viernes, junio 29

LA MENTALIDAD RECTA

Lucas estaba contento. Veía que la superación estaba situada en su mente, en su comprensión, en su aprendizaje, en su aceptación del conocimiento que le llegaba. Lo reflexionaba, lo incorporaba a su vida y lo vivía, cada día, con esa energía del que había descubierto un juguete nuevo. 

Se veía relajado porque esa superación no se basaba en decisiones personales de no volver a cometer los errores. Muchas veces lo había intentado y muchas veces había caído. Ahora comprendía los pasos que se daban en su mente para caer y sabía cómo pararlos, cómo desviar su mente y cómo evitar la caída. 

Era un camino de consciencia, de paz, de relajación y de naturalidad. Ya no tenía por qué preocuparse en caer. Sabía cuándo el error llamaba a su puerta y no le abría para que entrase en su interior. Ya conocía su estrategia y podía desviar esa energía negativa hacia otros lugares y reemplazarla con la energía positiva del conocimiento. 

“La salvación no es otra cosa que ‘mentalidad recta’, que, aunque no es la Mentalidad-Uno del Espíritu Santo, se debe alcanzar antes de que la Mentalidad-Uno pueda ser reinstaurada”. 

“La mentalidad recta conduce automáticamente al siguiente paso, ya que la percepción correcta está completamente exenta de cualquier forma de ataque, y, por lo tanto, la mentalidad errada desaparece”. 

“El ego no puede sobrevivir sin hacer juicios, y, por consiguiente, se le abandona. La mente tiene entonces una sola dirección por la que avanzar. La dirección que sigue es siempre natural, pues está orientada por el sistema de pensamiento al cual se adhiere”. 

Lucas crecía en su interior como persona profunda. Entendía el mensaje que estaba leyendo en su momento inicial. Estaba seguro que a medida que lo fuera reflexionando iría encontrando otros tesoros aledaños en él. Al estar la percepción correcta exenta de todo ataque, la mentalidad errada desaparecía. 

Una nueva paz le invadía y todo atisbo de discusión en su interior desaparecía.

jueves, junio 28

LOS MITOS Y LA MAGIA

Marcos recordaba algunos de los mitos que le habían contado cuando era pequeño. La interpretación de los rayos atmosféricos se basaba en los enfados del dios Júpiter que expresaba su enojo con el lanzamiento de rayos. Era un intento de comprensión, pero era pura percepción. No había conocimiento. 

Después los físicos que se dedicaron al estudio de los fenómenos atmosféricos descubrieron que eran descargas eléctricas que poseían las nubes. Nada tenía que ver con explicaciones de la ira de un dios. No obstante, los mitos tenían una influencia notable en la explicación de dichos fenómenos. 

La ciencia nos ha ido dando las causas de muchos mitos. La causa del origen del universo, de la vida, ha sido mucho más difícil porque no se han podido verificar con el método científico las condiciones y los hechos que sucedieron. Así se disponen de teorías que tratan de explicar su origen. 

“Los mitos y la magia están íntimamente relacionados, ya que los mitos generalmente tienen que ver con el origen del ego, y la magia con los poderes que el ego se atribuye a sí mismo”. 

“Los sistemas mitológicos incluyen, por lo general, alguna descripción de ‘la creación’, y la conectan con su forma particular de magia. La llamada ‘lucha por la supervivencia’ no es más que la lucha del ego por prolongar su propia existencia, así como la interpretación que ha hecho con respecto a su comienzo”. 

“Este comienzo casi siempre se asocia con el nacimiento físico, ya que resulta difícil sostener que el ego existía antes de ese momento. Los más ‘religiosos’ de los mitos basados en el ego, puede que postulen que el alma existía antes y que seguirá existiendo después de un lapso temporal de vida en el ego”. 

“Algunos postulan incluso que el alma será castigada por este lapso. La salvación, no obstante, no es aplicable al espíritu, pues este no está en peligro y, por lo tanto, no tiene que ser rescatado”. 

Marcos veía en esos mitos algo que no había comprendido hasta el momento. Algunos establecían que el cuerpo debía ser enterrado. De otra manera, no se producía el descanso. Era una enseñanza que había recibido en sus cortos años. Sin embargo, él no sentía que los restos físicos tuvieran tal poder mágico. 

Ahora reconocía que era el ego, identificado con el cuerpo, quien sugería y ordenaba esa creencia. El espíritu no era el cuerpo. El ego quería perpetuarse. Pero el espíritu no necesitaba del cuerpo para vivir con plenitud su experiencia. 

Le encantaba volver a leer la última parte: “Algunos postulan incluso que el alma será castigada por este lapso. La salvación, no obstante, no es aplicable al espíritu, pues este no está en peligro y, por lo tanto, no tiene que ser rescatado”. 

Marcos buscaba ese espíritu en cada persona, valoraba ese espíritu en su actitud, en su superación, en el respeto. En el cuerpo había diferencias. En el espíritu todos procedíamos de una misma fuente.

miércoles, junio 27

NUESTRO PENSAMIENTO EQUIVOCADO

Mateo sentía en su interior esa fuerza que le daba la experiencia de haber resuelto por sí mismo los problemas sin la ayuda de nadie. Se sentía pleno, grande, estupendo, maravilloso. Era un camino de realizarse el mismo y una forma de expresar que ya no dependía, para ciertos asuntos, de los adultos. 

Algunas palabras le motivaban mucho: superación, empuje, autonomía, valentía e independencia. Las consideraba todas positivas. Le proporcionaban una gran energía que le abría nuevos horizontes por donde podía caminar por sí solo. Antes de eso había dependido siempre de los demás. 

Un nuevo campo se abría en su mente. Un campo definido por las palabras independencia y dependencia. En la medida de lo posible, trataría de ser independiente. A lo largo del camino, observó que la independencia no era totalmente sana y oportuna. 

Había experiencias que requerían el esfuerzo en equipo. En otros momentos, debía apoyar a alguna otra persona que estaba mejor dotada o colocada por resolver el conflicto. Saber descubrir su lugar, su puesto, su apoyo específico también reportaba cierto grado de sabiduría y satisfacción. 

“El ego cree que tiene que valerse por sí mismo para todo, lo cual no es más que otra forma de describir cómo cree que él mismo se originó”. 

“Es este un estado de tanto temor que lo único que puede hacer es dirigirse a otros egos y tratar de unirse a ellos en un débil intento de identificarse con ellos, o atacarlos en una demostración – igualmente débil – de fuerza”. 

“No es libre, no obstante, de poner en tela de juicio la premisa que da lugar a todo eso, pues esa premisa es su base. El ego es la creencia de la mente según la cual tiene que valerse completamente por sí misma”. 

“Los incesantes esfuerzos del ego por ganar el reconocimiento del espíritu y establecer así su propia existencia, son inútiles. El espíritu en su conocimiento no es consciente del ego”. 

