sábado, marzo 31

EL PODER DEL PENSAMIENTO Y LA CREENCIA

Lucas estaba tranquilo. Sentado en la roca saliente sobre aquella colina veía todo el horizonte que se expandía ante sus ojos. La maravilla era grandiosa. El poder de la naturaleza en todo su esplendor. La armonía de formas y colores colosal. 

Su corazoncito interno se dejaba impresionar por tanta bondad de belleza junta que se agolpaba ante sus ojos. El ritmo de la luz y de las sombras jugaban de una forma solidaria para ayudarse mutuamente. La brisa suave modulaba el movimiento de los arbustos y de las flores silvestres. 

Todo era belleza, quietud, paz, serenidad y eternidad. No le importaría estar allí y olvidarse de todos los pensamientos de acción que debía llevar en cada momento de su existencia. Ahora le tocaba el silencio de la vida que le saludaba desde los diversos tonos del cuadro imponente pintado por el universo. 

En ese silencio, su mente se dejaba llenar por estas ideas: “Les contestó: Porque tienen poca fe. Les aseguro que si tuvieran fe como un grano de mostaza le dirían al cerro éste: "Córrete más allá", y lo haría. Nada les sería imposible". Palabras de Jesús que le habían susurrado en su interior en muchas ocasiones. 

El poder de la fe (o creencia) y el poder del pensamiento pululaban en su interior buscando comprensión. Se deleitaba en el silencio en las líneas siguientes: “El milagro – expresión de la Expiación – es siempre un gesto de respeto del que es digno para con otro que también es digno”. 

“Todo el mundo experimenta miedo. Sin embargo, no se requeriría más que una pequeña dosis de recto pensar para que uno pudiera darse cuenta de por qué se produce”. 

“Son muy pocos los que aprecian el verdadero poder de la mente, y nadie permanece consciente de él todo el tiempo. No obstante, si esperas librarte del miedo hay algunas cosas que debes comprender, y comprender plenamente”. 

“La mente es muy poderosa y jamás pierde su fuerza creativa. Nunca duerme. Está creando continuamente. Es difícil reconocer la oleada de poder que resulta de la combinación de pensamiento y creencia, la cual puede literalmente mover montañas”. 

“A primera vista parece arrogante creer que posees tal poder, mas no es ésa la verdadera razón de que no lo creas. Prefieres creer que tus pensamientos no pueden ejercer ninguna influencia real porque de hecho tienes miedo de ellos”. 

“Eso puede mitigar la conciencia de culpabilidad, pero a costa de percibir a la mente como impotente. Si crees que lo que piensas no tiene ningún efecto, puede que dejes de tenerle miedo, pero es bastante improbable que le tengas respeto”. 

“No hay pensamientos intrascendentes. Todo pensamiento produce forma en algún nivel”. 

Lucas en aquel silencio de su corazón ante la panorámica que veía se dejaba influenciar por la última línea. “No hay pensamientos intrascendentes. Todo pensamiento produce forma en algún nivel”.

viernes, marzo 30

EL CUERPO NO PUEDE CREAR

Marcos iba creciendo y entrando en la adolescencia. En su época no estaba de moda los gimnasios para ir a ejercitarse. Uno de sus amigos le habló de un libro con un título muy sugerente: ‘Yoga para jóvenes’. Lo hojeó un poco y sacó la idea de pensamientos estupendos con posturas corporales nunca vistas. 

Era una tradición oriental muy contraria a la occidental. Sin embargo, Marcos encontró en ese libro la combinación de dos elementos que le atraían mucho. Por una parte, no quería centrarse en el cuerpo como elemento de orgullo personal frente a los demás. 

Por otra parte, los pensamientos propuestos le atraían mucho. Las posturas corporales estimulaban los diversos músculos y favorecían la salud. La parte meditativa le daba una paz y una serenidad que apreciaba en esos momentos de su adolescencia. 

Su mente se llenaba de ideas profundas de pensadores humanísticos destacados y de Jesús. Todos los ejercicios buscaban centrarse en la mente como directora del cuerpo y de la experiencia. Ahondaba en sus convicciones humanísticas y espirituales. 

Entendía la propuesta de aquellas ideas que se le proponían: “Un paso importante en el plan de la Expiación es deshacer el error en todos los niveles. La enfermedad o ‘mentalidad no recta’ es el resultado de una confusión de niveles, pues siempre comporta la creencia de lo que está mal en un nivel puede afectar adversamente a otro”. 

“Nos hemos referido a los milagros como un medio de corregir la confusión de niveles, ya que todos los errores tienen que corregirse en el mismo nivel en que se originaron. Sólo la mente puede errar”. 

“El cuerpo sólo puede actuar equivocadamente cuando está respondiendo a un pensamiento falso. El cuerpo no puede crear y la creencia de que puede – error básico – da lugar a todos los síntomas físicos. Las enfermedades físicas dan lugar a la magia”. 

“Cuando se comprende que la mente – el único nivel de creación – no puede crear más allá de sí misma ninguna confusión tiene por qué producirse”. 

Marcos veía que la elección en su juventud al centrarse en la mente fue acertada. La mente era lo supremo. El cuerpo seguía sus instrucciones. El cuerpo adquiría la forma de los músculos juveniles en cuerpos adolescentes pero su centro era el pensamiento y la meditación.

jueves, marzo 29

UNIDAD IRROMPIBLE

Mateo por fin veía escrita la idea que había pensado muchos años atrás. El amor era una relación entre personas. El amor vinculaba sus mentes y sus objetivos. El amor las hacia funcionar como una sola. Las alegrías eran compartidas y las adversidades enfrentadas desde la unidad. 

Había sentido esa máxima que exponía que las alegrías compartidas eran dobles alegrías y las penas compartidas eran medias penas. La sensación de unidad fortalecía a cada miembro de la relación de una forma poderosa y maravillosa. La seguridad ganada era tanta que no se podía apreciar en su realidad. 

En cierto momento, caminando por un puente que accedía al otro lado de la calzada de una autopista, tuvo la impresión de que Dios tenía necesidad de Sus Hijos como Sus Hijos tenían necesidad de Él. No se establecía una diferencia insalvable entre ambos. 

