lunes, abril 30

LA SEPARACIÓN

Lucas se quedaba un tanto sorprendido. Veía cuánto peso tenía en la vida de las personas la idea de pertenencia. Nadie elegía dónde nacer, dónde vivir, dónde estar. Sin embargo, un concepto de pertenencia se desarrollaba en la persona como si la tierra, el lugar, la familia que lo recibía y la lengua que hablaba fuera determinante en su vida. 

Toda una serie de elementos físicos definían la estructura y la mentalidad de la persona. Eso daba lugar a los nacionalismos y a las ideas de supremacía sobre los otros lugares. El ser humano no sabía realmente quién era. A pesar de todo, ante esa desorientación, les daba a sus cualidades físicas una determinación inadecuada. 

Parecía que el ser humano renunciaba a sus cualidades superiores de inteligencia, razonamiento, universalidad. Esas cualidades estaban en todos los seres humanos. Una vez más la elección estaba clara. Se valoraban las cualidades físicas frente a las intelectuales. Una frustración de la humanidad. 

“El ‘ego’ es el aspecto inquisitivo del ser que surgió después de la separación, el cual fue fabricado en vez de creado. Es capaz de hacer preguntas, pero no de percibir respuestas significativas, ya que estas entrañan conocimiento y no se pueden percibir”. 

“la mente está, por consiguiente, confusa porque sólo la Mentalidad-Uno está exenta de confusión. Una mente separada o dividida no puede sino estar confundida”. 

“Tiene necesariamente que sentirse incierta acerca de lo que es. Y no puede sino estar en conflicto, puesto que está en desacuerdo consigo misma”. 

“Esto hace que sus aspectos sean extraños entre sí, y esta es la esencia de la condición propensa al miedo en la que el ataque siempre tiene cabida. Tal como te percibes tienes todas las razones del mundo para sentirte atemorizado”. 

“De ahí que no te puedas liberar del miedo hasta que no te des cuenta, no sólo de que no te creaste a ti mismo, sino de que tampoco habrías podido hacerlo”. 

“Nunca podrás hacer que tus percepciones falsas sean verdaderas, y tu creación no se ve afectada en modo alguno por tu error. Por eso es por lo que, en última instancia, tienes que optar por subsanar la separación”. 

Lucas vio cuando era pequeño la naturalidad que tenían los niños para aprender lenguas. A su ciudad vinieron una colonia de militares de otro país. No hablaban la lengua nativa. Los hijos de esos militares y los niños del lugar pronto jugaban juntos. 

Nunca olvidaba cómo esos niños hacían de traductores entre sus padres. El idioma no era una barrera. Los elementos físicos podían superarse fácilmente. Si no hubieran querido tener relación por otros motivos hubiera sido imposible la relación. 

Nada que pudiera ser aprendido era una separación. Todos los seres humanos podían aprender. Pero si se consideraban superiores a los demás y les daban a los elementos físicos como la lengua, el lugar, su nacionalidad, una importancia desmesurada, la separación estaba servida a nivel emocional y racional. 

Lucas comprendía aquel párrafo: “Una mente separada o dividida no puede sino estar confundida. Tiene necesariamente que sentirse incierta acerca de lo que es”. 

Aquellos muchachos que vencieron la barrera de la lengua sin ningún profesor, sin ningún método, sin ningún libro, llegaban a jugar juntos porque su voluntad de comunicarse les hacía aprender a unos la lengua de los otros. La idea del juego en conjunto borraba todos los obstáculos. 

Lucas entendía que las personas mayores debían aprender de los niños.

domingo, abril 29

PERCIBIR SIN AMOR

Marcos era consciente de esos momentos de alegría y especial sensación que aparecían en su vida después de entregarse a la lectura de principios e historias de amor y comprensión. Después de experimentar ese tipo de lecturas había una fuerza de amor en su interior que lo sorprendía. 

El efecto de aquellas lecturas era evidente en su vida, en su forma de pensar, en su forma de considerar todas las incidencias que le llegaban. Era un cambio evidente en su forma de percibir. Aceptaba que existía en él, e inconscientemente lo buscaba con lecturas apropiadas. 

Ponían en movimiento fuerzas latentes en su interior que lo catapultaban a una nueva dimensión en la que se encontraba francamente bien y equilibrado. Una sensación estupenda de plenitud y gozo. Reconocía que en su interior existían fuerzas que estaban latentes. 

“Las capacidades que ahora posees no son sino sombras de tu verdadera fuerza. Todas las funciones que ahora tienes están divididas y son susceptibles de ser cuestionadas y puestas en duda”. 

“Esto se debe a que no tienes certeza de cómo vas a usarlas, y, por consiguiente, el conocimiento queda vedado para ti. Y éste te está así mismo vedado porque todavía percibes sin amor”. 

“Antes de que la separación introdujese las nociones de grados, aspectos e intervalos, la percepción no existía. El espíritu no tiene niveles, y todo conflicto surge como consecuencia del concepto de niveles”. 

Marcos se quedaba quieto y pensativo. Un párrafo quedaba grabado en su interior con fuerza en su planteamiento: “Esto se debe a que no tienes certeza de cómo vas a usarlas, y, por consiguiente, el conocimiento queda vedado para ti. Y éste te está así mismo vedado porque todavía percibes sin amor”. 

Percibir sin amor, no tener acceso al conocimiento, caminar como ciego por el mundo, porque tu paz interior ha desaparecido, porque tu amor hacia los demás se ha destruido, porque has roto todos los puentes de comprensión hacia los demás. 

Marcos trataba de ver a través de los ojos de un padre, de una madre, hacia sus hijos. Una mirada llena de plenitud y de pertenencia. Los humanos habíamos puesto distancias, barreras, obstáculos para que la comunicación no se produjera. Pero los ojos de un padre y de una madre, las rompían todas. 

Percibir con amor era la esencia de la vida. Percibir con amor era el camino de la verdad. Percibir con amor era abrir los ojos y ver el mundo que nos contenía y nos amaba.

viernes, abril 27

EL ERROR NO SE ATACA

Mateo se había quedado pensativo. Había descubierto que la mentalidad del ego sabía evitar la responsabilidad y volcarla sobre los otros. Como profesor siempre había sido muy cuidadoso con la experiencia personal de cada alumno. Su apoyo y su comprensión siempre le había seguido. 

Una alumna muy inteligente estaba pasando una época de descuido. Más tarde se enteró de que había empezado una relación de novios. Esa relación le quitaba muchas horas de estudio. La alumna seria y responsable que había conocido en años anteriores había desaparecido. 

