritu Santo desvanece las ilusiones sin atacarlas, ya que no puede percibirlas en absoluto. Por consiguiente, no existen para Él. Resuelve el aparente conflicto que estas engendran, percibiendo cualquier conflicto como algo sin sentido”. 

“He dicho anteriormente que el Espíritu Santo percibe el conflicto exactamente como es, y el conflicto no tiene sentido. El Espíritu Santo no quiere que entiendas el conflicto; quiere, no obstante, que te des cuenta de que el conflicto no es comprensible puesto que no tiene sentido”. 

“Como ya dije anteriormente, el entendimiento suscita aprecio, y el aprecio suscita amor. El amor es lo único que se puede entender, ya que sólo el amor es real y, por lo tanto, sólo el amor tiene sentido”. 

Josué confirmaba, con los movimientos de asentimiento de su mente. que sólo el amor era real. La paz que se producía en la solución de los conflictos era inmensa, agradable, relajante y serena. Se apreciaba mucho esa sensación que era lo opuesto a la tensión y al enfrentamiento. 

El entendimiento producía un ambiente de unión, de comprensión y de sensaciones realmente encantadoras donde cada uno encontraba su camino para expresar su sentimiento de sentirse relajado, comprendido, y no atacado por nada ni por nadie.

viernes, enero 25

EL EGO NO FORMA TU TOTALIDAD


Benjamín se alegraba mucho al tener al alcance del pensamiento las formas de actuar el ego. Se daba cuenta de que conocer sus estrategias y sus expresiones a través de nosotros nos hacía conscientes de su actuación. Era una liberación saber cuándo éramos nosotros y cuando el ego se mezclaba con nosotros. 

Conocer esa mezcla era vital para el análisis de nuestra vida, de nuestras relaciones y de nuestras proyecciones hacia el futuro. Deslindar nuestras actuaciones de amor y de las actuaciones del ego era vital. No podíamos identificarnos con el ego por costumbre. 

Al ser conscientes, éramos capaces de reflexionar y quitarle todo tipo de razonamiento que lo defendiera y que lo sostuviera en nuestro pensamiento. Era un producto fabricado del que podíamos prescindir sin ningún problema. Estaba claro que lo que se fabricaba se podía deshacer. 

“El ego no puede permitirse nada. El conocimiento es total, y el ego no cree en totalidades. En este descreimiento estriba su origen, y aunque el ego no te quiere, le es fiel a sus propios antecedentes, y engendra tal cual fue engendrado”. 

“La mente siempre se reproduce tal como fue producida. El ego, que es un producto del miedo, reproduce miedo. Le es leal a este, y esa lealtad le hace traicionar al amor porque tú eres amor”. 

“El amor es tu poder, que el ego tiene que negar. Tiene que negar también todo lo que este poder te confiere porque te lo confiere todo. Nadie que lo tenga todo desea al ego”. 

“Su propio hacedor, pues, no lo quiere. Por lo tanto, si la mente que lo fabricó se reconociese a sí misma, lo único que el ego podría encontrar sería rechazo. Y si esa mente reconociese a cualquier parte de la Filiación, se conocería a sí misma”. 

Benjamín coincidía con esas ideas del ego. Los conceptos de mejor que tú, mayor que tú, menor que yo y peor que yo provienen del ego. Cuando el ego tomaba el mando de la mente de la persona no podía vivir sin tener un grado de suficiencia superior a los demás. 

La paz venía de la igualdad, de la unidad, del reconocimiento de que todas las personas, a pesar de sus diferencias sociales y de conocimiento, eran de un mismo sentir, de una misma divinidad que las había creado. Jesús nunca hizo diferencia entre las personas. 

El ego que habitaba en algunas personas provocaba, enfrentaba, subrayaba las diferencias y creía que era mucho mejor estar sin ellas. Esa exclusión le amputaba el sentimiento de amor y de unidad que habitaba en su creación primigenia.

jueves, enero 24

EL DILEMA DEL EGO


Iván repasaba en su mente el momento cuando en una librería un súbito impulso de su interior lo lanzó a desear leer el “libro del ego” de Osho. Nadie le había hablado de él. Nadie le había comentado nada acerca del ego. Su interior parecía decir que era el momento de ponerse en contacto con tal concepto en su vida. 

Le encantaba tener información de primera mano y de una forma comprensible. Había encontrado en Osho ese erudito capaz de conocer la mentalidad de la india y del mundo occidental. En él todo el conocimiento espiritual de oriente y de occidente se ponían en contacto. 

Esas traducciones a occidente del saber oriental le llenaban de sentido. La vida se abría con una perspectiva nueva, diferente. Era un soplo de aire fresco en el occidente económico y monetarista que había colocado el dinero como la cima de toda organización social. 

“El ingenio del ego para asegurar su supervivencia es enorme. Mas dicho ingenio emana del mismo poder de la mente que el ego niega. Esto quiere decir que el ego ataca lo que lo sustenta lo cual no puede sino producir gran ansiedad”. 

“Por eso el ego jamás reconoce lo que está haciendo. Es perfectamente lógico, pero a todas luces demente. Pues para subsistir el ego se nutre de la única fuente que es totalmente adversa a su existencia”. 

“Temeroso de percibir el poder de esa fuente, se ve forzado a menospreciarla, lo cual amenaza su propia existencia, produciendo un estado que le resulta intolerable”. 

“Prosiguiendo de manera lógica, pero todavía demente, el ego resuelve este dilema completamente descabellado de un modo igualmente descabellado: deja de percibir que su existencia esté amenazada, proyectando la amenaza sobre ti y percibiendo a tu Ser como inexistente”. 

“Esto asegura su continuidad si te pones de su parte, garantizando así el que no puedas conocer tu Seguridad”. 