Esa necesidad era mutua porque el amor unía, no separaba. El amor igualaba no jerarquizaba. El amor fundía no dejaba la dualidad. Eso le hizo leer con mucho interés el siguiente párrafo: 

“Los Hijos de Dios tienen derecho al perfecto bienestar que resulta de tener perfecta confianza. Hasta que no logran esto, se agotan así mismos y desperdician sus verdaderos poderes creativos en fútiles intentos de obtener un mayor bienestar valiéndose de medios inadecuados”. 

“La Expiación (o perdón) es la única ofrenda digna de ser ofrecida en el altar de Dios, debido al valor que el altar en sí tiene. Fue creado perfecto y es absolutamente digno de recibir perfección”. 

“Entre Dios y Sus creaciones existe una perfecta interdependencia. Él depende de ellas porque las creó perfectas. Les dio Su paz para que nada las pudiese alterar ni engañar. Siempre que tienes miedo, te engañas a ti mismo y tu mente no puede servir al Espíritu Santo”. 

“Eso te deja hambriento, pues te niega el pan de cada día. Dios se siente solo sin Sus Hijos, y Sus Hijos se sienten solos sin Él”. 

“Tienen que aprender a ver el mundo como un medio para poner fin a la separación. La Expiación (o perdón) es la garantía de que finalmente lo lograrán”. 

Mateo se llenaba de estas ideas tan afines a su sentir hacía muchos años. Y se repetía a sí mismo: “Eso te deja hambriento, pues te niega el pan de cada día. Dios se siente solo sin Sus Hijos, y Sus Hijos se sienten solos sin Él”.

miércoles, marzo 28

LA EXPIACIÓN SIEMPRE LLEGA

Guille se sentía muy bien. Veía un rayo de luz en su mente, en su visión y en su horizonte. La idea de reconsiderar las cuestiones tenía un límite. La adversidad atacaba con dureza. Sin embargo, llegaba un momento donde las defensas cedían y dejaban pasar los sentimientos de aceptación. 

Esa puerta abierta en cada uno de nosotros le alegraba mucho. Nada se podía perder. Siempre la luz podía penetrar donde nada más podía hacerlo. Siempre la esperanza dejaba su energía intacta para alcanzar las cimas más difíciles. El cambio era posible. Estaba escrito en cada célula del cuerpo. 

“El que todos acepten la Expiación es sólo cuestión de tiempo. Tal vez parezca que esto contradice su libre albedrío, dada la inevitabilidad de la decisión final, pero en realidad no es así”. 

“Puedes aplazar lo que tienes que hacer y eres capaz de enormes dilaciones, pero no puedes desvincularte completamente de tu Creador, Quien fija los límites de tu capacidad de crear falsamente”. 

“Una voluntad aprisionada engendra una situación tal, que, llevada al extremo, se hace completamente intolerable. La resistencia al dolor puede ser grande, pero no es ilimitada”. 

“A la larga, todo el mundo empieza a reconocer, por muy vagamente que sea, que tiene que haber un camino mejor. A medida que este reconocimiento se arraiga más, acaba por convertirse en un punto decisivo en la vida de cada persona”. 

“Esto finalmente vuelve a despertar la visión espiritual y, al mismo tiempo, mitiga el apego a la visión física. Este alternar entre los dos niveles de percepción se experimenta normalmente como un conflicto que puede llegar a ser muy agudo”. 

“Aun así, el desenlace final es tan inevitable como Dios”. 

Guille quedaba mudo. La afirmación era clara, certera, precisa y definitoria de nuestra forma de ser. La repetía: “Esto finalmente vuelve a despertar la visión espiritual y, al mismo tiempo, mitiga el apego a la visión física. Este alternar entre los dos niveles de percepción se experimenta normalmente como un conflicto que puede llegar a ser muy agudo”. 

Sin embargo, la conclusión de dicho conflicto siempre tomaba la misma dirección: “Aun así, el desenlace final es tan inevitable como Dios”.

martes, marzo 27

EL PERDÓN ES LO OPUESTO AL ATAQUE

Benito, desde pequeño, había escuchado tanto de sus padres como de sus familiares que tenía que defenderse. Si alguien le hacía algo, él debía reaccionar y defenderse. Él debía también atacar. Solamente un tonto, le recalcaban, se quedaba sin la debida reacción de ataque. 

Recordaba un hecho de unos de sus familiares que habían tenido un incidente con el coche. Se produjo un choque entre ambos y se dañaron. La otra persona bajó del coche y se disculpó ante su familiar. Había tenido un despiste y no sabía cómo no había parado para evitar el encuentro. 

Su familiar se quedó tranquilo ante tal respuesta. No había problema. El reconocimiento del hecho por aquella persona lo aclaraba todo. Hicieron el parte conjuntamente y dibujaron cómo sucedió todo. Una situación aclarada y finiquitada en la mente del familiar. 

Sin embargo, tres semanas después, recibió una notificación de aquella persona que lo había reconocido y ahora había cambiado su versión totalmente. Afirmaba que la culpa no era suya. El choque ocurrió por un error de la otra persona. Su familiar quedó sin palabras. Un cambio inesperado. 

La idea de atacar se había impuesto y fue capaz de cambiar su afirmación inicial. Las personas, sumidas en sus sueños de ataque, no podían concebir que pudieran vivir sin ataque. Ante las ideas de aquel párrafo, Benito ahondaba en su interior y en la comprensión de los sueños de ataque de las personas. 

“La Expiación es un compromiso total. Puede que aún asocies esto con perder, equivocación ésta que todos los Hijos de Dios separados cometen de una u otra forma. Resulta difícil creer que una defensa que no puede atacar sea la mejor defensa”. 

“Eso es lo que se quiere decir con ‘los mansos heredarán la tierra’. Literalmente se apoderarán de ella debido a su fortaleza. Una defensa de doble filo es intrínsecamente débil precisamente porque tiene dos filos, y puede volverse contra ti inesperadamente”. 

Benito observaba que, en el mundo del sueño, donde las leyes del ego dominaban, la defensa era el mejor ataque. Pero en el mundo de la realidad donde el espíritu reinaba la Expiación o perdón era nuestra verdadera protección. Lo excelso en nosotros no era el cuerpo, o mundo del sueño, era el espíritu.

lunes, marzo 26

CONFIANZA, CORAZÓN, TESORO

Samuel sabía, con certeza, los buenos beneficios que se obtenían de una total confianza en personas de sabiduría. Lo había experimentado en su niñez con la confianza que tenía en su madre. Muchas angustias fueron borradas por las explicaciones de su madre. 

