lunes, junio 18

SER HUMILDE ES UNA COMPRENSIÓN

Benjamín había expresado en varios momentos de su vida que no tenía una tendencia a la humildad. Confundía la humildad con la servidumbre, con la aquiescencia y con la obediencia. Entendía que era un acto de pasividad. Eran personas que no trataban de discutir nunca. 

Era como dejar claro que el que mandaba tenía siempre razón. Tenía varios amigos que los había visto concordar con sus superiores, pero cuando se marcharon expresaron con claridad sus posiciones. No coincidían en nada con lo que habían expresado. Esa apariencia de humildad no le llegaba a Benjamín. 

Tenía en su mente dos ideas que sobresalían. Una era la naturalidad, la espontaneidad, la cual valoraba mucho. La otra era no aceptar el error cuando era manifiesto que era una imposición. Esas dos ideas le habían provocado alguna que otra relación tensa con algunos de ellos. 

Tampoco había trabajado la diplomacia. Todo podía expresarse, pero las formas eran siempre correctas. No había aprendido a exponer sus ideas de forma sosegada y tranquila. Su fuerza innata subrayaba sus reflexiones. Y si se sentía seguro, el poder de convicción era fuerte. 

Ahora aceptaba la comprensión de la humildad desde un punto de vista diferente. La fuerza de la verdad tenia valor por sí misma. No había que imponerla ni subrayarla. Se podía compartir desde la paz y desde la paz ser compartida. La libertad de cada uno podía aceptarla desde la paz mucho mejor. 

“Desde tu ego no puedes hacer nada para salvarte o para salvar a otros, pero desde tu espíritu puedes hacer cualquier cosa para salvar a otros o para salvarte a ti mismo”. 

“La humildad es una lección para el ego, no para el espíritu. El espíritu está más allá de la humildad porque reconoce su esplendor y gustosamente irradia su luz por todas partes”. 

“Los mansos heredarán la tierra porque sus egos son humildes, y esto hace que su percepción sea más fidedigna. El Reino de los Cielos es el derecho del espíritu, cuya belleza y dignidad están mucho más allá de cualquier duda”. 

“Están más allá de la percepción, y se alzan para siempre como las señales del Amor de Dios hacia Sus creaciones, las cuales son absolutamente dignas de Él y sólo de Él”. 

“Ninguna otra cosa es lo suficientemente valiosa como para poder ser una ofrenda para una creación de Dios Mismo”. 

Benjamín comprendía que el espíritu estaba más allá de la humildad. Reconocía su esplendor y gustosamente irradiaba su luz por todas partes. Esta comprensión le hacía quitar la relación humildad – ego. Captaba al humilde como un ego más tranquilo. 

Incluso algunos, con doble sentido, se mostraban humildes para alcanzar fines perversos llenos de falta de naturalidad y de espontaneidad, llenos de engaño y de abuso de bondad. 

La humildad desaparecía como motivo de experiencias encontradas en el corazón de Benjamín y permitía que el espíritu se desarrollara como fuente de verdad, fuente de luz, fuente de plenitud.

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