Iván reconocía que el ego se identificaba con el cuerpo. Por ello, el ego que era una fabricación nuestra no tenía posibilidad de eternidad. Llegado su tiempo, el cuerpo moría. Parecía de una manera muy general que una vez la persona fallecida toda la gente pensaba en las buenas acciones de la misma. 

El respeto que se le tenía a la persona fallecida no era el mismo respeto que a la persona en vida. Era algunos de los sentimientos de Iván cuando había asistido a los funerales de algún conocido. 

Pero el ego estaba en la mente. Todo pensamiento de menospreciar el cuerpo de los demás (su sabiduría, su poder, su influencia, su nivel social) desaparecía. El cuerpo ya no era más. El ego perdía su lugar de residencia. Sin embargo, el ego yacía en la mente y la única persona que le daba poder era nosotros mismos.

miércoles, enero 23

LA CAPACIDAD DE DIRIGIR TU PENSAMIENTO


Gonzalo se admiraba de que la mente fuera capaz de desconocer el sentido profundo del amor si aceptaba el ataque a alguna persona. Para la mente era una locura que Jesús, en los momentos más difíciles de su experiencia, ante la inminencia de su muerte, le pidiera al Padre que perdonara a aquellos que gritaban su ejecución. 

Saber amar era buscar el mayor bien para la otra persona en todo momento y en toda situación. El amor unía con lazos de libertad y comprensión. El amor abría las puertas con todo su esplendor para vivir con fuerza el misterio jamás explicado de la fuerza de amar. 

Creer que con la imposición se podía amar era equivocarse. Creer que con el chantaje se podía doblegar la voluntad de la persona era una perversión del amor que solamente buscaba la libertad de la otra persona en su relación. Obligar a amar a los demás era un fracaso porque demostraba que nosotros lo hacíamos por obligación. 

Un amor obligado era una forma de conducta donde el corazón y sus latidos distaban mucho de ese misterio que nos envolvía con fuerza y con poder. El amor se reflejaba en una gota de rocío que caía sobre nuestras manos sin darnos cuenta como regalo de la creación. 

“La mente que acepta el ataque es incapaz de amar. Ello se debe a que cree que puede destruir el amor, lo cual quiere decir, por lo tanto, que no comprende lo que este es”. 

“Si no comprende lo que es el amor, no se puede percibir a sí misma como amorosa. Esto hace que pierda su conciencia de ser, induce sentimientos de irrealidad y lo que resulta de ello es una confusión total”. 

“Tu pensamiento ha dado lugar a esto debido a su poder, pero puede también salvarte de ello porque su poder no lo creaste tú. La capacidad de dirigir tu pensamiento tal como tú mismo lo determines es parte de su poder”. 

“Si no crees que puedes dirigirlo, es que has negado el poder de tu pensamiento y, así, has hecho que sea impotente para ti”. 

Toda decisión estaba en nuestras manos. Siempre había una puerta abierta a elegir otros caminos, los caminos certeros y a recobrar esa capacidad de dirigir nuestros pensamientos según nuestras decisiones. Nada estaba perdido. La persona siempre pensaba que había tocado fondo en algún instante. 

Nada había tocado fondo para nada. De cualquier lugar se podía salir con las manos amables de nuestro pensamiento, de nuestra confianza en la Mente de Jesús, que era la Mente del Padre, que era la Mente que habitaba dentro de nosotros.

martes, enero 22

EL ATAQUE NUNCA ES PARCIAL


José se quedaba pensativo frente a esa totalidad del ataque. Era cierto que, en algunas ocasiones, se dirigía hacia ciertas personas solamente y no contemplaba extenderlo a otras. Pero reconocía que la herida quedaba en su interior por haber permitido que el ataque funcionara. 

Esa herida interior no podía curarse mientras se mantuviera esa exclusión, aunque fuera parcial. El ego se equivocaba cuando nos repetía desde nuestro interior que ese ataque no contenía a los demás. Unos pocos no iban a cambiar la situación de totalidad. 

El asunto era que mientras la herida de ataque supurara en nuestros adentros podía expresarse en otras circunstancias. Una vez que le habíamos permitido al ataque expresarse, el daño estaba hecho tanto a las otras personas como a nosotros mismos. Y eso era vital en nuestra experiencia. 

“Aunque sólo puedes amar a la Filiación como a una sola, la puedes percibir como fragmentada. Mas es imposible ver algo en alguna parte de ella y no atribuírselo a toda ella”. 

“Por eso, los ataques nunca son parciales y hay que renunciar completamente a ellos. Si no se renuncia completamente a ellos, no se renuncia a ellos en absoluto”. 

“El miedo y el amor fabrican o crean, dependiendo de si es el ego o el Espíritu Santo el que los engendra o inspira, pero en cualquier caso retornan a la mente del pensador y afectan la totalidad la totalidad de su percepción”. 

“Eso incluye el concepto que tiene de Dios, de Sus creaciones y de sí mismo. Dicho pensador no apreciará ni a unos ni a otros si los contempla con miedo. Pero los apreciará a todos si los contempla con amor”. 

José veía ahora con mayor claridad la función del miedo y el amor. El miedo fabricaba. El amor construía. El miedo excluía. El amor unía. Y esos dos caminos llegaban a condicionar totalmente su percepción de los demás. 

La curación del ataque en la persona, cambiaba completamente la percepción. No dejaba que el ataque se cebara con nadie y, por tanto, con él mismo. Dejar la herida del ataque en el interior era totalmente imposible. Lo primero que había que buscar era la curación del ataque en el interior de cada persona. 

Lo demás procedía de una persona curada que no hallaba ocasión ni motivos para atacar a nadie. Y esa curación cambiaba la percepción, y elegía la creación y no la fabricación. La paz retornaba al interior de José y lo llenaba desde su más profunda intimidad.

lunes, enero 21

PROCESO DE CURACIÓN


Darío recordaba en muchos momentos el proceso de curación de su cuerpo y de su mente. La recuperación de su cuerpo era una alegría inmensa. La necesidad de que el cuerpo funcionara bien era la base de nuestra vida. El cuerpo sano le proveía a la mente y al pensamiento la seguridad de que no había que centrarse en el cuerpo. 