“No lo ataca. Simplemente no lo puede concebir en absoluto. Aunque el ego tampoco se percata del espíritu, se percibe a sí mismo rechazado por algo más grande que él”. 

“Por ello, la ‘autoestima’, tal como el ego la concibe, no puede por menos que ser una falacia, un espejismo. Las creaciones de Dios no crean mitos, si bien el esfuerzo creativo se puede trocar en mitología”. 

“Esto puede suceder, sin embargo, sólo bajo una condición: lo que fabrica deja de ser creativo”. 

Los mitos pertenecen exclusivamente al ámbito de la percepción, y las formas que adoptan son tan ambiguas y su naturaleza está tan marcada por la dicotomía entre el bien y el mal, que ni siquiera el más benévolo de ellos está exento de connotaciones aterradoras”. 

Mateo se adentraba en un terreno que desconocía. Esa libertad que sentía interiormente podía estar sustentada en una creencia falsa. La capacidad de ser autosuficiente no podía entrar en relación con el sentido de creerse superior a los demás. 

Su superación personal se alineaba con la comprensión a todas las personas. Si tenía alguna virtud la ponía al servicio de los demás. De otro modo se callaba. No se jactaba de ella. La unión, el respeto, la admiración y la unidad eran valores supremos que debían ser cultivados por todos los humanos.

martes, junio 26

EL EGO ES COMPARACIÓN

Guille se daba cuenta de que la comparación era un medio de percepción de la realidad. Se reconocían las diferentes durezas de los minerales por la comparación que se hacía de sus resistencias. Se identificaba al blanco porque se identificaba al negro. 

Los demás colores iban surgiendo a medida que íbamos comparando y viendo toda la gama en su conjunto. La diferencia del color de la piel de los habitantes se obtenía también por comparación. En algunas familias, había un gen más moreno y otro gen más blanco. 

La comparación nos ayudaba a identificar, verificar las diferencias y nuestra percepción funcionaba de esa manera. Las distintas expresiones de las lenguas también se descubrían comparándolas. Se notaba que no en todo el país se hablaba de la misma manera. 

Había regiones que tenían expresiones, tonalidades y acentos diferentes. No impedían la comprensión entre los habitantes, pero se captaban las diferencias. Así en la enseñanza de un idioma extranjero, se ofrecían a los estudiantes la expresión de un mismo texto por nativos de diferentes regiones. 

En la comparación captaban las diferencias. Muchas de ellas eran propias de ciertos lugares concretos. Ello facilitaba la identificación de algunos habitantes por su habla del lugar de procedencia. Comparar servía para percibir las diferencias. 

El ego utilizaba las comparaciones. Lo que el ego añadía a esas diferencias percibidas era valorar a unas como más nobles y precisas y otras que se debían evitar. Era una valoración de lo que era superior y de lo que se consideraba inferior. 

El ego empezó a crear diferencias de clases, diferencias de cultura, diferencias de dignidad, diferencias de libertad, diferencias de respeto. “El ego vive literalmente a base de comparaciones. La igualdad está más allá de lo que se puede entender, y, por lo tanto, le es imposible ser caritativo”. 

“Lo que el ego da nunca emana de una sensación de abundancia porque él fue engendrado precisamente como un sustituto de esta. Por eso es por lo que el concepto de ‘obtener’ surgió en su sistema de pensamiento”. 

“Los apetitos son mecanismos para ‘obtener’ que representan la necesidad del ego de ratificarse a sí mismo. Esto es cierto tanto en el caso de los apetitos corporales como en el de las llamadas ‘necesidades más elevadas del ego’”. 

“El origen de los apetitos corporales no es físico. El ego considera al cuerpo como su hogar, y trata de satisfacerse a sí mismo a través de él. Pero la idea de que eso es posible es una decisión de la mente, que está completamente confundida acerca de lo que realmente es posible”. 

Guille se quedaba sin palabras. Los apetitos corporales no tenían un origen físico. Recordaba cómo un serio disgusto podía refrenar y dejar de lado los apetitos corporales. También se había demostrado que un desequilibrio en los apetitos corporales tenía un origen mental. 

Una mente serena, tranquila, universal, resolvía todos los inconvenientes de la vida. La sabiduría le ayudaba a no valorar más unas características que otras. Todas las personas tenían el mismo derecho a la dignidad, a la libertad, al respeto, indiferentemente de su color de piel, de su forma de hablar y del lugar donde hayan nacido.

lunes, junio 25

PENSAMIENTOS DE ESCASEZ

Benito siempre había visto en su vida el vaso medio lleno. Tenia una tendencia a ver siempre el valor de lo presente y el tesoro de aquello que tenía. Solía soñar mucho. Sus ideas eran un puro estímulo para su acción, para sus ilusiones y para sus logros personales. 

No solía entenderse mucho con aquellos que veían el vaso medio vacío. Sin darse cuenta focalizaban la mente en todo aquello que faltaba y que no se poseía. Eso le daba una visión de una carencia vital. Nunca en la vida se tenían todas aquellas cosas que se deseaban. 

El vaso medio lleno le alegraba la vida, el horizonte y le permitía soñar con el camino para conseguir sus próximos retos en la existencia. Le decían que era un soñador y que verlo todo positivo no lo cambiaba en positivo. Benito los escuchaba y se callaba. No podía actuar con una visión contraria. 

Fijarse en lo que faltaba le cercenaba las energías y lo desanimaban de tal modo que no podía superar los inconvenientes. Prefería, sin dudarlo, seguir con esa visión que le despertaban lo mejor de sus energías internas. 

“Sólo aquellos que tienen una sensación real y duradera de abundancia pueden ser verdaderamente caritativos. Esto resulta obvio cuando consideras lo que realmente quiere decir ser caritativo”. 

“Para el ego dar cualquier cosa significa tener que privarse de ella. Cuando asocias el acto de dar con el sacrificio, das solamente porque crees que de alguna forma vas a obtener algo mejor y puedes, por lo tanto, prescindir de la cosa que das”. 

“Dar para obtener es una ley ineludible del ego, que siempre se evalúa a sí mismo en función de otros egos. Por lo tanto, está siempre obsesionado con la idea de la escasez, que es la creencia que le dio su origen”. 

“Su percepción de otros egos como entes reales no es más que un intento de convencerse a sí mismo de que él es real. La ‘autoestima’ desde el punto de vista del ego no significa otra cosa que el ego se ha engañado a sí mismo creyendo que es real y, por lo tanto, temporalmente es menos depredador”. 

“Esa ‘autoestima’ es siempre vulnerable a la tensión, término este que se refiere a cualquier cosa que él perciba como una amenaza a la falacia de su realidad”. 

Benito veía que estar bajo la falacia de que el ego era real constituía una carga muy pesada para el ser humano. Siempre se hablaba de las carencias, de lo que faltaba y de todas las fuerzas para poder retener todo aquello que se poseía. 

Todo se tenía en abundancia. Todo era exuberante en nuestra vida. El amor, el aprecio, la comprensión, el apoyo, la sonrisa y una mano amigo no nos faltaba nunca a nadie. Esa idea de relacionarse unos con otros estaba la disposición de todos. 