Una señorita con intereses muy personales estaba nadando en los estudios y trataba de salvarlos sin dedicarles el tiempo oportuno. Mateo desconocía que motivo era su noviazgo. Cierto día le habló y le dijo que iba en una dirección equivocada. 

La alumna, que sabía que era verdad, no podía admitir delante de sus padres el motivo de su falta de esfuerzo. Llegó a casa y se puso a llorar intensamente. Les dijo a sus padres que había hablado con Mateo, pero que no había química entre ellos y se había sentido herida. 

Cuando se enteró Mateo se quedó perplejo. La relación entre ellos siempre había sido muy cordial. Era tenida en gran estima por Mateo y su esfuerzo en los años anteriores así lo habían atestiguado. La inteligencia, guiada por la mentalidad del ego, sabía buscar soluciones. 

Fue un detalle que le quedó clavado en el alma. El ego sabe cómo herir porque es su arma de ataque. Así se salvaba de su propia responsabilidad. Prefirió callar ante tal situación. No se podía hacer nada. Sus padres siempre apoyarían a su hija. Con la falta de química, había neutralizado al profesor. No era necesario esforzarse. 

Si no superaba la materia, no era causa suya. Era otra causa. Las personas inteligentes son inteligentes. Pero en ese caso, inteligentes para autodestruirse. Esa autodestrucción la llevaba ella sola. Mateo no podía hacer nada. 

“Si atacas el error que ves en otro, te harás daño a ti mismo. No puedes conocer a tu hermano si lo atacas. Los ataques siempre se lanzan contra extraños. Al percibir falsamente a tu hermano, lo conviertes en un extraño”. 

“Le tienes miedo porque lo has convertido en un extraño. Percíbelo correctamente para que lo puedas conocer. En la creación de Dios no hay extraños”. 

“Para poder crear como Él creó tan sólo puedes crear lo que conoces, y lo que, por lo tanto, aceptas como tuyo. Dios conoce a Sus Hijos con absoluta certeza”. 

“Los creó conociéndolos. Los reconoce perfectamente. Cuando ellos no se reconocen entre sí, no lo reconocen a Él”.

jueves, abril 26

LOS ALTARES DEL PADRE

Guille estaba un tanto estupefacto. Había escuchado que los altares se construían en las iglesias o en la naturaleza. Eran lugares elevados que contenían ciertas figuras que se veneraban y se las respetaba. Algunos altares contenían restos humanos de mártires. 

Eran lugares donde se reunían las gentes para apoyarse, compartir los mejores sentimientos de solidaridad y comprensión. Era como un lugar que despertaba los mejores sentimientos en el caminar por la vida. Un recuerdo de lo eterno y lo divino que dibujaba el cielo, la tierra y los corazones humanos. 

Guille se había quedado sin palabras porque la idea de altar la había concebido como algo sin vida, hecho de piedras, una figura simbólica que hablaba de otras cosas. Pero, en esa tarde, ante la lectura que estaba ante sus ojos, los altares eran lugares de comunicación entre lo eterno y lo humano. 

Ya no eran solamente lugares de admiración y sosiego. Eran lugares de encuentro entre el Padre Divino y el Hijo humano. “Una percepción correcta es necesaria antes de que Dios pueda comunicarse directamente con Sus altares, los cuales Él estableció en Sus Hijos”. 

“En dichos altares es donde Él puede comunicar Su certeza y Su conocimiento inevitablemente brindará paz. Dios no es un extraño para Sus Hijos, ni Sus Hijos son extraños entre sí”. 

“El conocimiento precedió tanto a la percepción como al tiempo, y finalmente los reemplazará. Ése es el verdadero significado de ‘el Alfa y la Omega, el principio y el fin’ y de ‘Antes de que Abraham naciese, era yo’”. 

“La percepción puede y debe ser estabilizada, pero el conocimiento ya es estable. ‘Teme a Dios y observa Sus mandamientos’ pasa a ser ‘Conoce a Dios y acepta Su certeza’”. 

Guille veía en ese cambio tan sustancial algo más en los altares que nunca había visto antes. Una relación con Dios jamás imaginada. La conversación y el contacto producía esa experiencia interior: ‘Conoce a Dios y acepta Su certeza’. Eso sin experiencia no podía ser vivido. 

Guille cerraba los ojos y veía en su interior, como altar de Su Padre Celestial, la gran oportunidad de hablar con el Eterno y de admirar a sus hermanos, como altares de Su Padre Celestial. La mirada, la percepción, cambiaban totalmente. Y caminaban en la senda del conocimiento.

miércoles, abril 25

CONÓCETE A TI MISMO

Benito estaba absorto en el consejo que un padre le dio a un hijo en sus momentos finales de la vida. ‘Hijo, nunca respondas ni tomes una decisión sin darte un día de tiempo para pensar en ella’. Aquel padre sabía que la situación del cuerpo cambiaba a lo largo del día. 

Había momentos de paz, de tranquilidad, de inquietud, de preocupación, de anhelos, de deseos y de perturbaciones. Las decisiones debían ser lo más durables posibles. Para ello, debía profundizar con el tiempo para que deshojada la rama de todos los brotes que distraían, la mente se fijara en la esencia. 

El ser humano no tenía el instinto de los animales. Poseía un órgano superior en la mente y en su inteligencia. Sin embargo, esa inteligencia debía tratarse con mucho cuidado para que pudiera tener las mejores condiciones y poder tomar las decisiones intemporales, es decir, que fueran más allá de un estado de ánimo concreto. 

“La Biblia te exhorta a que te conozcas a ti mismo, o, lo que es lo mismo, a que tengas certeza. La certeza es siempre algo propio de Dios. Cuando amas a alguien lo has percibido tal como es, y esto te permite conocerlo”. 

“Hasta que primero no lo percibas tal como es no lo podrás conocer. Mientras sigas cuestionando lo que él es, estarás implicando claramente que no conoces a Dios”. 

“La certeza no requiere acción. Cuando dices que estás actuando basándote en tu conocimiento, estás confundiendo el conocimiento con la percepción. El conocimiento provee la fuerza para el pensamiento creativo, no para la acción recta”. 

“La percepción, el milagro y la acción están estrechamente vinculados. El conocimiento es el resultado de la revelación y genera sólo pensamiento. La percepción, aun en su forma más espiritualizada, incluye al cuerpo”. 

“El conocimiento procede del altar interno y es intemporal porque goza de certeza. No es lo mismo percibir la verdad que conocerla”. 

Benito abría sus ojos asombrados: “Cuando amas a alguien lo has percibido tal como es, y esto te permite conocerlo”. Veía que el amor, además de ser un sentimiento, era una vía de conocimiento. Se sonreía. 