De otra manera, los pensamientos se centraban en el cuerpo y sufría con las disfunciones del mismo, No le permitía a la mente seguir con sus tareas ni con sus atenciones a las personas que le rodeaban. El pesimismo se instalaba. Su percepción quedaba afectada y no captaba con sabiduría los diversos incidentes del día. 

También se alegraba mucho de la superación de sus preocupaciones que algunos asuntos le habían causado en ciertos momentos. La mente centrada ahora en las ideas no resueltas no dejaba de dar vueltas a la contradicción y no sabía, en momentos, qué camino seguir. Sanar era una liberación. 

“Ven, por lo tanto, a mí y descubre la verdad que mora en ti. La mente que tú y yo compartimos la compartimos con todos nuestros hermanos, y a medida que los vemos como verdaderamente son, ellos se curan”. 

“Deja que tu mente brille junto con la mía en sus mentes, y que mediante el agradecimiento que sentimos hacia ellos, cobren conciencia de la luz que hay en ellos”. 

“El resplandor de esta luz retornará a ti y a toda la Filiación porque esa es tu perfecta ofrenda a Dios. Él la aceptará y se la dará a la Filiación porque al ser aceptable para Él, lo es también para Sus Hijos”. 

“Esto es auténtica comunión con el Espíritu Santo, Quien ve el altar de Dios en todos, y al llevarlo a tu conciencia para que lo aprecies, te exhorta a que ames a Dios y a su Creación”. 

“Sólo puedes apreciar a la Filiación como una sola. Esto es parte de la ley que rige a la creación, y, por lo tanto, gobierna todo pensamiento”. 

Darío quedaba boquiabierto. La idea de la exclusión no existía en el planteamiento de Dios. “Sólo puedes apreciar a la Filiación como una sola”. Cualquier exclusión que se hiciera rompería la idea de aprecio, de admiración y de pertenencia a la Filiación. 

La idea de unidad entre Dios y la Filiación se rompía de forma triste y no verdadera porque nunca en la Mente de Dios había existido. Esa idea nos había llegado del concepto de ‘separación de Dios’. Esa unidad se recomponía en nuestras mentes y nuestras mentes la compartían en feliz unión.

domingo, enero 20

NADIE VIVE REALMENTE EN SOLEDAD


Mario pensaba en sus experiencias infantiles. Siempre estaba rodeado de primos y de unos ojos atentos que le seguían a todas partes. Las personas formaban parte de su vida natural y su compañía le daba esa serenidad y esa seguridad que necesitaba para moverse entre ellos y con él mismo. 

Realmente no tenía conciencia de su propia valía, de su propia experiencia porque todo estaba compartido con los ojos que le seguían y con las personas responsables que le cuidaban. Sus primos y sus conocidos formaban esa experiencia que todo lo rodeaba con sus juegos, parloteos y en algunos momentos ciertos gritos de desacuerdo. 

Muchas personas en su crecimiento guardaban ese entorno familiar y de amigos como sus hábitats naturales de desarrollo y de experiencia vital. Mario, sin embargo, veía que necesitaba, en algunos momentos, evadirse de ese entorno y sentir la soledad personal como un ser que empezaba a descubrirse a sí mismo. 

“No puedes olvidarte del Padre porque yo estoy contigo, y yo no puedo olvidarme de Él. Cuando te olvidas de mí, te olvidas de ti mismo y de Aquel que te creó. Nuestros hermanos son olvidadizos”. 

“Por eso necesitan que te acuerdes de mí y de Aquel que me creó. Mediante ese recuerdo puedes cambiar sus mentes con respecto a ellos mismos, tal como yo puedo cambiar la tuya”. 

“No quiero compartir mi cuerpo en el acto de comunión porque no estaría compartiendo nada. ¿Por qué iba a tratar de compartir una ilusión con los santísimos Hijos de un Dios santísimo?” 

“Y, sin embargo, lo hago. Quiero compartir mi mente contigo porque somos de una misma Mente, y esa Mente es nuestra. Contempla sólo esa Mente en todas partes porque sólo esa Mente está en todas partes y en todas las cosas”. 

“Dicha Mente lo es todo porque abarca a todas las cosas dentro de sí. Bendito seas tú que percibes únicamente esto porque estás percibiendo únicamente lo que es verdad”. 

Mario descubría en esos momentos de tranquilidad y de serenidad donde nadie estaba a su lado, ni ninguna actividad lo distraía, la verdad de su mundo interior. Además de la riqueza de las personas de su entorno, contaba con una Mente grandiosa y plena que orientaba sus pensamientos y sus decisiones. 

Contaba con la Mente de Jesús, con la Mente del Padre, de la cual procedía la de Jesús y la mente de Mario crecía hasta identificarse con la Mente de los dos. La idea de soledad desaparecía porque la reflexión caía y una conversación interior se ponía en marcha con la sabiduría del mundo.

viernes, enero 18

MANERAS DE VER


Luis estudiaba con atención la posibilidad de percepción de sus ojos. Reconocía que, en ocasiones, bajo ciertas circunstancias, sus ojos no veían realmente la realidad de lo que las imágenes captadas por sus ojos le decían. A veces consideraba una imagen mayor que otra y la realidad no era así. 

En otras se daba cuenta que visto desde un ángulo podía contar cuatro barritas en el dibujo. Visto desde otro ángulo solamente se podían captar tres. Tuvo que admitir que sus ojos no veían con precisión la realidad. La interpretaban. Y en esa interpretación se equivocaba. 

Se había quedado mirando muchas veces que un lápiz introducido en un vaso con liquido parecía que se quebraba y no seguía la línea general que estaba fuera de agua. La parte sumergida seguía una dirección distinta. Así que, además de ver, se debía precisar si se estaba viendo bien. 