Sin embargo, algunos entendían que debían exigir, reservarlo solamente para aquellos que nos daban, y compartirlo con aquellos que también ofrecían lo mismo. Todo un intercambio comercial entre los humanos. La vida así era un comercio. 

Ese era el concepto de muchos. No obstante, la vida era una generosidad que al que no tenía se le daba y se compartía con todo el mundo tuviera o no tuviera la intención de expresarse.

domingo, junio 24

DEBILITAR EL SISTEMA DEL EGO

Samuel no podía olvidar la noche angustiosa que pasó aquel día en que decidió romper con una de las ideas que le habían dado seguridad durante toda su infancia y su primera juventud. Fue como romper algo sustancial en su edificio interior. 

Todos los pasos durante el día parecían que no iban por terrenos firmes sino difíciles, movibles, resbaladizos y prestos a hacerle perder el equilibrio. Un pilar fuerte de sus seguridades internas se estaba debilitando, destruyendo, cayendo en el interior de la habitación y dejaba que el edificio se precipitara. 

La sensación de inestabilidad se intensificaba. Pero la decisión en su mente estaba tomada. Iría hacia adelante. No quería mirar el pasado. Algo nuevo se abría y amenazaba lo anterior. Vida nueva que nacía, pensamientos nuevos que tomaban su lugar y despedían los antiguos amenazando siniestro. 

“Socavar el sistema de pensamiento del ego no puede sino percibirse como un proceso doloroso, aunque no hay nada que esté más lejos de la verdad. Los bebés gritan de rabia cuando se les quita un cuchillo o unas tijeras, a pesar de que, si no se hiciese, podrían lastimarse”. 

“En este sentido eres un bebé. No tienes una idea clara de lo que es el verdadero instinto de conservación, y probablemente decidirías que necesitas precisamente lo que más daño te haría”. 

“Sin embargo, tanto si lo reconoces ahora como si no, has acordado cooperar con el empeño de llegar a ser inofensivo y servicial, atributos estos que son necesariamente inseparables”. 

“Incluso las actitudes que tienes a ese respecto son necesariamente conflictivas, puesto que todas las actitudes están basadas en el ego. Esto, sin embargo, no perdurará”. 

“Ten paciencia mientras tanto, y recuerda que el desenlace es tan seguro como Dios”. 

Samuel se reconocía en cada uno de los puntos de la experiencia detallada en ese párrafo. La angustia cesó cuando se cayó de la cama. Se despertó en el suelo. Se hizo consciente de que era un sueño. Volvió a la cama. La decisión estaba segura. Iría hacia adelante. La paz retornó a su cuerpo y a su mente. 

El sueño de pánico había desaparecido y un nuevo horizonte de luz, más comprensivo, más acorde con su pensamiento, con su decisión, se abría lleno de un encanto especial. El pensamiento que apoyaba el ego había desaparecido. Pero no se había cumplido su amenaza. 

Debajo del pensamiento no había un vacío de un abismo sin fondo. En lugar del pensamiento equivocado había toda una nueva luminosidad que le daba una nueva paz a su rostro. 

Debilitar el ego no era una angustia, era una liberación.

viernes, junio 22

ESTA ES TU LLAVE: QUIÉN CREES QUE ERES

Daniel sentía unas fuerzas interiores que lo impulsaban en una dirección. Tenía la opinión de su familia que le hablaba de sus fortalezas y de sus debilidades. Sus compañeros le habían expresado en ciertas conversaciones lo que opinaban de él. Se encontraba delineado por opiniones diferentes y contradictorias. 

Se dio cuenta de que sus inicios delicados de salud, al ser operado con un año de edad, le habían ganado en su familia cierta tendencia a la debilidad y a la falta de fuerza para llevar ciertos proyectos. Sin darse cuenta, una cierta sobreprotección lo devaluaba. 

Su novia, que lo conoció con veinte años, se sorprendía de las opiniones de la familia sobre él. Ella lo conoció ya en su primera madurez juvenil y lejos de esos momentos difíciles de su vida. Le inspiraba mucha fortaleza y muchas ideas claras en su caminar. Le expresó que no entendía esa posición de su familia. 

Le indicó que no lo conocían y no creían que pudiera llevar a cabo ciertos proyectos de envergadura. Daniel sentía que era una búsqueda de sí mismo. La realización de sus proyectos le iba dando una idea de su verdadera valía o, al menos, un acercamiento a su realidad. 

Paso a paso, se iba descubriendo con la consecución de sus retos, de sus desafíos y de sus proyectos que le ilusionaban tanto a él como a su novia y posterior esposa. 

“Piensa en el amor que los animales sienten por sus crías y en la necesidad que tienen de protegerlas. Eso se debe a que las consideran parte de sí mismos. Nadie repudia lo que considera parte de sí mismo”. 

“La manera en que reaccionas ante tu ego es similar a como Dios reacciona ante Sus creaciones: con amor, con protección, con caridad. Tus reacciones ante el ‘yo’ que inventaste no son sorprendentes”. 

“De hecho, son muy similares a la forma en que algún día reaccionarás ante tus creaciones reales, las cuales son tan eternas como tú. No es cuestión, por lo tanto, de cómo reaccionas ante el ego, sino de lo que crees ser”. 

“Creer es una función del ego, y mientras tu origen siga sujeto a interpretaciones lo seguirás viendo desde el punto de vista del ego. Cuando el aprendizaje deje de ser necesario, simplemente conocerás a Dios”. 

“La creencia de que hay otra forma de percibir es la idea más sublime de que es capaz el pensamiento del ego. Ello se debe a que dicha idea reconoce, aunque sea mínimamente, que el ego no es el Ser”. 

Daniel, en sus momentos de tranquilidad, de serenidad, de sosiego, hablaba con su Padre Celestial. Entendía que la psicología le había enseñado que, si la humanidad le había dado una madre, un padre, para cuidarlo, orientarlo, y poder desarrollarse en la vida, el origen de su existencia estaba en su Padre Celestial”. 

Esas conversaciones lo imbuían de una energía, de una confianza tal que se sentía capaz de alcanzar todos los retos y los desafíos que junto a su esposa se le presentaran en la vida.

jueves, junio 21

EL EGO ES CAMBIANTE

David reconocía que sus percepciones, sus ideas y sus opiniones sobre los demás había ido cambiando a lo largo de su vida. En algunos momentos había sentido cierto temor de hablar con ciertas personas que le parecían muy extrañas. Pero ese miedo se disipaba cuando entraba en contacto. 

Descubría entonces que todos sus planteamientos estaban equivocados respecto a aquella persona. No había sido justo con las opiniones que habían surgido en su mente por ciertos detalles que le habían llegado. La verdad sobre las personas era un desafío impenetrable. 