Una confianza total en la sabiduría de su madre le hacía mucho bien. Le cuidaba en sus enfermedades, en sus momentos de debilidad, en sus dudas, en sus nuevos propósitos. Era una guía fiel que todo lo resolvía con sus palabras sabias y tranquilas. 

Cuando se casó, tuvo que aprender muchos de los remedios que le había aplicado. Ahora estaba en una casa nueva, en un nuevo lugar y la responsabilidad exigía obtener conocimiento. Una colección de libros de primeras atenciones también hizo su papel. 

Leía aquellas líneas con la misma confianza que había sentido en su interior con su madre: “Puedes hacer cualquier cosa que yo te pida. Te he pedido que obres milagros, y he dejado claro que los milagros son naturales, correctivos, sanadores y universales”. 

“No hay nada que no puedan lograr, pero no pueden llevarse a cabo con un espíritu de duda y temor. Cuando tienes miedo de algo, estás admitiendo que ello tiene el poder de hacerte daño. Recuerda que donde esté tu corazón allí también estará tu tesoro”. 

“Crees en lo que consideras valioso. Si tienes miedo, es que estás equivocado respecto a lo que es valioso. Tu entendimiento inevitablemente evaluará erróneamente, y al otorgar el mismo poder a todos los pensamientos, destruirás inevitablemente la paz”. 

“Por eso la Biblia expresa: ‘la paz de Dios que supera todo razonar’. No hay error que pueda alterar esa paz en lo más mínimo. Dicha paz no permite que nada que no proceda de Dios te afecte”. 

Samuel volvía a esa sensación de confianza en su niñez. No había duda ni temor. Releía las ideas: “No hay nada que no puedan lograr, pero no pueden llevarse a cabo con un espíritu de duda y temor. Cuando tienes miedo de algo, estás admitiendo que ello tiene el poder de hacerte daño”. 

La falta de confianza entrañaba duda, temor, miedo. “Cuando tienes miedo de algo, estás admitiendo que ello tiene el poder de hacerte daño”. La decisión de Samuel tenía el camino claro. Sin confianza, la duda y el temor destruía la paz que era su tesoro máximo.

domingo, marzo 25

MIEDO Y PODER

Daniel, a lo largo de su vida en la enseñanza, había constatado que los alumnos apreciaban y valoraban a los profesores comprensivos capaces de llevar con autoridad moral y razonable la disciplina en el aula. Otros profesores, en cambio, tratando de ser muy amigables con los alumnos tenían serios problemas. 

Los ambientes donde se sentían la autoridad, la disciplina dentro de una libertad de actuación, favorecían el estudio, la reflexión, los debates, la libre expresión y la paz en las discusiones. Eso daba la seguridad a los alumnos para poder abrirse y compartir sus ideas propias. 

No tenían la intimidación de los compañeros de clase para compartir sus ideas. Un buen ambiente era muy apreciado. Todos se sentían libres y naturales. Y eso era un tesoro. 

Daniel empezaba en ese contexto a comprender un poco más los miedos. “Todo miedo se reduce, en última instancia, a la básica percepción errónea de que tienes la capacidad de usurpar el poder de Dios”. 

“Por supuesto, no puedes hacer eso, ni pudiste jamás haberlo hecho. En esto se basa el que puedas escaparte del miedo. Te liberas cuando aceptas la Expiación, lo cual te permite darte cuenta de que en realidad tus errores nunca ocurrieron”. 

“Sólo después del sueño profundo que se abatió sobre Adán pudo este experimentar pesadillas. Si de repente se enciende una luz cuando alguien está teniendo un sueño aterrador, puede que inicialmente interprete la luz como parte de su sueño y tenga miedo de ella”. 

“Sin embargo, cuando despierte, la percibirá correctamente como su liberación del sueño, al que dejará entonces de atribuir realidad. Esta liberación no se basa en engaños ni ilusiones”. 

“El conocimiento que ilumina no sólo te libera, sino que también te muestra claramente que eres libre”. 

Daniel sabía los momentos de dificultad que pasaban algunos de sus alumnos que no eran respetados por el grupo. Conocía un poco del acoso escolar que se desarrollaba muy puntualmente en algunos casos. Una insensatez. Una pesadilla que angustiaba a los alumnos. 

Cuando sus alumnos fueron capaces de abrirse a él, la pesadilla del acoso empezó a decrecer por no aceptarla en sus angustias ni en sus pesadillas. Había que despertarse y compartir. 

Ahora veía que las pesadillas de imponer la autoridad, de usurparla sin orden ni concierto, con las desigualdades entre los diferentes jefecillos de los grupos, provocaban sufrimiento horrible. Quitarle a Dios su lugar con sus normas amorosas era la causa de nuestra desgracia. 

David reconocía que los miedos desaparecerían de su vida y la de sus alumnos con la conciencia tranquila de despertar de las pesadillas y admitir la realidad de la vida natural. Las normas amorosas divinas eran la solución.

jueves, marzo 22

EXTENSIÓN - PROYECCIÓN

David estaba un tanto asombrado por la conducta influenciada que mostraba aquel joven. Estaba en un campamento. El muchacho tenía unos catorce años. Una edad donde los referentes tenían mucho peso a la hora de imitar las conductas. 

David era uno de los monitores del campamento. Siempre abierto, alegre, dispuesto a la ayuda y a la conversación personal sincera. Eso le daba ocasión de contactar con algunos muchachos que disfrutaban de esas sesiones de naturalidad abierta del corazón. 

Estaban ante el dilema de escoger una actividad entre varias. Veía que cada vez que cambiaba su elección por las reflexiones que se aportaban, el muchacho cambiaba con él. Mostraba un deseo de imitar sus decisiones. David fue consciente de la influencia que ejercíamos sobre los demás sin ser conscientes. 

La idea de influenciarnos le hacía pensar. Sabía que todos los humanos tenían cualidades similares. No importaba la cultura, la lengua, el lugar geográfico o la raza. Había entre todas las personas una suerte de comprensión, de ayuda, de apoyo o de enfrentamiento. 

Y había descubierto que el enfrentamiento era una fractura de la unión que se deseaba. Por tanto, el deseo de unirse era muy fuerte. Aceptaba que fueron creados en la unión. Después apareció la desunión que trabajaba por el enfrentamiento. Y eso le dolía y le molestaba. 