En muchos momentos había identificado a las personas fuertes con sus opiniones rígidas e inamovibles. El amor, en algunos momentos, se había revelado como una debilidad entre ciertas personas. Sin embargo, el amor era mucho más que una comprensión. El amor era la posibilidad de conocer tal como éramos. 

Benito veía como el horizonte se ampliaba en la debida luz maravillosa de la certeza y de la verdad.

martes, abril 24

LA VALÍA INTERIOR

Samuel repasaba en su mente los casos de aquellos alumnos que tenían una noción de sí mismos que no coincidía con el concepto que los demás tenían de ellos. Tenían una idea de sí mismos baja, de poco valor. No confiaban en sus propias fuerzas y no creían que valiera la pena luchar por nada. 

Destacaba en esos casos la diferente interpretación de los demás y la de ellos mismos. Sin lugar a dudas se trataba de una interpretación. La idea de los profesores y de muchos alumnos sobre ellos era excelente. Eran capaces de ver altos ideales y muchas capacidades latentes en su vida. 

Samuel coincidía con esos conceptos. Sin embargo, cuando hablaba con alguno de ellos, la idea que recibía de sus labios era siempre baja, negativa, falta de energía y con falta de horizonte en sus vidas. Era todo un desafío romper esa baja opinión de sí mismos. Sobre todo, porque no era cierta. Pero la interpretación personal se imponía. 

“Todas tus dificultades proceden del hecho de que no te reconoces a ti mismo, ni reconoces a tu hermano, ni reconoces a Dios. Reconocer significar ‘conocer de nuevo’, implicando que ante tenías conocimiento”. 

“Puedes ver de muchas maneras debido a que la percepción entraña interpretación, y eso quiere decir que no es íntegra ni consistente. El milagro, al ser una manera de percibir, no es conocimiento”. 

“Es la respuesta correcta a una pregunta, mas cuando sabes no preguntas. El primer paso en el proceso de deshacer lo ilusorio es cuestionarlo. El milagro – la respuesta correcta – lo corrige”. 

“Dado que las percepciones cambian, su dependencia del tiempo es obvia. La forma en que percibes en cualquier momento dado determina tu comportamiento, y las acciones sólo pueden ocurrir en el tiempo”. 

“El conocimiento es intemporal porque la certeza de algo es incuestionable. Cuando dejas de hacer preguntas es que ya has alcanzado el conocimiento”. 

Samuel recordaba como algunos alumnos, después de varios meses de conversaciones y reflexiones, empezaban a cambiar la opinión que tenían de sí mismos. Eran conscientes de que se trataba de interpretación. Y esa interpretación estaba influenciada por aspectos personales de menosprecio. 

En muchas ocasiones esperaban el apoyo de los demás. Necesitaban que les dieran la fuerza que no hallaban dentro de sí. Hasta el día que se dieron cuenta de que eran ellos los primeros que debían reconocerse con todos sus valores. Cuando los aceptaban, su interpretación cambiaba y sus relaciones eran completamente diferentes. 

Un paso esencial que les cambiaba totalmente la vida. Se reconocían a sí mismos, reconocían a su hermano y reconocían a Dios.

lunes, abril 23

SABER ES TENER CERTEZA

Daniel sentía todavía en su corazón la cara fría de perturbación que le quedó a su amigo cuando le compartió lo que sabía. Estaban los dos en una cabalgata de Reyes. Principio de año, fiestas navideñas y final de vacaciones con los regalos de los Reyes Magos. 

Al final de la cabalgata su amigo le dijo que sería estupendo volver a casa y estaba seguro que los Reyes le habían dejado alguno de los regalos que les había pedido. Daniel vio tanta sinceridad, tanta ingenuidad en lo que estaba diciendo que le dijo: - ¿todavía crees en los Reyes Magos? ¿No sabes que los Reyes Magos son los padres? 

Sus ojos se abrieron. Toda la ilusión desapareció de su rostro. La alegría que le había entrado durante todo el día se disipaba como en un segundo. Fue tan fulminante la desilusión de su amigo que Daniel dedujo que debería haberse callado. No entendía cómo no lo sabía todavía a pesar de su edad. Ya no era un niño. 

“Hemos estado haciendo hincapié en la percepción, y apenas hemos hablado del conocimiento. Esto ha sido así porque la percepción tiene que ser corregida antes de que puedas llegar a saber nada”. 

“Saber es tener certeza. La incertidumbre significa que no sabes. El conocimiento es poder porque goza de certeza, y la certeza es fuerza. La percepción es temporal. Al ser un atributo de la creencia en el espacio y el tiempo, es susceptible de producir miedo o amor”. 

“Las percepciones falsas producen miedo y las verdaderas fomentan el amor, mas ninguna de ellas brinda certeza porque toda percepción está sujeta a cambios. Por eso es que la percepción no es conocimiento”. 

“La verdadera percepción es la base del conocimiento, pero gozar de conocimiento es la afirmación de la verdad y esto se encuentra allende cualquier percepción”. 

Daniel se quedaba un poco más tranquilo. La desilusión había aparecido en el rostro de su amigo. Pero, por la edad, ya estaba preparado para saber la verdad. Por eso se repetía a sí mismo: “el conocimiento es poder porque goza de certeza, y la certeza es fuerza”. 

Sentía dentro de sí esa fuerza de la certeza. No le había engañado a su amigo. La verdad tenía que caer en algún momento en su vida. Lo cierto fue que su amigo no se lo discutió en ningún momento. Al recibirlo, lo aceptó totalmente.

viernes, abril 20

LA POTENCIA DE LA BONDAD

David se había quedado un tanto confundido. Había llegado a una gasolinera y ante el trato agradable y respetuoso que les ofrecía a las personas, se sorprendió al ser considerado como una persona tonta y crédula. Los diversos operarios de la estación le ofrecieron un trato aparentemente agradable dentro de una actitud de descreimiento y risa. 

No todos reaccionaron igual. Ciertos operarios fueron muy respetuosos y correctos. Cierto día que fue a repostar, tuvo ocasión de encontrar a un nuevo operario mayor. Un señor maduro y sabio. Estuvieron hablando y comentaron la situación de que había que mostrar cierta distancia con algunas personas. 

Confundían la amabilidad con la ingenuidad, el respeto con la inocencia, y la naturalidad con la tontería. David decidió poner distancia en el trato para que nadie se confundiera. Ser amable era su forma de ser. Ser tonto, considerado tonto, tratado como tonto, era toda la percepción de algunos operarios. 