“De la misma forma en que puedes oír dos voces, también puedes ver de dos maneras distintas. Una de ellas te muestra una imagen o un ídolo, al que tal vez veneres por miedo, pero al que nunca amarás”. 

“La otra te muestra sólo la verdad, a la que amarás porque la entenderás. Entender es apreciar porque te puedes identificar con lo que entiendes, y al hacerlo parte de ti, lo aceptas con amor”. 

“El ego es absolutamente incapaz de entender esto porque no entiende lo que fabrica, ni lo aprecia ni lo ama. El ego incorpora a fin de arrebatar. Cree literalmente que cada vez que priva a alguien de algo, él se engrandece”. 

“He hablado a menudo de la expansión que se produce en el Reino mediante tus creaciones, las cuales pueden ser creadas únicamente como lo fuiste tú”. 

“El Reino, que no es sino gloria excelsa y júbilo perfecto, reside en ti para que lo des. ¿No te gustaría darlo?” 

Luis admitía, en su fueron interno, en el silencio de su espíritu, en la serenidad de su mente tranquila que al darlo lo aprendía, que al compartirlo lo vivía, que al hablar del mismo la faz de los otros le afirmaban el buen sendero que vislumbraba y vivía. 

Era un proceso de aprendizaje extraordinario que poseían todas las personas. Aquello que comunicaban era una joya de su tesoro interno. Y podían ver esas joyas suyas al comprobar la reacción de los demás rostros, la mirada de otros ojos y las lágrimas que, en ocasiones, se presentaban porque algo en el interior del corazón se movía. 

El Espíritu de la persona se conmovía y hacía acto de presencia de una forma sutil y sorprendida.

jueves, enero 17

¿QUÉ VEMOS EN LOS DEMÁS?


Enrique se quedó fijo, pensativo, en el horizonte. Su libro entre sus manos resbalaba y apenas sus muslos podían evitarlo. Sentado sobre un risco, los pies balanceándose en el aire que daba al valle. Un punto empezaba a tomar cuerpo en su mente, en sus pensamientos, en sus planteamientos. 

Se sentía por unos instantes un pensador griego. A pesar de la profunda diversidad de la naturaleza, tuvieron la intuición que había partículas mínimas que formaban cada compuesto diferente. Así acuñaron una palabra que se ha encarnado entre nosotros: átomo. Es decir, indivisible. 

Hoy se conocen al ver la tabla periódica. Tomó su tiempo construirla. Años de investigación le precedieron, pero esa idea común tomó cuerpo. Se había descubierto una unidad común a todas ellas. Ahora pasaba ese concepto a los humanos. 

Eran muy diversos entre sí, pero había algo que los conformaba que era palpable en todos. La medicina no tenía que hacer distinciones para tratar a los diversos cuerpos del género humano. Se podía operar a cualquiera con los mismos protocolos. 

Quedaba buscar la unidad en el espíritu, en lo más excelso del ser humano: su inteligencia y su visión de lo trascendente. Todas las culturas habían desarrollado un cuerpo de creencias de lo invisible. Y eso invisible dirigía sus vidas. Las creencias lo mantenían. 

“Tienes que aprender a cambiar de mentalidad con respecto a tu mente. Sólo así puedes aprender que tu mente es inmutable. Eso es exactamente lo que estás aprendiendo cuando llevas a cabo una curación”. 

“Estás reconociendo que la mente de tu hermano es inalterable, al darte cuenta de que es imposible que él hubiese podido efectuar cambio en ella. Así es como percibes al Espíritu Santo en él”. 

“El Espíritu Santo en él es el único que nunca cambia Su Mente. Tu hermano tal vez piense que él puede cambiar la suya, o, de otro modo, no se percibiría a sí mismo como enfermo”. 

“No sabe, por lo tanto, lo que es su Ser. Si sólo ves en él lo inalterable en realidad no lo has cambiado. Al cambiar de mentalidad acerca de su mente por él, le ayudas a anular el cambio que su ego cree haber efectuado en él”. 

Enrique aceptaba que la parte indivisible de cada cultura eran sus creencias. Esas creencias dirigían la vida y la conformaban. Las creencias tenían ese poder infinito. De ahí, el respeto total hacia las creencias de los demás que construyen su vida de modo diferente. 

Pero, a pesar de la diferencia de creencias, siempre hay un elemento único que clama por la unidad. Amaos, respetaos, uníos, ayudaos, y no expulséis a nadie de ese círculo de amistad mínimo para vivir todos juntos.

miércoles, enero 16

LA INGRATITUD ES UNA LECCIÓN DE ENFERMEDAD


Carlos siempre había desarrollado en su vida la costumbre de la gratitud y de agradecer a los demás por sus ayudas desinteresadas. Esa idea le daba paz, tranquilidad y una sensación de que las cosas se hacían bien y con sensatez en la vida. Un favor, en ocasiones, no se pagaba. La gratitud reconocía, admiraba y expresaba. 

La sensación interior de agradecer los pequeños detalles, las acciones inusuales y las ayudas no esperadas, era grande, especial y placentera. Una forma de compartir la alegría que esa ayuda había provocado en el interior de las almas y no se lo callaban. Unían a las personas y se creaba una nueva energía. 

Las energías se atraían y vibraban en la misma longitud de onda. Eran gestos de placer y de una plenitud dentro del ser que respondía con una sonrisa ante esas circunstancias. 

“El sanador que ha sanado desea la gratitud de sus hermanos, pero él no les está agradecido. Ello se debe a que cree que les está dando algo y que no está recibiendo algo igualmente deseable a cambio”. 

“Lo que enseña se ve limitado por lo poco que está aprendiendo. Su lección de curación se ve limitada por su propia ingratitud, que es una lección de enfermedad”. 