Con aquellos renglones ante sus ojos veía las causas de tal desunión: “Debido a la semejanza que guardas con tu Creador eres creativo. Ningún Hijo de Dios puede perder esa facultad, ya que es inherente a lo que él es, pero puede usarla de forma inadecuada al proyectar”. 

“El uso inadecuado de la extensión – la proyección – tiene lugar cuando crees que existe en ti alguna carencia o vacuidad, y que puedes suplirla con tus propias ideas, en lugar de con la verdad”. 

“Este proceso comprende los siguientes pasos: 

Primero: Crees que tu mente puede cambiar lo que Dios creó. 

Segundo: Crees que lo que es perfecto puede volverse imperfecto o deficiente. 

Tercero: Crees que puedes distorsionar las creaciones de Dios, incluido tú. 

Cuarto: Crees que puedes ser tu propio creador y que estás a cargo de la dirección de tu propia creación”. 

David desde que se casó, fundó un hogar, y se vio independiente de sus padres, descubrió que debía tomar sus propias decisiones. Junto con su esposa fueron construyendo su propio mundo. Evitaron algunas incidencias que habían vivido en sus propias casas de origen. 

Cambiaron las normas, ciertas reglas, fueron poniendo en funcionamiento el mundo que a los dos les entusiasmaba. Su faceta creadora la ejercieron. Leyeron muchos libros formativos para aprender de las experiencias de gente especialista y versada en los asuntos familiares. 

Cada semana dedicaban una tarde para sentarse y para evaluar la marcha de sus decisiones, para ajustarlas, para precisarlas y para cambiar el rumbo si se habían equivocado. Nada salía del hábito. Su creatividad basada en el saber y en sus propios corazones nacía con gratitud. La unión entre ellos los ayudaba. 


miércoles, marzo 21

MIEDO Y CREACIÓN

David se había preguntado en varias ocasiones y a diferentes edades cuál era el propósito de su existencia, el propósito de su vida, el objetivo de su experiencia. Pensaba que ese itinerario debía ser una orientación que deberían recibir todos al desembarcar en este mundo. 

De la misma manera que se aprendía a leer, se debería aprender ese punto final en nuestra vida que nos diera orientación en nuestros pasos y en nuestros pensamientos. La vida nos debía esa apreciación, ese conocimiento, esa determinación. 

Leyendo aquellas líneas, David se regocijaba porque resonaban en su interior y su corazón le decía que era verdad lo que allí se proponía: “El verdadero propósito de este mundo es usarlo para corregir tu incredulidad”. 

“Nunca podrás controlar por ti mismo los efectos del miedo porque el miedo es tu propia invención, y no puedes sino creer lo que has inventado. Creer en algo produce la aceptación de su existencia. Por eso puedes creer lo que nadie más piensa que es verdad. Para ti es verdad porque tú la fabricaste”. 

“El amor perfecto expulsa al miedo. Si hay miedo, es que no hay amor perfecto. Pero, sólo el amor perfecto existe. Si hay miedo, este produce un estado que no existe”. 

David quería ir corrigiendo esa incredulidad que le impedía progresar en el amor perfecto. El amor perfecto rechazaba al miedo. Cuando sentía miedo, sabía que el amor perfecto no estaba en él. La realidad era que sólo el amor perfecto existía. El miedo era capaz de crear una irrealidad. 

Creer que nuestro corazón estaba bañado de amor, de comprensión, de unión, de unidad y de confraternización era ir deshaciendo el error de esa incredulidad que debíamos corregir.

martes, marzo 20

CARENCIA Y CONFLICTO

Abel se esforzaba por ir abriendo caminos en su responsabilidad de familia y en su responsabilidad de trabajo. Sabía que debía centrarse en lo más central de la vida. En cierta ocasión, dando un paseo por el monte, se decía a sí mismo que si lograba alcanzar esa cierta seguridad interna, todo sería fabuloso. 

Cierto sentido de inquietud invadía su interior en muchos momentos. En otros, la confianza en el Eterno le ayudaba a evitar pensamientos inadecuados de desconfianza. A lo largo de su vida, veía que la responsabilidad era compartida. Él debía hacer lo máximo. El otro porcentaje quedaba en manos de la Providencia. 

En muchos momentos observó la mano de la Providencia en hechos acaecidos que no se esperaba. Su vibración interna aumentaba de intensidad y de profunda confianza. Ningún buen padre dejaba a sus hijos a su sola iniciativa. Siempre trataba de ayudarlo de diversas maneras. 

El Padre Celestial era el padre por excelencia. Respetaba nuestra libertad, pero nunca dejaba de caminar a nuestro lado, aunque más bien reconocía que estaba en nuestro interior, en nuestros pensamientos más justos, tranquilos y serenos. La desconfianza se evaporaba como la niebla al contacto con los rayos de sol. 

“Tú que quieres la paz sólo la puedes encontrar perdonando completamente. Nadie aprende a menos que quiera aprender y crea que, de alguna manera, lo necesita”. 

“Antes de la ‘separación’, que es lo que significa la ‘caída’, no se carecía de nada. No había necesidades de ninguna clase. Las necesidades surgen debido únicamente de que tú te privas a ti mismo”. 

“Actúas de acuerdo con el orden particular de necesidades que tú mismo estableces. Esto, a su vez, depende de la percepción que tienes de lo que eres. La única carencia que realmente necesitas corregir es tu sensación de estar separado de Dios”. 

Abel se quedó quieto, parado, reflexivo y centrado. La idea de separación del Eterno era una sensación que debía corregir. El Eterno no quería la separación. Tampoco nosotros queríamos la separación. Ante tal disposición, Abel concluía que debía dar por terminado el conflicto base de todos los conflictos. 

El Padre quería al Hijo y el Hijo quería al Padre. Su cara se elevaba hacia arriba. Miraba el azul de los cielos. Y, en silencio, le hablaba a su Padre con la naturalidad del Hijo que volvía a su casa con todo su corazón y con todo su entendimiento. 

Reconocía a su Padre como su auténtico creador y se sentía Su Hijo por nuevo nacimiento. Corregir el error dentro de su corazón era el milagro. Encontrarse juntos en la paz de aquella tarde era el Encuentro maravilloso de la Vida Eterna. 