Sin embargo, no cambió su forma de ser. El tiempo fue poniendo a cada uno en su sitio y las personas, ante la firmeza de su comportamiento, empezaron a cambiar de actitud. 

“Nada puede prevalecer contra un Hijo de Dios que encomienda su espíritu en las Manos de Su Padre. Al hacer esto, la mente despierta de un sueño y recuerda a su Creador”. 

“Toda sensación de separación desaparece. El Hijo de Dios es parte de la Santísima Trinidad, pero la Trinidad en sí es una sola entidad. No hay confusión entre Sus Niveles porque estos son de una sola Mente y de una sola Voluntad”. 

“Este propósito único crea perfecta integración y establece la paz de Dios. Pero esta visión sólo la pueden percibir los verdaderamente inocentes, quienes, al ser puros de corazón, defienden la verdadera percepción en vez de defenderse de ella”. 

“Puestos que entienden la lección de la Expiación no tienen el deseo de atacar, y, por lo tanto, pueden ver correctamente. Esto es lo que la Biblia quiere decir con: ‘Cuando Él aparezca (o sea percibido) seremos como Él, pues lo veremos tal como Él es’”. 

La potencia de la unión se veía por doquier. Una familia unidad era un remanso de paz y de energía. Un equipo unido alcanzaba sus logros mejores. Una nación unidad se sentía feliz. Un mercado comercial unido trabajaba por el bienestar de sus miembros. La unidad siempre traía consigo un conjunto maravilloso de buenas nuevas, de nuevas oportunidades.

jueves, abril 19

LA CONFIANZA INDISPENSABLE

Abel repasaba en su mente la enseñanza que dejaba una historia acerca de la confianza. Era cierto que la gente podía engañarnos por confiar en ellos. La confianza era realmente un arma de dos filos. Por una parte, le dabas todo el crédito a la persona. Por otra parte, con ese crédito nos podían engañar. 

Con sus ojos interiores vio a tres padres delante de un pequeño muro. Allí pusieron a sus respectivos hijos. Los niños, pequeños, miraban con una confianza total a sus padres. Sus ojos estaban fijos los unos con los otros. Ante la invitación del primer padre, el niño saltó al aire confiando en los fuertes brazos de su progenitor. 

El padre lo recogió con mucha seguridad y con mucho cariño. La confianza se había reforzado y un juego se había convertido en un momento de placer. El segundo niño hizo lo mismo. El padre lo invitó y el niño aterrizó en sus brazos. Quedaba el tercer niño. 

El padre lo invitó. El muchacho con una sonrisa en el rostro tomó vuelo y se lanzó al vacío con la confianza de ser recogido por su padre. En un momento su rostro se demudó. Vio que los brazos de su padre desaparecían y el cuerpo de su padre se echaba a un lado. No quería cogerlo. 

La frustración se manifestó en un terrible golpe del pequeño contra el suelo. Se hizo daño. Estaba herido física y emocionalmente. Los dos tipos de heridas surcaban el rostro del pequeño. Sus ojos buscaron los ojos de su padre. La frase que recibió nunca la olvidaría: “No debes fiarte de nadie ni de tu propio padre”. 

Abel creció con esa predisposición a la desconfianza hacia todas las personas. El daño emocional no quedó solamente en aquel lugar donde cayó. El daño emocional estaba en su corazón. ¿Cómo confiar? En momentos de angustia se refugiaba en las experiencias de su madre que nunca le había fallado. 

“Tienes miedo de la Voluntad de Dios porque has usado tu mente, que Él creó a semejanza de la Suya Propia, para crear falsamente. La mente sólo puede crear falsamente cuando cree que no es libre”. 

“Una mente ‘aprisionada’ no es libre porque está poseída, o refrenada, por sí misma. Está, por lo tanto, limitada, y la voluntad no es libre de afirmarse a sí misma”. 

“Ser uno es ser de una misma mente o voluntad. Cuando la Voluntad de la Filiación y la del Padre son una, la perfecta armonía entre ellos es el Cielo”. 

Abel pensaba en esos rasgos de inseguridad que aquel padre le dejó para siempre en el interior de su hijo. Sin confianza nadie podía crecer, amar, entregarse, obedecer, sentirse seguro, desarrollar sus cualidades, progresar. 

En ocasiones se pensaba que eran lecciones útiles para nuestros hijos y no se era consciente del daño tan lamentable que provocábamos en ellos. “Ser uno es ser de una misma mente o voluntad. Cuando la Voluntad de la Filiación y la del Padre son una, la perfecta armonía entre ellos es el Cielo”.

miércoles, abril 18

LA INOCENCIA EN MARCHA

Josué pensaba dos palabras que le tenían abstraído, lleno de pensamientos y de conceptos enfrentados. La ‘inocencia’ frente al ‘pecado’. Recordaba cuando se estaba sacando el carnet de conducir. Una de las máximas que el profesor de conducción les repetía a todos los alumnos era el desarrollo de la condescendencia. 

Les repetía constantemente: ‘sin amabilidad la conducción sería imposible’. Era un concepto que atesoraba en su interior. En la conducción había incidencias de todo tipo. En una ocasión quiso pasarse toda una hilera de coches lentos que caminaban por el arcén de la izquierda. 

Al llegar al final, descubrió la razón de esa marcha lenta. Había un accidente y se había inutilizado un carril. Debía incorporarse a ese carril. Reconoció que cuando otros conductores lo hacían pensaba que eran unos aprovechados. En aquella ocasión fue un error suyo. 

Intentó ponerse en el carril atiborrado de coches de la izquierda. Un señor, con la sonrisa en la cara, le indicó que se metiera. En su corazón lo agradeció infinito. ‘Era una buena persona’, pensó. Así podría seguir y contar todas las batallitas que había experimentado en la carretera. 

Se daba cuenta de que la condescendencia era vital y necesaria. La inocencia le impulsaba a entrar en el segundo escalón del perdón (disculpa, comprensión) y en el tercer escalón del amor. La ira y el inconveniente le hacía entrar en el primer escalón del pecado, después en el segundo de culpa y en el tercero del miedo. 

Así que deseaba ver las características de la inocencia: “La inocencia no es un atributo parcial. No es real hasta que es total. Los que son parcialmente inocentes a veces tienden a actuar neciamente”. 

“Su inocencia no pasa a ser sabiduría hasta que no se convierte en un punto de vista de aplicación universal. La percepción verdadera, o percepción inocente, significa que nunca percibes falsamente y que siempre ves correctamente”. 

“Dicho de una manera más llana, significa que nunca ves lo que no existe y siempre ves lo que existe”. 