A veces, en conversaciones, veía que, al intercambiar opiniones sobre una misma persona, se estuviera hablando de personas distintas. Lo cierto era que las opiniones sobre esa persona eran distintas. Cada persona había visto algo diferente en él. Cada persona había tenido experiencias distintas. 

“Todo el mundo inventa un ego o un yo para sí mismo, el cual está sujeto a enormes variaciones debido a su inestabilidad. También inventa un ego para cada persona a la que percibe, el cual es también variable”. 

“Su interacción es un proceso que los altera a ambos porque no fueron creados por el Inalterable o mediante Él. Es importante darse cuenta de que esta alteración ocurre con igual facilidad tanto si la interacción tiene lugar en la mente como si entraña proximidad física”. 

“Pensar acerca de otro ego es tan eficaz en el proceso de cambiar la percepción relativa como lo es la interacción física. No puede haber mejor ejemplo que este de que el ego es solamente una idea y no un hecho”. 

David no había comprendido la afirmación de que Jesús expusiera que él era el camino, la verdad y la vida. La palabra ‘verdad’ tenía un gran contenido positivo. La mirada de Jesús, la opinión de Jesús sobre los demás, no se basaba en un ‘ego’. Venía de su espíritu. 

Venía de esa nueva mentalidad que nos regalaba: todos éramos hijos de un mismo padre y todos éramos hermanos, sin distinción de lenguas, de razas, de culturas, de lugares físicos. 

En esa línea la visión de los demás no venía de un ‘ego’ de miedo. Ahora David comprendía mucho mejor las expresiones de Jesús. La verdad sobre nosotros mismos y sobre los demás no venía de la percepción sino del conocimiento, del espíritu que nos hacía a todos procedentes de un mismo origen. 

miércoles, junio 20

LA MENTE CREA EL EGO

Abel había vivido tanto tiempo en su mente sin hacer ninguna división en ella que en el momento que descubrió el ‘ego’ se quedó asombrado. El maestro le había enseñado muchas cosas. Había aprendido muchas cosas de historia, de letras, de matemáticas, de ciencia, pero del ‘ego’ nada. 

Fuera de la escuela nadie le había hablado de esa posibilidad que vivía en cada uno de nosotros. Un ente que se mezclaba con nuestros pensamientos y que, sin darnos cuenta, nos hacía enfadar con los demás porque nos sentíamos incómodos, indefensos, ante el ataque que alguien nos dirigía. 

Era tan normal que se admitía que todos caminábamos por el mismo sendero. Pero ese ‘ego’ no se ponía de manifiesto porque se concebía que el enfrentamiento entre las personas era normal y motivo de destrozos familiares tanto físicos como emocionales. 

El saber popular había acuñado la frase: ‘piensa mal y acertarás’, para definir un poco ese ‘ego’ que dominaba el carácter, el pensamiento de las personas, incluso de aquellas que eran pacíficas, buenas y conciliadoras. Estaba claro que el ser humano tenía cierta inclinación hacía la preponderancia y la discordia. 

“Es razonable preguntarse cómo pudo la mente haber inventado el ego. De hecho, es la mejor pregunta que puedes hacerte”. 

“Sin embargo, no tiene no tiene objeto dar una respuesta en función del pasado porque el pasado no importa, y la historia no existiría si los mismos errores no siguiesen repitiéndose en el presente”. 

“El pensamiento abstracto es pertinente al conocimiento porque el conocimiento es algo completamente impersonal, y para entenderlo no se necesita ningún ejemplo”. 

“La percepción, por otra parte, es siempre específica y, por lo tanto, concreta”. 

Abel comprendía que unos mismos conocimientos hallados por la mente podían ser utilizados para el bien de la humanidad o para destruir a la humanidad. Así comprendía que el conocimiento era algo completamente impersonal. 

Pero cuando el ‘ego’ entraba en acción entonces se discutía sobre los beneficios que se podían obtener del conocimiento. Es decir, la utilización con fines partidistas del conocimiento. 

En muchos lugares se han pasado momentos de angustia porque no tenían medios económicos para pagar el Sovaldi, un medicamento para curar la hepatitis C. El ‘ego’ de ganancia desorbitada jugaba con la necesidad de las personas para encarecer su producto. 

Era impensable que unas personas con ayuda del poder de la mente descubrieran un remedio tan eficaz (conocimiento impersonal) para obtener ganancias basadas en la angustia de las personas (‘ego’). 

Por ello, continuaban siendo noticias las personas nobles que devolvían una cartera llena de billetes (conocimiento impersonal sin ‘ego’) a la policía para devolvérsela a sus dueños. 

Abel entendía que la nobleza era la riqueza de la persona. El ‘ego’ distorsionaba las relaciones humanas y les ponían cierta sal de malicia que les impedían alcanzar la felicidad de la unión de las personas en un mismo fin sobre la tierra.

martes, junio 19

TU ESPÍRITU NO PUEDE SER SUSTITUIDO

Josué tenía una idea que había compartido con uno de sus mejores amigos. La especificidad de cada uno de nosotros era esencial, era la base de nuestra formación, era la idea de nuestros pensamientos, era la luz divina que se reflejaba en nuestra esencia única. 

En ocasiones, esta idea se perdía en la idea de que entrábamos en una relación con lo divino, con las creencias, con el destino, de una sustitución total por la esencia de aquella visión que aceptábamos en nuestra vida. Era como un perdernos totalmente en la esfera de otra esencia. 

El ser humano era tan importante que el mismo Creador le había dado ese toque de proyección personal que lo hacía funcionar más allá de una fábrica de robots con las mismas características. Teníamos los mismos principios, pero desarrollos y expansiones particulares. 

“Yo seré un sustituto de tu ego si así lo deseas, pero nunca de tu espíritu. Un padre puede dejar a su hijo al cuidado de un hermano mayor que haya demostrado ser responsable, pero esto no entraña confusión alguna acerca de quién es el padre”. 

“El hermano puede proteger el cuerpo y el ego del niño, pero eso no le lleva a creer que él sea el padre. Me puedes confiar tu cuerpo y tu ego debido únicamente a que eso te permite desentenderte de ellos y me deja mostrarte que no son importantes”. 

“Yo no podría entender lo importantes que son para ti si yo mismo no hubiese estado tentado a creer en ellos. Aprendamos juntos esta lección para que juntos podamos liberarnos de tu cuerpo y de tu ego”. 

“Necesito maestros dedicados que compartan mi objetivo de sanar la mente. El espíritu no tiene ninguna necesidad de que ni tú ni yo lo protejamos”. 

Josué agradecía estas precisiones que daban al espíritu esa libertad, esa pureza, esa claridad que cada uno de nosotros llevaba y lo definía. El espíritu era nuestro tesoro personal. 