Abel se gozaba y la plenitud se reflejaba en sus ojos, en los latidos de su corazón y en las profundas respiraciones donde la paz del cielo entraba a borbotones por su boca y le llenaba los pulmones. ¡Por fin juntos!

lunes, marzo 19

EXPIACIÓN Y APTITUDES

Josué soñaba un mundo donde la igualdad fuera universal. Un mundo utópico en sus experiencias, en sus estudios y en sus reflexiones de la vida misma. Había visto diferencias de todo tipo. Las noticias acerca de todos los continentes reflejaban el dominio y la esclavitud también a muchos niveles. 

Parecía que el motor de vida en este mundo se basaba en la competitividad, en el dominio, y en el poder. La fuerza de la razón, de la humanidad, de la comprensión no era la fuerza directora. Se alzaban muchos obstáculos para crear divisiones entre los humanos. 

Algunos tenían mucho éxito. Recordaba un incidente que pasó entre dos señoritas inglesas que fueron a Nueva Zelanda a contraer matrimonio. Una de ellas era aristocrática, la otra, maestra. La travesía desde Inglaterra a Nueva Zelanda les dio tiempo para charlar y conocerse. 

Una corriente de mutua simpatía recorrió sus vidas. Pasó el tiempo y cada una siguió su camino. Varios meses después se reunieron y charlaron de sus respectivas experiencias. En la conversación salió el tema de que estaba enseñando a leer a unos maoríes. 

La amiga aristocrática se escandalizó. Le dijo que no podía hacer eso. Su amiga maestra se indignó. Era una forma de ayudar a personas aborígenes. No lo entendía. Su amiga aristocrática se lo aclaró. Si enseñaba las mismas aptitudes a los aborígenes que conocían los colonizadores, estas personas dejarían de ser sus servidores. 

Una forma de subrayar la posición de cada uno. Igualdad, ni pensarlo. Unos servían a los otros. “Cuando la Expiación se haya completado, todos los Hijos de Dios compartirán todas las aptitudes. Dios es imparcial. Todos Sus Hijos disponen de todo Su Amor y él da todos Sus dones libremente a todos por igual”. 

“‘Si no os volvéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos’ significa que a menos que reconozcas plenamente tu completa dependencia de Dios, no podrás conocer el poder real del Hijo en su verdadera relación con el Padre”. 

“El que los Hijos de Dios sean especiales no procede de una condición de exclusión sino de una de inclusión. Todos mis hermanos son especiales. Si creen estar privados de algo, su percepción se distorsiona”. 

“Cuando esto ocurre, toda la familia de Dios – la Filiación – sufre un deterioro en sus relaciones”. 

Josué veía en esos párrafos la contestación a sus aspiraciones personales e interiores. Era natural que los poderosos que habían creado las diferencias y los señoríos habían alcanzado el poder. Lo ejercían y se sentían satisfechos. Nunca un poder interno podía darles la paz porque la buscaban en el poder de clases donde nunca estaba.

domingo, marzo 18

CUERPO Y ESPÍRITU

Benjamín trataba de unir y clarificarse en su mente el papel del cuerpo y del espíritu en la vida de las personas. Era cierto que el cuerpo tenía sus leyes físicas y químicas que lo gobernaban. Había que cuidarlo debidamente. El Espíritu, en cambio, tenía una influencia en el funcionamiento del cuerpo muy evidente. 

Si nos fijábamos en el cuerpo, se podían hacer muchas comparaciones y diferencias. Altos, bajos, color de la piel, forma de hablar, apariencia y culto al cuerpo. Todas esas cualidades nos separaban a los humanos. Nuestra apariencia decía la región aproximada del globo terrestre de nuestro nacimiento. 

Las diferencias corporales entre los humanos creaban odios y afinidades. El espíritu, en cambio, era similar a todas las personas. El amor a los hijos, el cuidado de nuestra familia, la unión emocional con los nuestros, no conocía regiones diferentes del globo terrestre. 

Fuimos creados a imagen de Dios. La imagen estaba en el espíritu, no en el cuerpo. Dios no era ni es un cuerpo. El Espíritu lo definía como esencia. Benjamín cada día iba teniendo la idea más clara de la superioridad del espíritu en la vida de las personas. 

“El milagro es en gran medida como el cuerpo, en el sentido de que ambos son recursos de aprendizaje para facilitar un estado en el que finalmente se hacen innecesarios”. 

“Cuando se alcanza el estado original de comunicación directa con el espíritu, ni el cuerpo ni el milagro tienen objeto alguno. Pero mientras creas que estás en un cuerpo, puedes elegir entre canales de expresión sin amor o canales de expresión milagrosos”. 

“Puedes fabricar un armazón vacío, pero es imposible que no puedas expresar nada en absoluto. Puedes esperar, demorarte, paralizarte o reducir tu creatividad a casi nada, pero no puedes abolirla”. 

“Puedes destruir tu medio de comunicación, pero no tu potencial. Tú no te creaste a ti mismo”. 

Benjamín sabía que el reino del cuerpo era temporal, mientras que el reino del espíritu era eterno. Cualquier cosa que debía decidir la hacía pasar por ese tamiz de temporalidad o eternidad. 

El amor, el respeto, la admiración, tenían esas ideas de eternidad que nunca faltarían a una persona. Otras cosas diferentes y opuestas eran aspectos temporales que durarían cierto tiempo, pero cesarían de ser en un momento oportuno. 

Benjamín veía que el hombre tenía en sus manos, en las decisiones de cada momento de su vida, la posibilidad de seguir el reino temporal del cuerpo o el reino eterno del espíritu. Concluía que el cuerpo debía estar subsumido al reino eterno del espíritu.

jueves, marzo 15

OSCURIDAD Y PECADO

Iván jugaba con una expresión que había escuchado en la clase de física. La definición de oscuridad le había impactado. No podía ser definida directamente. Se marcaba como una ausencia. La oscuridad era falta de luz. Donde no había luz había oscuridad. 

Con la presencia de la luz todo estaba claro. Todo se veía. Todo estaba al alcance de nuestros ojos. Con la oscuridad éramos torpes, inoperantes, presos de nuestros movimientos inseguros, desorientados y faltos de situación precisa. 

La luz todo lo arreglaba. Por ello, cuando faltaba la luz, faltaba la vida. Iván jugaba con varias definiciones que respondían a la carencia, a la falta de. La oscuridad era falta de luz, el pecado era falta de amor, la escasez era falta de abundancia. 