Josué veía las implicaciones que tenía la reacción natural de algunas personas. Unas saltaban acusando, gritando, culpando y denigrando. Otras eran amables, comprensivas, cedían el paso y cuando alguien se pasaba en su comportamiento lo disculpaban porque no siempre era producto de una intención. 

Muchas veces era producto de un error, de un despiste, o de una valoración de la situación equivocada. Nadie estaba libre de cometer algún error. Por ello, valoraba a su profesor de la auto-escuela con aquel consejo de la condescendencia. 

Valoraba a su interior por no pensar de modo equivocado de las personas. Una actitud de verdad, de sencillez y de naturalidad tenía un poder en sí que ningún otro poder de la vida podía contrarrestar. La inocencia había hecho raíz en su corazón.

martes, abril 17

LA VERDAD NUNCA NOS DEJA

Benjamín se adentraba en el funcionamiento de su mente. Estaba satisfecho de poder pensar, de poder captar el mundo que le rodeaba y disfrutar con las personas que lo compartían juntamente con él. Pero le gustaba saber cómo funcionaba. Le gustaba conocer cómo funcionaba el motor de un coche. 

Le encantaba comprender el funcionamiento de frenado de un automóvil. Sabía que, si lo comprendía, podría utilizar esos mecanismos de una forma más adecuada, más útil y más eficaz. Su curiosidad no tenía límites y buscaba conocer, comprender, y descubrir todo lo que le rodeaba. 

Conocer le daba felicidad. Era un gozo continuo y constante. Ahora se veía ante el funcionamiento de la mente. Leía con interés sus medios de acción: “Algunos conceptos fundamentales no pueden entenderse en función de sus opuestos”. 

“Es imposible concebir la luz y la oscuridad, o todo y nada, como posibilidades compatibles. Estos conceptos son o completamente verdaderos o completamente falsos”. 

“Es esencial que te des cuenta de que tu pensamiento seguirá siendo errático hasta que te comprometas firmemente con la luz o con la oscuridad. No obstante, un compromiso firme con la oscuridad o con la nada es imposible”. 

“No hay nadie que haya vivido que no haya experimentado alguna luz o alguna cosa. Nadie es capaz, pues, de negar completamente la verdad, aunque piense que puede hacerlo”. 

Benjamín se sumía en sus pensamientos y en su experiencia. Sobre un fondo de negrura fuerte, sobresalían luces y presencias que le hablaban de una tremenda esperanza en su interior. 

Sabía que, entre todas las incidencias de su vida, momentos de gozo, encantos, maravillas y encuentros se habían producido. Y, si era un poco sincero, las luces adquirían tal intensidad que iban dejando en segundo plano la negrura de lo incomprendido, de lo negativo, de lo adverso y del sufrimiento. 

Debía admitir que las ideas leídas eran verdaderas: “Nadie es capaz, pues, de negar completamente la verdad, aunque piense que puede”.

lunes, abril 16

EL SUMMUM DE LA MANSEDUMBRE

Iván había dudado durante mucho tiempo del poder de la bondad, de la mansedumbre, de la paz, de los buenos modales y de los buenos consejos. En algunas ocasiones había visto la rudeza en el trato como mucho más poderosa y potente para solucionar problemas. 

La jerarquía, la obediencia, el miedo, la dominación, eran capaces de solucionar cualquier problema en un tiempo limitado y de raíz. Otros métodos llevaban más tiempo y parecían que no eran tan eficaces. Sin embargo, no había reparado en los sentimientos de odio, de rechazo, de venganza, de ira, que despertaba la obediencia debida. 

Sabía que, para aceptar una idea, una orientación, debía ser entendida y comprendida. No solamente contaba la obediencia, debía ser tenida presente la comprensión. Los enemigos siempre surgían a los mandos violentos y crueles. Al final, no se podía olvidar que éramos personas con una mente y con un corazón. 

Iván estaba de acuerdo con elegir el método comprensivo. Era el más completo. Era el que dignificaba a la persona por encima de un animal. Y todo ser humano agradecía ser tratado como un ser humano. 

“La Expiación de por sí sólo irradia verdad. Es, por lo tanto, el epítome de la mansedumbre y derrama únicamente bendiciones. No podría hacer eso si procediese de cualquier otra fuente que no fuese la perfecta inocencia”. 

“La inocencia es sabiduría porque no tiene conciencia del mal; y el mal no existe. No obstante, es perfectamente consciente de todo lo que es verdad. La resurrección demostró que nada puede destruir la verdad”. 

“El bien puede resistir cualquier clase de mal, al igual que la luz disipa cualquier clase de oscuridad. La Expiación es, por lo tanto, la lección perfecta. Es la demostración concluyente de que todas las demás lecciones son ciertas”. 

Iván se repetía para sus adentros: “La Expiación de por sí sólo irradia verdad. Es, por lo tanto, el epítome de la mansedumbre y derrama únicamente bendiciones. No podría hacer eso si procediese de cualquier otra fuente que no fuese la perfecta inocencia”. 

La definición de ‘bien’ le llegó al alma. Entendía que la oscuridad no existía porque era ausencia de luz. Se encendía la luz y la oscuridad desaparecía como un juguete entre niños. El ‘bien’ era capaz de erradicar el mal. Por lo tanto, el mal no existía. El ‘bien’ tenía toda la fuerza de la existencia.

domingo, abril 15

HONRAR A OTROS

Gonzalo reconocía que en su etapa de profesor el apoyo del director de la institución educativa fue determinante en su desarrollo. Le dio confianza, fuerza interna, iniciativa y un gran ánimo que no veía obstáculos imposibles de superar. Sabía que sin esa confianza su experiencia hubiera sido diferente. 

Gonzalo reconocía que había descubierto, inclusive, cualidades en él que creía que no tenía. Era como la floración completa de una planta que ni la planta misma conocía. Fue un milagro tenerlo. Fue un regalo de la vida disponer de esa experiencia. Personalmente se lo agradeció. Siempre recordaba su respuesta: ‘otros lo hicieron conmigo’. 

Entendía que la vida era una cadena de ofertas a otros que trataban de desarrollar aquellas cualidades desconocidas por las mismas personas. Con esa idea en su vida, aplicó todos los métodos a su alcance para llegar y compartir esa transmisión con sus alumnos. 

Gozaba y leía con placer aquellas líneas: “La inocencia es incapaz de sacrificar nada porque la mente inocente dispone de todo y sólo se esfuerza por proteger su plenitud. No puede proyectar”. 

“Tan sólo puede honrar a otras mentes porque honrar a otros es el saludo natural de los verdaderamente amados hacia los que son como ellos. El cordero ‘quita los pecados del mundo’ en el sentido de que el estado de inocencia o gracia, es uno en el que el significado de la Expiación es perfectamente obvio”. 