“El verdadero aprendizaje es constante, y tan vital en su poder de producir que un Hijo de Dios puede reconocer su propio poder en un instante y cambiar el mundo en el siguiente”. 

“Ello se debe a que, al cambiar de mentalidad, produce un cambio en el instrumento más poderoso que se le haya dado para cambiar”. 

“Esto no contradice en modo alguno la inmutabilidad de la mente tal como Dios la creó, pero mientras sigas aprendiendo a través del ego creerás que has efectuado un cambio en ella”. 

“Esto te pone en una situación en la que tienes que aprender una lección aparentemente contradictoria: tienes que aprender a cambiar de mentalidad con respecto a tu mente. Sólo así puedes aprender que tu mente es inmutable”. 

Carlos se alegraba de su acierto en agradecer, en compartir alegría y satisfacción. Era una experiencia estupenda. También sentía que la mente cambiaba vista desde el ego. Nuestra mente era inmutable porque el Creador la creó en su expansión y era como Él era. Un pensamiento incontestable.

martes, enero 15

EL MIEDO NO PRODUCE ALEGRÍA


Sebas solía estar siempre contento. Su alegría natural era la característica que lo definía. En ocasiones, su corazón se detenía en un pensamiento adverso y un cierto velo de miedo se bajaba entre los dos. Su visión cambiaba. Se fijaba en la adversidad dándole un poder que no tenía. 

Había descubierto que la fuerza de los contratiempos se las daba él mismo. Frente a otros incidentes, el miedo no se manifestaba y lo superaba fácilmente. Pero sabía que en algunas circunstancias un miedo irracional lo recorría y veía dificultades donde no las había. 

El miedo era su asignatura pendiente. Una falta de confianza se presentaba y se dejaba llevar como un reo, preso de su angustia, sin tener ninguna otra razón. Le gustó descubrir que todas las personas sentían miedo. No era algo específico suyo. La diferencia estribaba en la posibilidad de dominar esos miedos o dejarse vencer por ellos. 

“El miedo no produce alegría. La curación sí. El miedo siempre hace excepciones. La curación nunca las hace. El miedo produce disociación porque genera separación”. 

“La curación siempre produce armonía porque procede de la integración. Es predecible porque se puede contar con ella. Se puede contar con todo lo que es de Dios porque todo lo que procede de Dios es completamente real”. 

“Se puede contar con la curación porque la inspira Su Voz, y procede de acuerdo a Sus leyes. Mas si la curación es consistente tu entendimiento acerca de ella no puede ser inconsistente”. 

“El entendimiento significa consistencia porque Dios significa consistencia. Puesto que ése es Su significado, es también el tuyo. Tu significado no puede estar en desacuerdo con el Suyo”. 

“Todo lo que significas y lo único que significas procede de Su significado y es como el Suyo. Dios no puede estar en desacuerdo Consigo Mismo, y tú no puedes estar en desacuerdo con Él”. 

“No puedes separar tu Ser de tu Creador, Quien te creó al compartir Su Ser contigo”. 

Sebas se repetía las palabras de la última frase: “te creó al compartir Su Ser contigo”. Se quedaba momentáneamente sin palabras al considerar esa afirmación. Había escuchado muchas veces que la distancia entre Dios y nosotros era inmensa. 

¿Era posible que nosotros, creados con el Ser de Dios, pudiéramos destruir al mismo Creador? En ocasiones pensaba que el error, la separación de Dios era mucho más fuerte, más poderoso que el Mismo Dios. Y eso lo debía desechar de su mente porque era una brutal contradicción. 

Esas dudas que entraban en ocasiones le llenaban de miedo y minaban su confianza interior.

lunes, enero 14

LA UNIDAD NO ADMITE EXCEPCIONES


Adolfo pensaba en la actitud de un doctor que conocía. Era una persona dada a hacer favores a los que consideraba sus amigos y sus conocidos. Tenía una escala de personas con las que las relaciones eran vitales en algunos de sus momentos delicados. 

Aquellos con los que se desarrollaban esos vínculos tenían cierto derecho que las demás personas no tenían. Les acortaba el tiempo de atención y utilizaba su influencia y poder para beneficiar a esas personas en detrimento de las otras. Era una forma de determinar, según él, quién era importante y quién no. 

Adolfo veía que el respeto, la consideración a todos, la valoración de cualquier persona era vital para la unidad. Las excepciones siempre catalogaban a las personas de importantes y menos importantes. La unidad quedaba rota por la decisión de una mente que no vivía el asunto de la unidad. 

“El Espíritu Santo no actúa al azar, y toda curación que procede de Él es siempre eficaz. A menos que el sanador cure siempre por mediación Suya los resultados no variarán”. 

“Cuando el sanador admite que hay excepciones, y que unas veces puede curar y otras no, está obviamente aceptando la inconsistencia. Está, por lo tanto, en conflicto, y eso es lo que está enseñando”. 

“¿Sería posible que lo que es de Dios no fuese para todos y para siempre? El amor es incapaz de hacer excepciones. Sólo si hay miedo parece tener sentido la idea de las excepciones”. 

“Las excepciones son amedrentadoras porque las engendra el miedo. La expresión “sanador-temeroso” es una contradicción intrínseca, y es, por lo tanto, un concepto que sólo para una mente en conflicto podría tener sentido”. 

Adolfo se enfrentaba a los misterios de este mundo cuando no se seguía el propósito de unidad propuesto por nuestro Hacedor. Mucha gente tenía una expresión preparada para utilizar en estos casos: Algunos tienen padrinos y otros no. 

Sin embargo, a pesar de los inconvenientes que se podían encontrar en personas que no aplicaban el principio de unidad, el Eterno nunca dejaba de actuar en nuestro favor y contrarrestaba la acción de estos representantes Suyos que no aplicaban la unidad.

domingo, enero 13

SÓLO LAS MENTES PUEDEN COMUNICARSE


Rafa reconocía que por los ojos podía entrar todo tipo de imágenes. Ante el asalto de la cultura actual de la importancia del cuerpo, parecía que el cuerpo adquiría una prominencia, un poder, una dirección que aniquilaba el valor de las otras virtudes en muchos momentos de la vida. 