“La oscuridad es falta de luz de la misma manera en que el pecado es falta de amor. No tiene cualidades propias. Es un ejemplo de la creencia en la ‘escasez’ (falta de abundancia)”. Y de estas tres carencias se derivan errores. Cuando hay falta de luz nos tropezamos (error). Cuando hay falta de amor, atacamos (error). Cuando hay falta de abundancia, nos indignamos (error). 

“El vacío que el miedo engendra tiene que ser sustituido por el perdón. La ley en sí, si se entiende correctamente, sólo ofrece protección. Son los que aún no han cambiado su forma de pensar quienes han introducido en la ley la idea de ‘las llamas del infierno’”. 

“Aquellos que dan testimonio de mí están expresando, por medio de los milagros que obran, que han dejado de creer en la carencia, en la falta de, en favor de la abundancia que han aprendido les pertenece”. 

Iván se regocijaba. Cuando se enfadaba, cuando se enojaba, cuando reaccionaba súbitamente, se daba cuenta de que entraba en la oscuridad (falta de luz). Cuando concluía que no perdonaba, entraba en el pecado (falta de amor). Cuando se quejaba de su situación precaria, maldecía su carencia (falta de abundancia). 

Ahora sabía el camino para no dejar más la luz, el amor y la abundancia.

miércoles, marzo 14

LA MENTE Y EL ESPÍRITU

Gonzalo siempre se había fijado en la actitud de las personas cuando había un conflicto. Unas personas trataban desde el inicio de encontrar la verdad de todo, la claridad de lo que había pasado, la armonía y el equilibrio global. Otras personas se sentían altamente indignadas y buscaban revancha. 

El enfrentamiento estaba servido. Unos gritaban, otros interrumpían y muchos callaban para dejar que la paz fuera imponiendo su presencia. Eran momentos donde Gonzalo sufría mucho. El enfrentamiento nunca derivaba en nada bueno. Siempre se esperaba que alguien diera con la palabra sabia y restableciera la calma. 

Los hombres de paz traían concordia y serenidad. Con ellos se podía analizar todo sin ningún problema. Todos hablaban según sus turnos y sus voces eran oídas. Eso facilitaba mucho conocer el asunto y saber dónde estaban las soluciones. 

“A la realidad le corresponde estar únicamente en el espíritu, y el milagro reconoce únicamente la verdad. De este modo desvanece las ilusiones o errores que albergas con respecto a ti mismo, y te pone en comunión contigo mismo y con Dios”. 

“El milagro se une a la Expiación al poner a la mente al servicio del Espíritu Santo. Así se establece la verdadera función de la mente y se corrigen sus errores, que son simplemente una falta de amor”. 

“Tu mente puede estar poseída por ilusiones o errores, pero el espíritu es eternamente libre. Si una mente percibe sin amor, percibe tan solo un armazón vacío y no se da cuenta del espíritu que mora dentro”. 

“Pero la Expiación restituye el espíritu al lugar que le corresponde. La mente que sirve al espíritu es invulnerable”. 

Gonzalo afirmaba en su interior lo que acababa de leer. Las personas que llevaban un buen espíritu, una buena actitud, un deseo de concordia y de bondad podían poner de manifiesto los elementos que nos unían en contra de aquellos que nos separaban. 

Buscaban los elementos comunes de todos. Tocaban las sutilezas amables del corazón. Hablaban con paz y, a todos, les ofrecían un alto respeto. Cada persona se iba aquietando y los espíritus de todos los presentes se iban uniendo en la búsqueda del acuerdo y de la unión. 

Gonzalo se repetía lo que acababa de leer: “Tu mente puede estar poseída por ilusiones o errores, pero el espíritu es eternamente libre. Si una mente percibe sin amor, percibe tan solo un armazón vacío y no se da cuenta del espíritu que mora dentro”. 

“Pero la Expiación restituye el espíritu al lugar que le corresponde. La mente que sirve al espíritu es invulnerable”.

martes, marzo 13

LA MENTE Y LOS MILAGROS

A José siempre le habían impactado los milagros de Jesús. Cada historia que había escuchado le había deleitado conocerla y repetirla en sus adentros. Parecían cuentos donde la realidad y la fantasía se entrecruzaban en la experiencia cotidiana de cada día. 

Milagros que subrayaban la confianza y la creencia de la persona. Recordaba la historia de la mujer con flujo de sangre. Toda una multitud se agolpaba alrededor de Jesús. Muchas personas le tocaban por su proximidad. Sin embargo, una mujer dispuso en su corazón que si podía tocarle, todo estaría resuelto en su cuerpo. 

Le tocó y la pregunta de Jesús desorientó totalmente a sus discípulos. ¿Quién me ha tocado? – fue su pregunta. Una pregunta sin ningún sentido. Lo estaban apretujando. Muchas personas le estaban tocando. Sin embargo, el asunto no era el toque. El asunto era la confianza y la creencia. La bondad y la determinación de esa mujer. 

La mujer respondió a la pregunta de Jesús. Tuvo miedo de su reacción y de lo que había hecho. Pero, Jesús le subrayó que se hiciera tal como había decidido en su mente. 

Este era un milagro de curación corporal. Había empezado por la mente. Todos estamos llamados a experimentar milagros considerados desde el punto de vista de cambiar nuestros pensamientos. Aquella mujer cambió su forma de pensar respecto a Jesús. 

Nosotros podemos ir cambiando nuestra forma de considerar todas las cosas que nos rodean y las personas con las que nos cruzamos. “Los milagros se dan en la mente que está lista para ellos. Dicha mente, al estar unida, se extiende a todos aun cuando el que obra milagros no se dé cuenta de ello”. 

“Como expresión de lo que verdaderamente eres, el milagro sitúa a la mente en un estado de gracia. La mente, entonces, naturalmente da la bienvenida tanto al Huésped interno como al desconocido externo. Al invitar adentro al desconocido, este se convierte en tu hermano”. 

“Dado que el milagro tiene como objeto restablecer la conciencia de la realidad, no sería eficaz si estuviese limitado por las leyes que gobiernan el error al que tiene como objeto corregir”. 