Podíamos caer a causa de nuestro cuerpo, a causa de nuestro ego, pero el espíritu siempre nos rescataba. Sólo había que focalizar el espíritu para desarrollarlo con todo vigor en nuestra experiencia. Así, Josué sentía que, a pesar de todos los inconvenientes, siempre había una llama encendida en cada persona.

lunes, junio 18

SER HUMILDE ES UNA COMPRENSIÓN

Benjamín había expresado en varios momentos de su vida que no tenía una tendencia a la humildad. Confundía la humildad con la servidumbre, con la aquiescencia y con la obediencia. Entendía que era un acto de pasividad. Eran personas que no trataban de discutir nunca. 

Era como dejar claro que el que mandaba tenía siempre razón. Tenía varios amigos que los había visto concordar con sus superiores, pero cuando se marcharon expresaron con claridad sus posiciones. No coincidían en nada con lo que habían expresado. Esa apariencia de humildad no le llegaba a Benjamín. 

Tenía en su mente dos ideas que sobresalían. Una era la naturalidad, la espontaneidad, la cual valoraba mucho. La otra era no aceptar el error cuando era manifiesto que era una imposición. Esas dos ideas le habían provocado alguna que otra relación tensa con algunos de ellos. 

Tampoco había trabajado la diplomacia. Todo podía expresarse, pero las formas eran siempre correctas. No había aprendido a exponer sus ideas de forma sosegada y tranquila. Su fuerza innata subrayaba sus reflexiones. Y si se sentía seguro, el poder de convicción era fuerte. 

Ahora aceptaba la comprensión de la humildad desde un punto de vista diferente. La fuerza de la verdad tenia valor por sí misma. No había que imponerla ni subrayarla. Se podía compartir desde la paz y desde la paz ser compartida. La libertad de cada uno podía aceptarla desde la paz mucho mejor. 

“Desde tu ego no puedes hacer nada para salvarte o para salvar a otros, pero desde tu espíritu puedes hacer cualquier cosa para salvar a otros o para salvarte a ti mismo”. 

“La humildad es una lección para el ego, no para el espíritu. El espíritu está más allá de la humildad porque reconoce su esplendor y gustosamente irradia su luz por todas partes”. 

“Los mansos heredarán la tierra porque sus egos son humildes, y esto hace que su percepción sea más fidedigna. El Reino de los Cielos es el derecho del espíritu, cuya belleza y dignidad están mucho más allá de cualquier duda”. 

“Están más allá de la percepción, y se alzan para siempre como las señales del Amor de Dios hacia Sus creaciones, las cuales son absolutamente dignas de Él y sólo de Él”. 

“Ninguna otra cosa es lo suficientemente valiosa como para poder ser una ofrenda para una creación de Dios Mismo”. 

Benjamín comprendía que el espíritu estaba más allá de la humildad. Reconocía su esplendor y gustosamente irradiaba su luz por todas partes. Esta comprensión le hacía quitar la relación humildad – ego. Captaba al humilde como un ego más tranquilo. 

Incluso algunos, con doble sentido, se mostraban humildes para alcanzar fines perversos llenos de falta de naturalidad y de espontaneidad, llenos de engaño y de abuso de bondad. 

La humildad desaparecía como motivo de experiencias encontradas en el corazón de Benjamín y permitía que el espíritu se desarrollara como fuente de verdad, fuente de luz, fuente de plenitud.

domingo, junio 17

UN HOGAR RUINOSO

Iván se enfrentaba a una realidad adversa. Cuando se enfadaba y dejaba salir toda su visión contrariada, pintaba toda la realidad con tintes negros, morados y amenazantes. No había sosiego en su interior. Sentía que la furia de un volcán pasaba por sus ojos y sus pensamientos eran choques constantes. 

Una especie de lava recorría todo su horizonte y lo iba destruyendo quedamente de forma continua y sostenida. Parecía que, en momentos, se sentía feliz de permitir salir aquel tropel de jinetes negros como un grito de desahogo ante la incapacidad de comprender y dirigir las adversidades. 

Todo le daba igual y nada bueno salía de aquellas abruptas erupciones que rociaban su fuego ardiente a su alrededor. Después de la erupción venía la calma. Una quietud tensa llena de silencios inconfesables. Momentos de inquietud y de agitación que no le conducían a la claridad de sus pisadas. 

“El ego ha construido para ti un hogar mísero e inhóspito porque no puede construir de otra manera. No trates de mantener ese hogar ruinoso. En su debilidad radica tu fuerza”. 

Sólo Dios pudo erigir un hogar digno de Sus Creaciones, las cuales han elegido dejarlo vacío, desahuciándose así a sí mismos. No obstante, Su hogar seguirá en pie eternamente, listo para cuando decidas entrar para ocuparlo”. 

“De esto puedes estar completamente seguro: Dios no crea, por su esencia, lo perecedero como el ego no fabrica, por su esencia, lo eterno”. 

Iván sabía en su interior que cuando el ego lo zarandeaba veía todo de forma caótica y desordenada. La paz volaba de su corazón y todos los pensamientos revueltos le asediaban en su mente. 

Se daba cuenta que no podía seguir en sus planteamientos erróneos. “El ego ha construido para ti un hogar mísero e inhóspito porque no puede construir de otra manera. No trates de mantener ese hogar ruinoso”. Era una frase que resumía todos sus males en los momentos de desesperación. 

Debía cambiar de visión, de mirada, de forma de enfocar la adversidad. Todo en su mente pedía corrección, cambio y actitud positiva. Se entregaba a ella y decidía no permitir el desánimo. Repetía en su interior esas seis palabras que se abrían paso en su mente: “En su debilidad radica tu fuerza”. 

Era una invitación para no permitirle al ego construir ese hogar ruinoso en el que lo hundía de vez en cuando. Con salir de ese hogar lo había alcanzado: “En su debilidad radica tu fuerza”.

viernes, junio 15

LIBÉRATE Y LIBERA A OTROS.

Gonzalo aceptaba que la fuerza que le transmitía su hermano era visible en su interior. Su forma de hablar positiva, su forma de ver la vida sin obstáculos, su seguridad de contar con su apoyo, todo se revolvía en un conjunto de fuerzas que le animaban la alegría, paz, la seguridad y la tranquilidad. 

En ocasiones, no podía comprender esa transmisión de fuerza que su hermano le efectuaba con sus palabras de encomio y de sustento. Por una fuerza interna, por una elección de nosotros, por un sentimiento del corazón, Gonzalo sentía ese poder que su hermano le transmitía. 

No era fácil expresarlo, pero era cierto. No lo podía negar de ninguna manera. Era una experiencia que se abría paso en su cuerpo, en su mente, en su mirada y en sus objetivos. Pensaba que los humanos no le dábamos ese valor que tenían las palabras de personas que realmente nos apreciaban. 

Esos apoyos eran como caminar por la vida con la fuerza de uno mismo y con la de su hermano. Una fuerza doble en su interior que le hacía desafiar la vida con entusiasmo y con osadía. Era un reconocimiento sin ninguna duda. Tenía ese poder y se lo agradecía al universo. 

“El ego tiene miedo del gozo del espíritu porque una vez que lo hayas experimentado dejarás de proteger y de atribuirle valor al miedo. Le atribuyes gran valor ahora porque el miedo es un testigo de la separación”. 