Los cuerpos pueden trabajarse, pueden cuidarse, pueden ofrecer soluciones aparentemente bellas y preciosas. Sin embargo, el cuerpo más precioso no reemplazaba un trato delicado, respetuoso, valorativo de la persona. Esas cualidades las proporcionaba la mente y nuestras creencias. 

Si la mente y sus creencias solamente tuvieran como referencia el cuerpo, podían minusvalorar, menospreciar, dejar de lado a las personas que no alcanzaran los estándares subjetivamente seleccionados. Sin embargo, nada nos catapultaba a la comprensión y a la paz si no hubiera una creencia en el valor intrínseco del ser humano. 

“Solo las mentes pueden comunicarse. Puesto que el ego no puede destruir el impulso de comunicar porque es también el impulso de crear, sólo puede enseñarte que el cuerpo puede comunicarse, así como crear, y, por ende, que no tiene necesidad de la mente”. 

“El ego, por consiguiente, trata de enseñarte que el cuerpo puede actuar como la mente y que es, por lo tanto, autosuficiente. Sin embargo, hemos aprendido que ni la enseñanza ni el aprendizaje tienen lugar en el nivel del comportamiento, toda vez que puedes actuar de acuerdo con lo que no crees”. 

“Al hacerlo, sin embargo, pierdes fuerza como maestro y como estudiante porque, tal como se ha señalado repetidamente, enseñas lo que crees. Las lecciones contradictorias se enseñan mal y se aprenden mal”. 

“Si enseñas enfermedad y curación, eres al mismo tiempo un mal maestro y un mal estudiante”. 

Rafa veía que, si seguía toda la evolución del cuerpo, el error se daba principalmente en la época donde el cuerpo estaba lleno de fuerza y de potencia interior. El cuerpo, a lo largo del tiempo, perdía ese poder interno. La potencia declinaba y la sabiduría debía guiarnos. 

La mente crecía y se adaptaba a las nuevas situaciones. La mente nunca dejaba de ocupar su posición a lo largo de su existencia. La sabiduría iba creciendo en los espíritus de aprendizaje continuo y constante. La mente era vital y eterna. El cuerpo era fuerte en algunos períodos.

jueves, enero 10

TENER Y SER SE RECONCILIAN EN TU MENTE


Esteban se había encontrado con una idea que le costaba aceptar. La identificación entre los verbos ‘tener’ y ‘ser’ no le resultaba nada familiar ni nada correspondiente. Siempre los había tenido como verbos distintos y no había conexión en sus significados. 

‘Tener’ era sinónimo de poseer. Había una distancia con el verbo ‘ser’. Este último indicaba lo que realmente éramos. El otro, ‘tener’, era algo adquirido por esfuerzo y por método. O bien era algo casual en un momento. Tener paz en cierto período de la vida era algo aceptable, pero subrayaba la temporalidad. 

Al no ‘ser paz’, la guerra, el enfado, la ira, la contrariedad, entraba en cualquier momento y exponía que no era paz. No había escuchado de ninguna persona que fuera paz. Sin embargo, había escuchado que tenía paz. Así se subrayaba la idea de que no éramos realmente paz. 

Una dificultad cuando la aplicábamos a nosotros mismos. Al no ser, por ejemplo, ‘cuidadoso’, se tenía que trabajar ese ‘ser cuidadoso’ para tener esa cualidad. El esfuerzo venía de fuera. Se admitía que no era parte de nuestra naturaleza, de nuestra existencia, de nuestro ‘ser’. 

“Estar en el Reino quiere decir que pones toda tu atención en él. Mientras sigas creyendo que puedes prestar atención a lo que no es cierto, estarás eligiendo aceptar el conflicto”. 

“Mas ¿es esto realmente una elección? Parece serlo, pero las apariencias y la realidad no pueden ser lo mismo. Tú, que eres el Reino, no tienes nada que ver con las apariencias”. 

“La realidad es tuya porque tú eres la realidad. De esta manera es como en última instancia ‘tener’ y ‘ser’ se reconcilian en tu mente, no en el Reino. El altar que se encuentra allí es la única realidad”. 

“El altar es perfectamente inequívoco en el pensamiento porque es un reflejo del Pensamiento perfecto. Tu mente recta ve únicamente hermanos porque ve únicamente en su propia luz”. 

Esteban captaba que las creencias nos hacían ver que nos faltaban ciertas cualidades y que debíamos luchar por ellas. Si se cambiaba la creencia, y centrándose en la experiencia, se podía llegar a la conclusión de que algunas de esas cualidades ya estaban dentro de nosotros en el nivel del ‘ser’. 

Si estaban dentro, ¿por qué teníamos que esforzarnos en adquirirlas? Mas bien debíamos aceptarlas y dejarlas salir con la naturalidad de la vida. El camino era distinto. En lugar del esfuerzo por adquirir, estaba el camino sereno de dejarlas salir. Reconciliar al ‘tener’ y al ‘ser’ era nuestro objetivo.

miércoles, enero 9

TUS OJOS VEN LO QUE HAY EN TI


Santiago se acordaba de las palabras de su madre acerca de la prudencia y de las malas personas que caminaban por la tierra. Con el tiempo, y a la distancia, encontró que era un poco miedosa de la gente. Quizás porque había tenido algunos desengaños que la habían frustrado. 

Esa frustración quería evitarla en sus hijos, en especial hacia Santiago. Al ser intervenido quirúrgicamente cuando solamente tenía un año, creía que debía tener una atención especial hacia él y trataba de cuidarlo, según su criterio, al máximo. Y ese peso lo sentía en sus espaldas, pero lo apreciaba porque era su amor de madre. 