José disfrutaba. Le mostraba una concepción de la persona totalmente distinta. “Como expresión de lo que verdaderamente eres, el milagro sitúa a la mente en un estado de gracia. La mente, entonces, naturalmente da la bienvenida tanto al Huésped interno como al desconocido externo. Al invitar adentro al desconocido, este se convierte en tu hermano”. 

Era aceptar ese Huésped interno (El Creador) y también aceptar al desconocido externo. Dentro, el desconocido se convertía en tu hermano. Así se desvanecía el miedo y el temor a Dios. El Creador moraba en nuestro interior. Y el temor al desconocido al considerarlo como tu hermano. Cambios que se daban en el milagro. 

José comprendía un poco más la realidad del milagro en su vida diaria. 


domingo, marzo 11

EXPIACIÓN Y EGO

Darío disfrutaba adentrándose por esos temas tan sugerentes. Sentía, en ocasiones, cierto cosquilleo interno, cierta sensación especial de ir descorriendo el velo de lo misterioso y oculto. Le atraían esos temas y los resultados que estaba obteniendo. 

Le encantaba conocer cuál debía ser su posición en esas nuevas visiones que le llegaban a la vida. “Yo soy el único que puede obrar milagros imparcialmente porque yo soy la Expiación. Tú tienes un papel en la Expiación que yo te dictaré”.

“Pregúntame qué milagros debes llevar a cabo. Ello te ahorrará esfuerzos innecesarios porque estarás actuando bajo comunicación directa. La naturaleza impersonal del milagro es una característica esencial del mismo”. 

“Así me permite dirigir su aplicación, y bajo mi dirección los milagros conducen a la experiencia altamente personal de la revelación. Un guía no controla, pero sí dirige, dejando a tu discreción el que le sigas o no”. 

““No nos dejes caer en la tentación” significa: “Reconoce tus errores y elige abandonarlos siguiendo mi dirección””.

Darío se repetía las palabras que sonaban como una fuente de agua clara en su mente y en su experiencia: “Un guía no controla, pero sí dirige, dejando a tu discreción el que le sigas o no”. La idea de la libertad siempre quedaba preservada por el guía, por un auténtico maestro. 

La labor de un guía no reemplazaba nuestra personalidad, nuestras decisiones, nuestras ideas. Nos daba libertad. Nuestra libertad se aplicaba en permitir que el guía nos dirigiera por decisión nuestra. Era una idea bien definida. 

Le encantaba a Darío la relación de confianza: ““No nos dejes caer en la tentación” significa: “Reconoce tus errores y elige abandonarlos siguiendo mi dirección””.

Elegir siempre estaba en la base de nuestra conexión con el Eterno. Elegíamos abandonarlos siguiendo Su dirección. La relación entre el Creador y nosotros estaba quedando un poco más clara en nuestro diario caminar por la vida. 


viernes, marzo 9

EXPIACIÓN Y CORRECCIÓN

Mario no acababa de creérselo. Era demasiado fuerte lo que le estaba llegando a su interior. ¿Era verdad lo que estaba leyendo? La afirmación de que la expiación se basaba en la corrección de errores en nuestros conceptos le llegaba al alma. 

Era como si la expiación fuera igual a la subsanación de errores de planteamientos, de ideas, de actitudes, de consideraciones ante nosotros mismos y ante los demás. Por una parte, lo consideraba fácil; por otra parte, entendía que lo básico del ser humano era adquirir una manera de pensar adecuada. 

No era tan diferente a la educación, al aprendizaje, a la sabiduría y a la elección personal de la libertad de cada persona. Ese era nuestro camino en la vida y nuestra senda en nuestro devenir diario. 

Aprender y cambiar. Reconocer la sabiduría e incorporarla a nuestra vida. Valorar lo sabio por encima de nuestros errores y nuestros deseos de perpetuar el error para no dejar de tener razón. Lo importante no era tener razón. Lo esencial era vivir esa razón o verdad en nuestra vida natural. 

“Yo estoy a cargo del proceso de Expiación, que emprendí para darle comienzo. Cuando le ofreces un milagro a cualquiera de mis hermanos, te lo ofreces a ti mismo y a mí. La razón por la que te lo ofreces a ti mismo primero es porque yo no necesito milagros para mi propia Expiación, pero estoy detrás de ti por si fracasas temporalmente”. 

“Mi papel en la Expiación es cancelar todos los errores que de otro modo tú no podrías corregir. Cuando se te haya restituido la conciencia de tu estado original pasarás naturalmente a formar parte de la Expiación. A medida que compartas conmigo mi renuencia a aceptar error alguno en ti o en los demás, te unirás a la gran cruzada de corregirlos”. 

“Escucha mi voz, aprende a deshacerlos y haz todo lo necesario para corregirlos. Tienes el poder de obrar milagros. Yo proveeré las oportunidades para obrarlos, pero tú debes estar listo y dispuesto”. 

“El obrarlos trae consigo convicción en la capacidad, ya que la convicción llega con el logro. La capacidad es el potencial, el lograrlos es su expresión, y la Expiación – la profesión natural de los Hijos de Dios – es el propósito”. 

Mario estaba sin palabras, pero contento. El silencio caía sobre él, pero la plenitud lo invadía. Se sentía como un niño, como un infante, con ganas de aprenderlo todo, con ganas de incorporar a su vida la sabiduría y la luz de la verdad. 

Se repetía las palabras que había leído: “Escucha mi voz, aprende a deshacerlos y haz todo lo necesario para corregirlos. Tienes el poder de obrar milagros. Yo proveeré las oportunidades para obrarlos, pero tú debes estar listo y dispuesto”. 

jueves, marzo 8

LA REVELACIÓN

A Luis le encantaba entrar en esos campos que había escuchado durante mucho tiempo a lo largo de su existencia, pero que no tenía una idea concreta de lo que realmente representaban. Tenía un gran respeto por esas palabras. Sin embargo, le costaba incorporarlas en su vida diaria. 

Ahora tenía la oportunidad de adentrarse y conocer un poco más ese concepto que, aparentemente, era extraordinario. “La revelación produce una suspensión completa, aunque temporal, de la duda y el miedo. Refleja la forma original de comunicación entre Dios y Sus creaciones”. 

“Esta forma de comunicación entraña la sensación extremadamente personal de creación que, a veces, se busca en las relaciones físicas. La proximidad física no puede proporcionarla”. 

“Los milagros, en cambio, son genuinamente interpersonales y conducen a un auténtico acercamiento a los demás. La revelación te une directamente a Dios. Los milagros te unen directamente a tu hermano”. 