“Tu ego se regocija cuando das testimonio de ella. ¡Repúdialo! No le escuches ni le ampares. Escucha únicamente a Dios, que es tan incapaz de engañar como lo es el Espíritu que él creó”. 

“Libérate y libera a otros. No les ofrezcas a los demás una imagen de ti mismo falsa e indigna, ni tampoco aceptes una imagen similar de ellos”. 

Gonzalo entendía muy bien la fuerza que se podía transmitir. En ocasiones, éramos inconscientes de ese poder. Nadie nos lo decía, pero lo sentía. Nadie nos lo compartía, pero lo vivía. Desde ese punto entendía y comprendía mucho y muy bien esa frase en forma de imperativo: “Libérate y libera a otros”. 

Cierto que a todos no llegaríamos. Cada uno tenía el grupo de personas a los que podía animar y podía compartir esa energía estupenda. Y con esa idea en su interior, se sentía fuerte, comprendido, resuelto, quitando obstáculos del camino.

jueves, junio 14

EL AUTOR DEL MIEDO

José sentía en momentos unos escalofríos que le recorrían el cuerpo. Le sembraban semillas de inseguridad, angustia, temor y, en ocasiones, paralización. Lo más característico era que le duraban unos minutos hasta que su pensamiento lo tranquilizaba y lo serenaba. 

Después, debía tomar un tiempo para pacificarse y recomponerse con su fuerza natural de cada día. El miedo lo machacaba como una presa indefensa de vez en cuando. Siempre sucedía cuando los horizontes temblaban en su interior y veía que las incertidumbres aumentaban. 

Agradecía que pudiera reponerse de tales angustias. Trataba de vivirlas en soledad para no compartirlas con su familia. El vapuleo que sentía su cuerpo era notable y quedaba un poco dolido por esos momentos de desfallecimientos ante los inconvenientes que se agrandaban como gigantes. 

Leyendo aquel párrafo se asombraba del autor del miedo. Nunca hubiera pensado en ese origen que le proponía. “Dios no es el autor del miedo. El autor del miedo eres tú. Has elegido crear en forma diferente a como crea Él, y, por lo tanto, has hecho posible el que puedas tener miedo”. 

“No estás en paz porque no estás desempeñando tu función. Dios te encomendó una función muy elevada que no estás llevando a cabo. Tu ego ha elegido estar atemorizado en vez de llevarla a cabo”. 

“Cuando despiertes te será imposible entender esto porque es literalmente increíble. No creas lo increíble ahora. Cualquier intento de incrementar su credibilidad es un intento de posponer lo inevitable”. 

“La palabra ‘inevitable’ le causa terror al ego, pero es motivo de júbilo para el espíritu. Alcanzar a Dios es inevitable, y tú no puedes eludirlo, de la misma manera en que Él no te puede eludir a ti”. 

José reconocía que cuando se sentía solo, abandonado, aislado, en este mundo, era la ocasión donde las experiencias de miedo lo sacudían con fuerza. Al desaparecer las seguridades, se sentía navegar en una pequeña embarcación sin remos en un mar bravío. 

Pero cuando miraba la luz de la confianza, del objetivo de su vida, de la misión de sus esfuerzos, sentía una seguridad que le ponía en sus manos todas las energías que poseía. 

Se dejaba llevar por las palabras: “Alcanzar a Dios es inevitable, y tú no puedes eludirlo, de la misma manera en que Él no te puede eludir a ti”. Esa unión, esa conjunción de seguridades, esa fusión de corazones y de objetivos le daban la luz del camino por el que debía caminar para cumplir su función. 

miércoles, junio 13

EL EGO ES NUESTRA VANAGLORIA

Darío pensaba y pensaba. Era un ejercicio que le atraía mucho. Era una parte de su energía de la que no podía salirse. Se sentía feliz en sus pensamientos, en sus reflexiones y en sus momentos de paz cuando descubría un poco más de luz en la senda por donde dirigía sus pasos. 

La palabra ‘vanagloria’ era una palabra que todos buscábamos como sinónimo de éxito, de reconocimiento de los demás, de ser apreciados y sentir con toda el alma que las personas nos apoyaban. Sin embargo, sabíamos que era caprichosa, no se daba siempre y que siempre nos defraudaba. 

La formación de la palabra constaba de dos formas que juntas anulaban ese éxito: ‘vana’ y ‘gloria’. Dejaba traslucir una suerte de absurdo que llenaba en algunos instantes, pero dejaba un vacío incapaz de ser llenado después de haberla sentido. 

La gloria nunca era vana, incompleta, sin sentido, con vacíos y con separaciones. La gloria era completa, única, llena de significado, sin vacíos ni confusiones. Esa era la diferencia entre el ‘ego’ y el ‘espíritu’. 

“El ego trata de explotar todas las situaciones para vanagloriarse, a fin de superar sus propias dudas. Seguirá lleno de dudas mientras tú sigas creyendo en su existencia. Tú, que lo inventaste, no puedes tener confianza en él”. 

“Cuando estás en tu mente recta te das cuenta de que no es real. La única solución cuerda es no tratar de cambiar la realidad – lo cual sería ciertamente aterrador- sino aceptarla tal como es”. 

“Tú formas parte de la realidad, la cual permanece inmutable más allá del alcance del ego, aunque fácilmente al alcance del espíritu. Cuando sientas miedo, aquiétate y reconoce que Dios es real y que tú eres Su Hijo amado en quien Él se complace”. 

“No dejes que el ego refute esto porque el ego no puede conocer algo que está tan lejos de su alcance como lo estás tú”. 

Darío quería vivir la gloria en toda su expresión. En muchos momentos había visto el dolor en sus amigos cuando recordaban sus orígenes, sus padres pobres y humildes y el vecindario donde habían vivido. Se sentían desposeídos de su auténtico valor, de su auténtica valía, de su mente abierta y gloriosa. 

Esa tarde, Darío quería ir más allá de esos orígenes humanos que los había depositado en este mundo terrenal. Darío quería subrayar el auténtico origen de mentes poderosas preparadas para aprender, amar, comprender, compartir, ayudar, colaborar y unir las manos para sentirse uno con todos. 

Se repetía a sí mismo: “Cuando sientas miedo, aquiétate y reconoce que Dios es real y que tú eres Su Hijo amado en quien Él se complace”. Ese era el camino de la grandeza del alma.

martes, junio 12

TU VALÍA YA ESTÁ ESTABLECIDA

Mario repasaba sus momentos donde, sin darse cuenta, la naturaleza le había dado dones intelectuales. Comprendía muy bien los conceptos que el maestro les explicaba en clase. Los practicaba y los comprobaba. Eso le producía una felicidad interna indescriptible.

Lograba hacer los ejercicios y descubría que coincidían con las soluciones que el maestro les compartía. Algunas tardes, después de salir de clase, se marchaba con algún amigo de clase y repasaban juntos los ejercicios. Si no entendían algo, con naturalidad les compartía lo que él había comprendido. 