Con el tiempo descubrió que la mayoría de las personas eran aceptables. Casi todos trataban de ayudarse mutuamente. Sabían que, ante las necesidades materiales que tenían, una ayuda se podía presentar de un día para el otro. Así todos trataban de hacer lo mejor que podían. 

“Dije anteriormente que el amigo del ego no forma parte de ti porque el ego se percibe a sí mismo en estado de guerra y, por ende, necesitado de aliados. Tú, que no estás en guerra, debes ir en busca de hermanos”. 

“Y así reconocerás en todo aquel que veas a tu hermano, ya que únicamente los que son iguales están en paz. Puesto que los Hijos de Dios gozan de perfecta igualdad, no pueden competir porque lo tienen todo”. 

“Sin embargo, si perciben a cualquiera de sus hermanos de cualquier otra forma que no sea una perfecta igualdad es que se ha adentrado en sus mentes la idea de la competencia”. 

“No subestimes la necesidad que tienes de mantenerte alerta contra esa idea, ya que todos tus conflictos proceden de ella. Dicha idea es la creencia de que es posible tener intereses conflictivos”. 

“Y esto significa, por lo tanto, que has aceptado que lo imposible es verdad. ¿No es lo mismo que decir que te percibes a ti mismo como si fueses irreal?” 

La idea de la irrealidad golpeaba en la mente de Santiago. Defender y aceptar que éramos irreales al considerarnos que estábamos en guerra era una demencia total. La paz que nos definía a todas las criaturas estaba en el camino de nuestra verdad interior. 

Era cierto que en algunas ocasiones la frustración nos golpeaba como golpeó a la madre de Santiago. Pero en su interior se repetía: “Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En eso radica la paz de Dios”. La realidad no iba por la senda del ego.

martes, enero 8

SABER CON QUIEN NOS AMISTAMOS


Pablo había tenido la experiencia de la capacidad de influencia que tienen las personas unas sobre otras. Cada persona conectaba con cierta área de cada una de las otras personas. La influencia era tal que interfería en los razonamientos de sus propias vidas y de sus propios conceptos. 

Se establecía cierta relación de maestro-alumno, de señor-criado, de amo-esclavo, de enseñanza-aprendizaje. Por una parte, había un alma abierta que aceptaba las palabras y las ideas de la otra persona casi sin ofrecer resistencia. Por otra, un cierto maestro idealizado volcaba su fuente sobre el otro. 

Era como un momento de irradiación de una mente a otra, de un pensamiento a otro, de una actitud a otra, de unos objetivos a otros. Era una relación que no se podía evitar. De ahí, la importancia que adquiría la elección de ese tipo de personas que tenían libre acceso a nuestro interior, a nuestro ser. 

“El significado de Dios espera en el Reino porque allí es donde Él lo ubicó. No espera en el tiempo. Simplemente descansa en el Reino porque allí es donde le corresponde estar, al igual que a ti”. 

“¿Cómo ibas a percibirte a ti mismo como si no formases parte del significado de Dios cuando tú mismo eres ese significado? Sólo si te consideras irreal puedes percibirte a ti mismo como separado de tu significado”. 

“Por esto, el ego es demente: te enseña que no eres lo que eres. Eso es tan contradictorio que es claramente imposible. Es, por lo tanto, una lección que no puedes aprender realmente, y que, por consiguiente, no puedes realmente enseñar”. 

“Mas siempre estás enseñando. Tienes, entonces, que estar enseñando otra cosa, a pesar de que el ego no sabe lo que es. El ego, pues, está siendo deshecho continuamente, y sospecha de tus motivos”. 

“Tu mente no puede estar unificada cuando le es fiel al ego porque la mente no le pertenece a él. Sin embargo, lo que para el ego es ‘traición’, para la paz es lealtad. El ‘enemigo’ del ego es, por lo tanto, tu amigo”. 

Pablo reconocía el poder que tenían las dos palabras utilizadas de ‘traición’ y ‘lealtad’. Dos términos utilizados en multitud de ocasiones, en muchos contextos diferentes, y en situaciones contradictorias. En cada caso ‘traición’ y ‘lealtad’ llevaban significados distintos. 

El corazón y el ser de cada persona debe decidir como un acto de libertad a quien le ofrece su confianza y a quien no le permite entrar en su interior. Esa influencia era vital en nuestras relaciones. Cada día estábamos enseñando nuestra lealtad a nuestra verdad interior. 

Al final nuestra libertad decidía con toda claridad y espontaneidad. El Mismo Dios nos quería libres sin presiones, ni amenazas, ni promesas, ni castigos. El Reino era una decisión personal en todos sus extremos.

lunes, enero 7

REALIDADES ESTUPENDAS


Juan se centraba en una expresión que siempre había aplicado a Jesús. Él dijo que él era el camino, la verdad y la vida. Durante muchos años entendía que esa frase no se podía aplicar a nadie más. Sin embargo, en una de sus lecturas un autor aplicaba esa afirmación a cada uno de las personas. 

Fue todo un descubrimiento. Le hizo pensar que no se trataba de un modelo a seguir como persona perfecta aplicada a Jesús sino un método de descubrimiento personal que se encontraba en el interior de cada persona. Todo un cambio revolucionario en su concepción. 

Ahora encontraba una precisión en la comprensión de esa afirmación que clarificaba más el asunto. La mente siempre buscaba la comprensión del camino para encontrar las debidas soluciones. 

“El Espíritu Santo enseña sólo una lección, y la aplica a todo el mundo y en toda circunstancia. Dado que Él está libre de conflictos, aprovecha al máximo todos los esfuerzos y todos los resultados”. 

“Al enseñarte el poder del Reino de Dios, el Espíritu Santo te enseña que todo poder te pertenece. Su aplicación no importa. Es siempre máxima. Tu vigilancia no establece que el poder sea tuyo, pero te permite usarlo siempre y en cualquier forma que sea”. 