“Ni la revelación ni los milagros emanan de la conciencia, aunque ambos se experimentan en ellas. La conciencia es el estado que induce a la acción, aunque no la inspira”. 

“Eres libre de creer lo que quieras, y tus actos dan testimonio de lo que crees”. 

La conexión con Dios establece puentes y caminos para permitir que la revelación llegue hasta nosotros. La conexión con todos los seres humanos proporciona visiones maravillosas para que nuestra unidad se presente ante nosotros y ante nuestro Dios. 

Todo el mundo cree en algo y lo defiende. Nuestros actos nos dan claridad de lo que creemos. Es maravilloso abrirse a la revelación y al milagro. Así nos enlazamos con lo superior de la Creación: Su Origen, es decir, Dios y Sus criaturas creadas, es decir, todos nosotros.

lunes, marzo 5

EL DON DE LA VIDA

Enrique trataba de encontrar la piedra filosofal de la vida. Esa idea que cambiara por completo nuestros conceptos, nuestras ideas y nuestras reacciones. Un nuevo camino que nos dirigiera hacia lo mejor de nuestras actitudes, lo mejor de nuestros anhelos, lo mejor de nuestra alma. 

En su interior pervivía esa idea sin descanso. La buscaba año tras año. Su intuición le advertía de su existencia. Su emoción lo impulsaba en su búsqueda. Su pensamiento no cejaba en sus reflexiones alrededor de ese elemento transformador. 

Leyendo aquel párrafo le parecía que iba dando con la solución: “La visión de Cristo es el don del Espíritu Santo, la alternativa que Dios nos ha dado contra la ilusión de la separación, y la creencia en la realidad del pecado, la culpabilidad y la muerte”. 

“Es la única corrección para todos los errores de percepción: la reconciliación de los aparentes opuestos en los que se basa este mundo. Su benévola luz muestra todas las cosas desde otro punto de vista”. 

“Ese otro punto de vista refleja el sistema de pensamiento que resulta del conocimiento y haciendo que el retorno a Dios no sólo sea posible, sino inevitable”. 

“Lo que antes se consideraba una injusticia que alguien cometió contra otro, se convierte ahora en una petición de ayuda y de unión. El pecado, la enfermedad, y el ataque se consideran ahora percepciones falsas que claman por el remedio que procede de la ternura y del amor”. 

“Las defensas se abandonan porque donde no hay ataque no hay necesidad de ellas. Las necesidades de nuestros hermanos se vuelven las nuestras, porque son nuestros compañeros en la jornada de nuestro regreso a Dios”. 

“Sin nosotros, ellos perderían el rumbo. Sin ellos, nosotros jamás podríamos encontrar el nuestro”. 

Enrique sopesaba las transformaciones que se producían. Cambios que eran comprendidos por nuestra mente. Actitudes que entraban en la bondad de nuestros corazones. Dicha sin igual que dibujaba un panorama ideal acariciado muchas veces por nuestras imaginaciones y deseos más hermosos. 

Y esa visión se iba instalando en ese interior que le palpitaba en el pecho. Iba tomando su lugar en su mente y su corazón, con su latir, le decía que se encontraba feliz y vibrante ante tal situación que se abría ante sus ojos.

jueves, marzo 1

INTERPRETACIÓN DEL EXTERIOR

Carlos era consciente del papel de la mente y de la formación personal en la interpretación de todas las sensaciones que le llegaban a través de sus ojos y de sus oídos. Recordaba una experiencia en la que un grupo de personas se encontró a las dos de la madrugada en una calle tenuemente iluminada. 

De repente, un ruido estruendoso se produjo en la calle. La falta de luz les impedía saber exactamente qué había ocurrido. No sabían las causas de tal acontecimiento sonoro. De pronto, sin ninguna orden exterior, el grupo se dividió en pequeños grupos. 

En uno de ellos, las personas se abrazaban entre sí creyendo que era un incidente que atentaba contra sus vidas. El temor, el miedo, el pánico y los lloros los sobrecogía. En otro grupo, las personas se reían con paz y tranquilidad diciéndose entre sí que el susto no era para tanto. 

Otro grupo se puso a orar. Otros se fueron al origen del estruendo para conocer de primera mano la causa del incidente. Una categoría de personas con almas de periodistas que decidían conocer las noticias de primera mano. Sin lugar a dudas, cada persona interpretaba. 

Carlos se sintió sorprendido al ver la distinta reacción de las personas ante el mismo hecho. Y eso le hizo ver que su mente interpretaba. Los deseos y los anhelos interiores interpretaban. Así se centraba en aquellas líneas que le hablaban de interpretación. 

“Lo opuesto a ver con los ojos del cuerpo es la visión de Cristo, la cual refleja fortaleza en vez de debilidad, unidad en vez de separación y amor en vez de miedo”. 

“Lo opuesto a oír con los oídos del cuerpo es la comunicación a través de la Voz que habla en favor del Creador, el Espíritu Santo, el cual mora en cada uno de nosotros”. 

“Su Voz nos parece distante y difícil de oír porque el ego, que habla en favor del yo falso y separado, parece hablar a voz en grito. Sin embargo, es todo lo contrario. El Espíritu Santo habla con una claridad inequívoca y ejerce una atracción irresistible”. 

“Nadie puede ser sordo a Sus mensajes de liberación y esperanza, a no ser que elija identificarse con el cuerpo, ni nadie puede dejar de aceptar jubilosamente la visión de Cristo a cambio de la miserable imagen que tiene de sí mismo”. 

Carlos veía una nueva vía para interpretar todo lo que le llegaba desde el exterior. Con el Creador veía que se reflejaba fortaleza, unidad y amor. Con los ojos y los oídos solamente su ego captaba debilidad, separación y miedo. 

¡Cuántas veces, de niño, recordaba el apoyo de su madre! Iba a ella lleno de debilidad, separación y miedo en algunas ocasiones por incidencias sucedidas. Su madre, con confianza, le hacía ver fortaleza, unidad y amor. Lo llenaba de confianza y sentía una paz en su interior que lo volvían una persona distinta. 

Sin lugar a dudas, había escuchado, a través de su madre, la Voz del Espíritu Santo. Su interpretación había cambiado y la alegría retornaba a su cuerpo y se iba totalmente distinto a como había venido.