“La Expiación carece por completo de ambigüedad. Es perfectamente inequívoca porque existe en la luz. Únicamente los intentos de ocultarla en las tinieblas han hecho que sea inaccesible para aquellos que eligen no ver”. 

Gonzalo quedaba sellado con aquellas expresiones: “Tan sólo puede honrar a otras mentes porque honrar a otros es el saludo natural de los verdaderamente amados hacia los que son como ellos”. 

Y honrar a otros es la fuente de una bendición maravillosa para todas las personas.

sábado, abril 14

INOCENCIA Y FUERZA

José se entretenía en su mente con unos pensamientos que le pasaban y venían como en un juego. Sabía que, en todo problema que surgía en la vida, las apariencias no eran siempre lo que la verdad dictaba. Se necesitaba de un largo proceso para conocer la verdad. 

Los abogados, la policía y los testigos jugaban su rol y todo eso desembocaba en la apariencia de verdad. En muchas ocasiones se sabía con certeza el ajuste de todas las piezas, pero no había pruebas para justificarlas. José, en muchas películas, conocía esos detalles y se impacientaba en su asiento. 

Había autores de delitos que trataban de borrar las pruebas, los detalles pequeños que podrían incriminarlos. Todo un procedimiento para evitar que los jueces conocieran la verdad. La fuerza de la verdad era una fuerte emoción que vibraba en cada ser humano. 

La fuerza de la burla era el objetivo del culpable para evitar la condena. Muchos y renombrados abogados vivían de ese poder que tenían de destruir pruebas y anular los detalles aportados por el fiscal para no ser tenidas en cuenta. La fuerza de la verdad contra la fuerza de la mentira. 

La fuerza de la verdad era tan aplastante que no se podía jugar con ella. Sólo había que evitar que saliera. Esas diatribas y enfrentamientos se producían en los juzgados. Y esa inquietud se debatía también en nuestras mentes en muchos momentos de nuestra vida. 

“Se me ha llamado correctamente ‘el cordero de Dios que quita el pecado del mundo’, mas quienes representan al cordero manchado de sangre no entienden el significado del símbolo”. 

“Si se entiende correctamente, es un símbolo que habla de mi inocencia. El león y el cordero, tendidos el uno junto al otro, simbolizan que la fuerza y la inocencia no están en conflicto, sino que viven naturalmente en paz”. 

“‘Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios’ es otra forma de decir lo mismo. Una mente pura conoce la verdad y en eso radica su fuerza. No confunde la destrucción con la inocencia porque asocia la inocencia con la fuerza y no con la debilidad”. 

José se quedaba admirado. Durante mucho tiempo había interpretado la expresión ‘cordero de Dios’ con el sacrificio, con la sangre, con la destrucción. Ahora reconocía que había interpretado de forma confusa el símbolo. Los símbolos tenían su carga interpretativa. 

No por repetir muchas veces una equivocación se convertía en verdad. Después de muchos años descubría la fuerza y la potencia del mensaje de las bienaventuranzas. “bienaventurados los pobres en espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”. 

En otra versión la traducción de la primera bienaventuranza era: “Dichosos los que eligen ser pobres, porque ésos tienen a Dios por Rey”. Se subrayaba la elección y la sabiduría de unirse al Eterno en sus pensamientos diarios. 

José cerraba los ojos. Se adentraba en su corazón, en su mente, en su Ser interno. Su espíritu se alegraba y sabía que en el espíritu no en la fuerza de la apariencia de verdad estaba la auténtica base de la vida.

viernes, abril 13

EL AUTÉNTICO PODER

Darío veía algún que otro problema con el asunto de los sacrificios humanos. Desde pequeño había visto películas donde algunas culturas antiguas exigían la muerte de una doncella virgen o la de un valiente guerrero para apaciguar a los dioses frente a las adversidades que afrontaban en la vida. 

Era algo difícil de aceptar. Era una creencia que no se podía constatar. ¿Quién podía estar seguro de que la muerte de la persona llegaba hasta los dioses y lograba su objetivo? Nadie volvía nunca de la muerte y no se podía verificar. La tradición jugaba un fuerte papel. 

Por otra parte, Darío pensaba que nunca la muerte podía ser la mensajera de nada. La muerte quitaba las energías y las potencias de jóvenes apreciados por sus conciudadanos. La comunicación no podía darse entre los cuerpos. La comunicación siempre afectaba el nivel del espíritu. 

Siempre había entendido que, si una persona comprendía el error que había hecho y conscientemente lo reprobaba, ese hecho ya no formaba parte de la vida de ese ser. Cada uno se iba quitando las ideas confusas que soportaba en su interior y se iba volviendo cada vez más sabio. 

En su interior vibraban las primeras veces que repetía las palabras del ‘Padre Nuestro’ como una comunicación con el Eterno. En esa comunicación no había nada relativo al sacrificio, a la muerte, a la entrega corporal. Todo radicaba en el nivel de la mente, en el nivel del espíritu. 

Al leer aquellas ideas, un nuevo horizonte se abría ante sus ojos: “El sacrificio es una noción que Dios desconoce por completo. Procede únicamente del miedo, y los que tienen miedo pueden ser crueles”. 

“Cualquier forma de sacrificio es una violación de mi exhortación de que debes ser misericordioso al igual como nuestro Padre en el Cielo lo es. A muchos cristianos les ha resultado difícil darse cuenta de que esto les atañe a ellos”. 

“Los buenos maestros nunca aterrorizan a sus estudiantes. Aterrorizar es atacar, y como resultado de ello se produce un rechazo de lo que el maestro ofrece, malográndose así el aprendizaje”. 

Darío veía que esa actitud estaba en concordancia con los pensamientos del amor. “si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso”.

4 “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. 5 No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. 6 El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. 7 Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. 

Darío veía la inutilidad del sacrificio, la muerte corporal y la prevalencia del espíritu. Las cualidades que realmente adornaban y se esperaban de Dios.

miércoles, abril 11

¿EXPRESIONES DIVINAS O HUMANAS?

Mario se quedaba pensativo cuando escuchaba algunas expresiones que se utilizaban en conversaciones de altercados, enfrentamientos, insolencias y contrariedades y se aplicaban al Creador. Sabía que la cualidad esencial de lo eterno era el amor. 

¿Podía ese amor castigar a alguien, vengarse de alguien, atacar a alguien? Esas ideas no las concebía para el Eterno. Recordaba con emoción una conversación que mantuvo con una persona de su confianza. Estuvo durante mucho tiempo albergando la idea de venganza contra un familiar. 