“Cuando dije: ‘estoy siempre con vosotros’, lo dije en un sentido muy literal. Jamás me aparto de nadie en ninguna situación. Y puesto que estoy siempre contigo, tú eres el camino, la verdad y la vida”. 

“Tú no creaste ese poder, como tampoco lo creé yo. Fue creado para ser compartido y, por lo tanto, no tiene ningún sentido percibirlo como si fuese el patrimonio de uno solo a expensas de los demás”. 

“Tal percepción lo desproveería de significado al eliminar o pasar por alto su único y verdadero significado”. 

Juan agradecía las precisiones para entender de una forma más clara expresiones que siempre habíamos repetido, pero no habíamos logrado captar su esencia. 

Esa aplicación universal de esa expresión era encantadora: ‘yo soy el camino, la verdad y la vida’. Poder decir eso con el sentimiento, con el conocimiento de que Jesús estaba siempre con nosotros y jamás se apartaba de nadie en ninguna situación. 

Una ola de confianza subía por su garganta, por su estómago y llenaba con satisfacción sus ojos.

domingo, enero 6

LA CONSISTENCIA DE LO QUE ACEPTAMOS


Lucas se quedó sin palabras. Estaba sentado escuchando aquella conferencia que le había atraído. El conferenciante expresó que, si los evangelios no estuvieran en el Nuevo Testamento, el resto de los libros de la Biblia no lo motivaban en absoluto. 

La afirmación parecía fuerte en su inicio. Desde pequeño le había dado una importancia a la Biblia total. Reconocía que, sin embargo, algunos libros del Antiguo Testamento le resultaban difíciles de comprender y seguir. Pero debía admitir que la vida de Jesús y sus enseñanzas vibraban con su ser interior. 

Era sublime la propuesta de Jesús de que no sólo se mataba físicamente a las personas. Se las podía matar de una forma moral, con desprecio, con indiferencia y con falta de respeto. Esa idea, ese concepto de Jesús latía fuertemente en su interior. Parecía que su ser interior estaba de acuerdo en todo con esa propuesta. 

“¿Qué significado puede tener la perfecta consistencia del Reino para los que están confundidos? Es evidente que la confusión del alumno interfiere en su entendimiento de tal significado, y, por lo tanto, le impide apreciarlo”. 

“En el Reino no hay confusión porque sólo hay un significado. Este significado procede de Dios y es Dios. Puesto que es también lo que tú eres, es algo que compartes y extiendes tal como tu Creador lo hiciera”. 

“Esto no tiene que ser traducido porque se entiende perfectamente, pero sí necesita extensión porque significa extensión. La comunicación es perfectamente directa y está perfectamente unificada”. 

“Es completamente libre porque nada discordante puede jamás infiltrarse en ella. Por eso es el Reino de Dios. Le pertenece a Él y es, por lo tanto, como Él. Esa es su realidad, y no hay nada que pueda afectarla”. 

Lucas con la visión clara de las propuestas de Jesús sentía una hermosa sensación de plenitud. Veía que sus anhelos interiores quedaban reflejados en los principios de relación expuestos por Jesús. Ese era su mundo interior que se gozaba cada día en pensar, compartir, experimentar y practicar en sus relaciones. 

Todo un tesoro que no se prestaba a ningún tipo de confusión.

sábado, enero 5

UN BUEN TRADUCTOR NOS AYUDA


Marcos se dio cuenta, por primera vez, de la función del traductor cuando estaba en la universidad. Había escuchado, muchas veces, la expresión italiana que subrayaba las malas traducciones: ‘traduttore, traditore’ cuya expresión literal era: traductor, traidor. 

Sin llegar a la literalidad, se ponía de manifiesto que no siempre la traducción daba una visión fiel de lo traducido. Había un autor francés que la profesora les dijo a sus alumnos que leyeran la obra en francés y que después leyeran dos traducciones al español. Una de dichas traducciones la realizó Mario Vargas Llosa. 

El libro en francés estaba lleno de matices y de propuestas de palabras. Las traducciones tenían que suplir esos artificios con otros correspondientes en la lengua traducida. Comparar las traducciones en español no tenía ningún sentido. Una de las traducciones era mecánica, formal y solo daba un sentido esencial. 

La otra traducción era una verdadera obra de arte. Había tratado de reproducir en castellano la vitalidad literaria de la obra en francés. Fue el primer contacto que tuvo con el asunto de las traducciones. La función del traductor, como se veía claramente, era decisiva. 

“Para que las leyes puedan ser útiles tienen que comunicarse. En efecto, tienen que ser traducidas por aquellos que hablan distintos idiomas. Un buen traductor, no obstante, si bien tiene que alterar la forma de lo que traduce, jamás altera el significado”. 

“De hecho, su único propósito es cambiar la forma de modo que la traducción conserve el significado original. El Espíritu Santo es el traductor de las leyes de Dios para aquellos que no las entienden”. 

“Tú no podrías hacer eso por tu cuenta porque una mente en conflicto no puede serle fiel a un solo significado, y, por lo tanto, altera el significado para conservar la forma”. 

Marcos, cada vez, veía, más necesario. tener una comunicación directa con el cielo. La diversidad de interpretaciones de las traducciones había dado lugar a diferentes iglesias dentro del denominado ‘cristianismo’ por tener como punto central a Cristo. 

Lo que realmente las separaba era la interpretación literal en algunos contextos y la interpretación simbólica en otros contextos. Esa simple actitud les hacía poner en marcha caminos distintos para alcanzar el objetivo. 

Cada alma debía decidir. Marcos se aferraba a una relación de naturalidad entre el cielo y la tierra para dejarse guiar en ese proceso de traducción. El Espíritu Santo actuaba como medio entre el cielo y la tierra.