Sus amigos se lo agradecían y eso le daba cierta confianza interna que agradecía. Se sentía valioso y apreciado por sus compañeros. Cierto era que su deseo de compartir los conceptos aprendidos era muy grande. Pero se daba cuenta de que era una persona valiosa y le animaba mucho. 

Descubría que era un camino que le proporcionaba muchas buenas noticias. Sin embargo, al llegar a los doce años, como hacían todos los compañeros cuyos padres no tenían medios, empezó el camino del trabajo en la oficina de un gestor de seguros. 

“El que enseñes o aprendas no es lo que establece tu valía. Tu valía la estableció Dios. Mientras sigas oponiéndote a esto, todo lo que hagas te dará miedo, especialmente aquellas situaciones que tiendan a apoyar la creencia en la superioridad o en la inferioridad”. 

“Los maestros tienen que tener paciencia y repetir las lecciones que enseñan hasta que éstas se aprendan. Yo estoy dispuesto a hacer eso porque no tengo derecho a fijar los límites de tu aprendizaje por ti”. 

“Una vez más: nada de lo que haces, piensas o deseas es necesario para establecer tu valía. Este punto no es debatible salvo en fantasías. Tu ego no está nunca en entredicho porque Dios no lo creó”. 

“Tu espíritu no está nunca en entredicho porque Él lo creó. Cualquier confusión al respecto es ilusoria, y mientras perdure esa ilusión, no es posible tener dedicación alguna”. 

Mario se quedaba sin palabras, sin pensamientos, sin cielo. La verdad caía con la fuerza de la gravedad, con el vuelo de las aves, con las sonrisas de un niño pequeño que te abría su corazón desde sus ojos. Era la luz de la mañana que acariciaba y el agua fresca que te abrazaba. 

Se repetía esas palabras: “Una vez más: nada de lo que haces, piensas o deseas es necesario para establecer tu valía. Este punto no es debatible salvo en fantasías. Tu ego no está nunca en entredicho porque Dios no lo creó”. 

Era poderoso el pensamiento y su verdad. “Tu espíritu no está nunca en entredicho porque Él lo creó”. El miedo desaparecía y la tranquilidad visitaba su espíritu y sus pensamientos. Veía ese camino que conducía a confiar en su Dios como confiaba un bebé en los pechos de su madre.

lunes, junio 11

LOS EGOS CHOCAN; EL ESPÍRITU, NO

Luis reconocía que en muchas ocasiones se había enfadado cuando no se había sentido respetado ni tenido en cuenta. Era su parte débil. Se reconocía de esa manera desde muy pequeño. Era como un enfrentamiento entre su ser interno que reaccionaba con todo su poder y la falta de comprensión de los demás. 

Esa falta de comprensión de los demás era lo que él interpretaba. Ahora desde la distancia, comprendía que era totalmente inconsciente de sus reacciones y eso impulsos que le salían tenían muchos errores en su planteamiento. Admitía que cada persona era diferente. 

Incidencias que para otros no tenían ninguna importancia, para él la tenían. También pasaba en sentido contrario. Incidencias que no catalogaba de importante molestaban a otras personas. Llegó a darse cuenta de que cada persona guardaba su tesoro interno de diversas maneras. 

Cada persona cuidaba su ego y trataba de que fuera respetado. Por ello, si otro ego le tocaba esa falta de respeto, el ego de Luis salía como un resorte. Después, pasado el momento, trataba de ser comprensivo y en muchas ocasiones reconoció que se había excedido. 

La madurez de la vida iba haciéndole comprender mucho mejor su forma de ser y sus vulnerabilidades. La sabiduría le hacía superar muchas incidencias que no iban por donde el sentía que iban. La amplitud y la comprensión le seguían. 

“Los egos pueden chocar en cualquier situación, pero es imposible que el espíritu choque en absoluto. Si percibes a un maestro simplemente como ‘un ego más grande’ sentirás miedo, ya que agrandar un ego es aumentar la ansiedad que produce la separación”. 

“Enseñaré contigo y viviré contigo si estás dispuesto a pensar conmigo, pero mi objetivo será siempre eximirte finalmente de la necesidad de un maestro. Esto es lo opuesto al objetivo del maestro que se deja guiar por el ego”. 

“A ése sólo le interesa el efecto que su ego pueda tener sobre otros egos, y, por consiguiente, interpreta la interacción entre ellos como un medio de conservar su propio ego”. 

“Yo no podría dedicarme a enseñar si creyese eso, y tú no serás un maestro dedicado mientras lo creas. Se me percibe constantemente como un maestro al que hay que exaltar o rechazar, pero yo no acepto ninguna de esas dos percepciones de mí mismo”. 

Luis se dejaba llevar por el espíritu. Entre el espíritu no había competencia ni discusión. Todos tenían el mismo espíritu. Pero entre los egos (cada uno tenía el suyo muy individualizado) el choque en momentos era inevitable.

domingo, junio 10

EL OBJETIVO DE NUESTRA ENSEÑANZA

Enrique había tenido un encuentro muy amistoso con su jefe de estudios. Había gran sintonía entre ambos. Todas las cuestiones encontraban una solución y una salida siempre muy sabia. Era un placer mantener esos encuentros, esas conversaciones y esas soluciones. 

En una de esas charlas, le dijo que el objetivo de la enseñanza a los hijos era hacerlos independientes de tal manera que no necesitaran de los padres. Era la primera vez que oía tal definición. Parecía que era un poco descarnada y falta de sensibilidad. 

Sin embargo, racionalmente tenía toda la razón. Los padres se interesaban en los hijos, en guiarlos en su crecimiento, en orientarles en sus elecciones y darles la posibilidad de crecer con relativa seguridad. Esa idea de separación total le impactó a Enrique en la escala de sus conceptos educativos. 

Repetía mentalmente que la educación era el proceso para hacer a los hijos independientes de sus progenitores. Cierto día las decisiones de los hijos no cruzarían la senda de los padres porque desde su libertad irían ejerciendo su propia manera de ser y su propia responsabilidad. 

Empezaba entonces el autoaprendizaje. Las experiencias y las incidencias de la vida era la trama y la urdimbre de su propia tela de ir construyéndose a ellos mismos. Leía aquel párrafo con todo detenimiento. 

“Todo buen maestro espera impartir a sus estudiantes todo su tesoro de conocimientos que él mismo ha aprendido de modo que algún día puedan conducirse solos sin la ayuda del maestro. Este es el verdadero y único objetivo del maestro”. 

“Es imposible convencer al ego de esto porque va en contra de todas sus leyes. Pero recuerda que las leyes se promulgan para proteger la continuidad del sistema en que cree el que las promulga”. 

“Es natural que el ego trate de protegerse así mismo una vez que lo inventaste, pero no es natural que desees obedecer sus leyes a menos que tú creas en ellas”. 