Le había hecho mucho daño, según él. Y su deseo de venganza lo animaba a encontrar el momento oportuno y adecuado para ejecutarlo. Después de hablar con cierta persona, ese deseo de venganza fue decayendo poco a poco en su interior. Empezó a comprender mejor la situación de ese familiar. 

Estaba pasando un mal momento. Y apremiado por las circunstancias había dicho aquello que lo había dejado totalmente exterminado. Nunca se hubiera esperado eso de su familiar. Sólo le quedaba la venganza. Sin embargo, descubría, con la ayuda de una persona sabia, que le quedaba también la comprensión. 

Eligió la comprensión y el perdón. Y casi sin darse cuenta, ese fardo que tanto le estaba costando llevar, fue desapareciendo. “La afirmación: ‘Mía es la venganza, dice el Señor’ es una percepción falsa mediante la cual uno le atribuye a Dios su propio pasado ‘malvado’”. 

“Ese pasado ‘malvado’ no tiene nada que ver con Dios. Él no lo creó, ni tampoco lo sustenta. Dios no cree en el castigo. Su Mente no crea de esa manera. Dios no tiene nada contra ti por razón de tus ‘malas’ acciones”. 

“¿Cómo sería posible que me hubiese acusado a mí por ellas? Asegúrate de que reconoces cuán absolutamente imposible es esta suposición, y también de que procede enteramente de la proyección”. 

“Este tipo de error es responsable de una multitud de errores similares, incluyendo la creencia de que Dios rechazó a Adán y lo expulsó del Jardín del Edén”. 

“Quizás por eso piensas a veces que no te estoy guiando bien. He tomado las máximas precauciones para usar palabras que sean casi imposible de distorsionar, pero siempre es posible tergiversar los signos si así se desea”. 

Mario se quedaba más tranquilo. La Fuente del Bien actuaba como el bien se merecía. La esencia del Bien nos hacía separar las ideas del humano y las ideas del Eterno. Dios estaba siempre a nuestro lado, en nuestro favor, con nuestra compresión y con la unión amorosa de los dos.

martes, abril 10

LA MEJOR DEFENSA

Luis siempre había albergado en su interior que la mejor defensa era un buen ataque. Desacreditar a quien desea vencernos era el medio que había visto en marcha en muchas ocasiones. Era la mentalidad de competencia, de victoria, de acoso y derribo. 

En algunos casos las personas no habían sabido llevar bien esa estrategia y se habían confundido porque eran personas buenas. Las personas nobles no estaban duchas en el ataque a los demás. Buscaban la comprensión, el apoyo y la ayuda mutua. 

Había mejores medios para clarificar los enfrentamientos y las estrategias no buscaban derribar al otro. Trataban de entender lo que realmente estaba pasando. “La mejor defensa, como de costumbre, consiste en no atacar la posición de otro, sino más bien en proteger la verdad”. 

“No es muestra de gran sensatez aceptar un concepto si para justificarlo tienes que invertir todo un marco de referencia. Este procedimiento es doloroso en sus aplicaciones menores, y verdaderamente trágico en una escala mayor”. 

“Con frecuencia la persecución termina siendo un intento de ‘justificar’ la terrible y errónea percepción de que Dios mismo persiguió a Su Propio Hijo en nombre de la salvación”. 

“Ni siquiera las mismas palabras tienen sentido. Superar esto ha sido sumamente difícil, pues si bien este error no es más difícil de corregir que cualquier otro, son muchos los que no han estado dispuestos a abandonarlo en vista de su eminente valor como defensa”. 

“Un ejemplo menos dramático es el del padre que dice: “esto me duele a mí más que a ti”, y se siente exonerado al darle una paliza a su hijo. ¿Crees que nuestro Padre piensa realmente así?”. 

“Es tan esencial eliminar cualquier pensamiento de este tipo que debemos asegurarnos de que nada semejante permanezca en tu mente. Yo no fui ‘castigado’ porque tu fueses malo”. 

“La lección completamente benévola que la Expiación enseña se echa a perder si se mancilla con cualquiera de las formas en que esta clase de distorsión se manifiesta”. 

Luis comprendía, en su profundidad, mucho mejor la Expiación. El amor y la comprensión eran fuerzas poderosas para corregir nuestros errores. Los medios coercitivos, agresivos y crueles no lograban su objetivo verdadero. Creaban miedo. 

Tenía en su mente al padre que le preparaba al hijo para una buena paliza: “esto me duele a mí más que a ti’, y se siente exonerado al darle una paliza a su hijo”. 

Recordaba a su querido director, caminando a su lado, apoyado su brazo en su hombro. Con una actitud de aprecio profundo, le fue desgranando, con mucho tacto, las consecuencias de una de las decisiones que había tomado. 

Afectaba a una persona de la institución. Con tal actitud de acercamiento de profundo respeto, Luis pudo ver el daño que le estaba causando a aquella persona. Lo comprendió. Se lo agradeció y decidió desactivar toda la campaña de desprestigio que había montado. 

Luis sabía que tenía razón. Pero la forma de actuar de aquella persona ya estaba en conocimiento de la dirección. Solamente le quedaba apreciar, amar, respetar, reconocer que todos cometíamos errores. Y para corregir un error, el amor era vital para no causar un daño gratuito. 

Siempre en su corazón, le agradecía a su director la paciencia que tuvo con él y el amor que le compartió. No fue necesaria ninguna paliza, ningún escarnio público, ninguna censura. El amor todo lo curaba y todo lo olvidaba.

lunes, abril 9

NUEVA MENTALIDAD

Enrique sabía que toda la forma de ser de cada ser humano estaba en su mente, en sus pensamientos. Lo más digno de la persona era su mentalidad. El centurión romano era extranjero en Judea, opresor, conquistador y dominador. Su cuerpo de guerrero impresionaba. 

Sin embargo, buscando una solución para uno de sus siervos más allegados a él, que estaba gravemente enfermo, se encontró con Jesús. Al verlo casi se desanimó en su intento de pedirle ayuda. Jesús venía caminando al atardecer después de un día de actividades. 

Su aspecto cansado, sucio del camino, vestido de forma sencilla, no ocultó la riqueza mental que poseía. El centurión supo verla. Quería mucho a su siervo. Y ese amor le impulsó a descubrir, a través de sus ojos, la maravilla que habitaba en los pensamientos de Jesús. 