“El ego no puede tomar esta decisión debido a la naturaleza de su origen. Pero tú puedes tomarla debido a la naturaleza del tuyo”. 

Enrique recordaba los malos momentos donde algunos de sus compañeros se habían hecho mayores y no aceptaban que su sabiduría había sido superada por sus alumnos. Se sentían acabados, frustrados, nostálgicos y defensores de las realidades que había vivido en su juventud. 

Les faltaba la generosidad del maestro: disfrutar de que sus alumnos les superaran en todas las facetas como una proyección de un camino que en alguna parte del mismo había ido juntos.

viernes, junio 8

CAMBIO DE MENTALIDAD

Carlos, por fin, había encontrado la forma adecuada para traducir al castellano la palabra básica de Jesús. Al dirigirse a las personas con un mensaje de liberación utilizó el verbo griego ‘metanoeite’ [metanoeite]. La primera parte ‘meta’ significaba cambio, transformación. 

La segunda parte ‘noeite’ era la conjugación del verbo ‘noeo’ con el significado de mente. La traducción entonces era ‘cambio de mente, de mentalidad’. La invitación de Jesús era un cambio de mente, de forma de pensar, de forma de ver la vida. 

En cambio, la traducción había cristalizado en la palabra ‘arrepentimiento’. El cambio de mentalidad era un cambio de ver la vida. El arrepentimiento era un sentimiento de culpa por haber escogido mal. Nunca en la mentalidad de Jesús estuvo la idea de hacer sentir a las personas culpables. 

No consideró nunca culpabilidad en sus palabras. El cambio de mentalidad era una invitación a tener una idea positiva de todas las cosas, una idea comprensiva de todas las personas, un apoyo sincero a los necesitados, una ayuda en todo momento. 

Veía a la gente con ojos de ‘inocencia’, ‘perdón’, ‘amor’. Ese era el regalo que nos hacía. Esa era la nueva mentalidad que traía. Es decir, su mentalidad. Los sacerdotes de su tiempo veían ‘pecado’, ‘culpa’, ‘miedo’. Por ello, él estaba con la gente, según los sacerdotes, culpables, impuros. 

“Aprender y enseñar son los mayores recursos de que dispones ahora porque te permiten cambiar de mentalidad y ayudar a otros a hacer lo mismo. Negarte a cambiar de mentalidad no conseguiría probar que la separación no ocurrió”. 

“El soñador que duda de la realidad de su sueño mientras todavía está soñando no está sanando su mente dividida. Tú sueñas con un ego separado y crees en el mundo que se basa en él”. 

“Todo ello te parece muy real. No puedes deshacerlo sin cambiar de mentalidad al respecto. Si estás dispuesto a renunciar al papel de guardián de tu sistema de pensamiento y ofrecérmelo a mí, yo lo corregiré con gran delicadeza y te conduciré de regreso a Dios”. 

Carlos empezaba a comprender mucho mejor ese cambio de mentalidad. Su mirada empezaba a cambiar. Ya no veía defectos en los demás. Sabía que cada vez que se fijaba en un defecto, era un defecto suyo. No podía cambiar ese defecto en el otro, pero podía, por el cambio de mentalidad, corregirlo en él mismo. 

Le ilusionaba ver en todos ‘inocencia’, ‘perdón’, amor.

jueves, junio 7

NO ES OPORTUNO ATACAR EL EGO

Sebas recordaba el libro que le atrajo su atención por primera vez en aquella librería. Su título era sugerente: ‘El ego’. Era una palabra que conocía de sus estudios de filología y que indicaba la idea del pronombre ‘yo’. Se prefería para ese significado su expresión latina. 

Era un mundo nuevo. Nunca le habían hablado de él. Atraído por el libro, pero no tenía claro cuál era su contenido, su mensaje y su inserción en la vida diaria de las personas. A veces se confundía con la autoestima. Desde ese punto de vista alguien le había dicho que un poco de ‘ego’ era estupendo. 

Ideas nuevas, planteamientos que se desplegaban en la lectura. No llegaba a concebir de un modo claro cuál era su papel, su función, su misión en la vida de las personas. Después de leer otros libros, fue concibiendo que era una idea negativa que vivía en nuestro interior y que debíamos quitarla. 

Lo cierto era que debió de leer muchas veces aquel libro. Sus delimitaciones se iban clarificando con el paso de los años. Otros libros lo complementaban y le ayudaban mucho a captarlo mucho mejor. Durante una temporada fue un concepto que lanzaba sobre algunas personas en sus diatribas y discusiones. 

Ahora Sebas reconocía su error, su falta de comprensión, su falta de inteligencia para captar el mensaje escondido detrás de esa palabra latina: ‘El ego’. Se sonreía con el recuerdo de la lectura de aquel primer libro sobre el tema. Creía que después de leerlo podría comprenderlo. 

Se dio cuenta de que estaba tan entretejido en su vida, en la vida de todos los humanos, en las celebraciones de las competiciones, en las emociones de nuestras victorias que era difícil deshacerse de esa entidad. 

La tranquilidad le había llegado y terminó por comprender un punto que no tenía claro. El ‘ego’ no se puede, no se debe, no es oportuno atacarlo. Cuanto más se ataca el ‘ego’, más fuerte se hace, más poderoso resulta, más dominante se vuelve en nuestra vida y nos anula. Entonces nos dirige con toda impunidad. 

“El espíritu no tiene necesidad de que se le enseñe nada, pero el ego sí. El proceso de aprender se percibe, en última instancia, como algo aterrador porque conduce, no a la destrucción del ‘ego’ sino al abandono de éste a la luz del espíritu”. 

“Éste es el cambio que el ‘ego’ no puede sino temer, puesto que no comparte mi caridad, mi amor. La lección que yo tuve que aprender es la misma que tú tienes que aprender ahora, y puesto que la aprendí, puedo enseñártela”. 

“Nunca atacaré tu ‘ego’, si bien estoy tratando de enseñarte cómo surgió su sistema de pensamiento. Cuando te recuerdo tu verdadera creación, tu ‘ego’ no puede por menos que reaccionar con miedo”. 

Sebas sentía en su corazón que todas las veces que había tratado de identificarse con su Creador no podía compartirlo con las personas. Eran pensamientos que no debían pasar por la mente. La distancia entre Dios y los humanos era inabarcable, imposible de reducir y una blasfemia pensar de esa manera. 

Desde pequeño le habían enseñado un Dios omnipotente, omnisapiente, omnisciente. Sentía que era un peso que debía llevar. No era posible escapar de la vigilancia de Dios. Por ello, sintió algo en su interior cuando cierto autor definió a la oración de un modo muy distinto. 

“Orar era el acto de abrir el corazón a Dios como a un amigo”. Dios dejaba la lejanía y se acercaba al hombre como a un amigo. Eso estaba en la línea de lo que su corazón vibraba. Esa línea de interacción delineaba a Dios como el amigo que todos hubiéramos soñado tener en algún momento.