Le pidió ayuda por su siervo. Jesús no reparó en que era extranjero, ni conquistador ni soldado. Se fijó en la relación amorosa que tenía hacia su siervo. Y la divinidad siempre responde al amor. Le dijo que iría con él a su casa. El centurión le compartió que no era digno de tal honor. Él era hombre que tenía mando sobre los demás. 

E invitó a Jesús que hiciera lo mismo. Jesús se sorprendió de la capacidad de percepción del centurión. Veía lo que casi nadie veía. La respuesta de Jesús fue la oportuna en esos casos: ‘De acuerdo, hágase como dices’. Al volver a casa, el centurión comprobó que la mejoría de su siervo se produjo en aquel momento. 

Los que no sabemos ver más allá del aspecto físico, olvidamos que lo importante no está en la apariencia, sino en los pensamientos, en el espíritu. “Hay otro punto que debe quedar claro antes que pueda desaparecer cualquier residuo de temor que aún esté asociado con los milagros”. 

“La crucifixión no estableció la Expiación; fue la resurrección la que lo hizo. Son muchos los cristianos sinceros que no han entendido esto correctamente. Nadie que esté libre de la creencia en la escasez podría cometer tal equivocación”. 

“Si se examina la crucifixión desde un punto de vista invertido, parece como si Dios hubiese permitido, e incluso fomentado el que uno de Sus Hijos sufriese por ser bueno”. 

“Esta desafortunada interpretación, que surgió como resultado de la proyección, ha llevado a muchas personas a vivir atemorizadas de Dios. El auténtico cristiano, sin embargo, debería hacer una pausa y preguntarse: “Cómo iba a ser posible esto?”. 

“¿Cómo iba ser posible que Dios Mismo fuese capaz de albergar el tipo de pensamiento que sus Propias palabras han señalado que es indigno de Su Hijo?”. 

Enrique comprendía que lo aparente no era lo importante. Lo maravilloso estaba en la mentalidad nueva de la resurrección. La crucifixión era una metáfora del cambio de pensamiento que ocurría en nuestro interior. 

Se moría a una forma de pensar totalmente equivocada. Y se daba paso a esa nueva mentalidad simbolizada por la resurrección que implicaba una nueva vida. Por ello, entendía mucho mejor ahora esa afirmación: “la crucifixión no estableció la Expiación; fue la resurrección la que lo hizo”.

domingo, abril 8

EL PROCESO DE LIBERTAD

Carlos reconocía que en aquellas ocasiones donde el enfado era total y la indignación abundante perdía la percepción equilibrada de los acontecimientos y una ira interior salía en contra de todo. Reconocía que todo lo que hablaba en dichas ocasiones era fuera de cordura y de razón. 

Cuando recobraba la serenidad no llegaba a reconocerse. Las emociones por la fuerza de la energía negativa se debatían con fuerza destructiva en su interior y la razón volaba y nada tenía sentido sino solamente su furia. Su libertad quedaba seriamente dañada. Una fuerza irracional le había envuelto en la miseria. 

El miedo que le había atenazado abría las puertas de la furia y todo el vendaval arrasaba a su paso sin darse cuenta de que había muchos elementos que no eran los causantes de su estado desequilibrado. Bien podría decirse que una locura pasajera había pasado por su mente. 

Por ello, al anclarse de nuevo en la serenidad, veía con lucidez y con una percepción equilibrada la verdad de los conceptos utilizados. “El primer paso hacia la libertad comprende separar lo falso de lo verdadero”. 

“Este es un proceso de separación en el sentido constructivo de la palabra, y refleja el verdadero significado del Apocalipsis. Al final cada cual contemplará sus propias creaciones y elegirá conservar sólo lo bueno, tal como Dios mismo contempló lo que había creado y vio que era bueno”. 

“El término ‘Juicio Final’ asusta no sólo porque ha sido proyectado hacia Dios, sino también por la asociación de la palabra ‘final’ con la muerte. Este es un ejemplo sobresaliente de la percepción invertida”. 

“Si se examina objetivamente el significado del ‘Juicio Final’, queda muy claro que en realidad es el umbral de la vida. Nadie que viva atemorizado puede estar realmente vivo”. 

Carlos respiraba aliviado en su interior. El temor, el miedo, el espanto de ese futuro aterrador de ‘Juicio Final’ se esfumaba como humo en el viento. Se deshacía en el conjunto de conceptos negativos en el alma humana. Adquiría una fuerza de vida y de vida auténtica. 

Le había llegado muy hondo el concepto de que “nadie que viva atemorizado puede estar realmente vivo”. Por ello, la expectación cambiaba totalmente de dirección. ‘El Juicio Final’ implicaba vida, separación constructiva, elección de lo eterno y olvido, por carecer de sentido, de aquellas incidencias alocadas.

sábado, abril 7

EL JUICIO FINAL

Desde pequeño Sebas había escuchado del Juicio Final. Un acontecimiento donde todos los humanos se presentarían para resolver sus casos según sus comportamientos. Siempre habían sido palabras mayores en su vida y en su experiencia. 

Había momentos en que le resultaba justo. Otros, resaltaban en su interior sentimientos de miedo e incomodidad. Pero, según le habían dicho, todas las personas debían aparecer ante el tribunal para la ejecución del Juicio Final. 

Al leer aquellas palabras que le llegaban hasta sus oídos y hasta su corazón algo en su interior resonaba con una melodía totalmente distinta. “Por lo general, se considera al Juicio Final como un proceso que Dios emprendió”. 

“Pero en realidad son mis hermanos quienes lo emprenderán con mi ayuda. El Juicio Final es la última curación, en vez de un reparto de castigos, por mucho que pienses que los castigos son merecidos”. 

“El castigo es un concepto completamente opuesto a la mentalidad recta, y el objetivo del Juicio Final es restituirte tu mentalidad recta. Se podría decir que el Juicio Final es un proceso de correcta evaluación”. 

“Significa simplemente que todos llegarán por fin a entender qué es lo que tiene valor y qué es lo que no lo tiene. Después de que esto ocurra, la capacidad para elegir podrá ser dirigida racionalmente”. 

“Pero hasta que se haga esa distinción, las oscilaciones entre la voluntad libre y la aprisionada no podrán sino continuar”. 

Sebas se estaba quitando un peso de encima. Un nuevo arco iris aparecía en su vida. Un concepto amplio, profundo del amor de Dios se dibujaba y vibraba con los latidos de su corazón. No era un juicio para condenar. Le encantaba conocer que la palabra ‘juicio’ en este contexto no implicaba castigo. 

El castigo se esfumaba y aparecía la aparición de un nuevo horizonte, de una nueva mentalidad, de una nueva actitud que olvidaba la distancia, las diferencias, las separaciones y las divisiones entre las personas.