jueves, abril 25

UNIDAD SIN EL EGO


Adolfo sabía que el ego necesitaba de los demás para que le aplaudieran, estuvieran de acuerdo con él y no dejaran de tenerlo en cuenta. Conocía las necesidades del ego de recibir, de alguna manera, una admiración y un reconocimiento, sin el cual, no podía vivir. 

Iba vislumbrando que sin ego la relación con los demás discurría por otros caminos. La comprensión estaba lista para descubrir cualquier problema donde pudiera participar y ayudar. La comprensión admitía cuando una persona no sabía agradecer los favores recibidos. La comprensión, sin el ego, caminaba siempre en los zapatos de los demás y nunca los juzgaba. 

Adolfo sabía que el juicio implicaba condenación. El comportamiento comprensivo siempre buscaba el punto de entrada para compartir el amor sin ninguna respuesta, sin ninguna recompensa. Amar, en sí mismo, era una delicia que no se podía evitar y que no se podía dejar de hacer por el placer de vibrar con otra persona. 

“Cuando te unes a mí lo haces sin el ego porque yo he renunciado al ego en mí y, por lo tanto, no puedo unirme al tuyo. Nuestra unión es, por consiguiente, la manera de renunciar al ego en ti”. 

“La verdad en nosotros dos está más allá del ego. Que transcenderemos el ego está garantizado por Dios, y yo comparto Su certeza con respecto a nosotros dos y a todos nosotros”. 

“Yo les devuelvo la paz de Dios a todos Sus Hijos porque la recibí de Él para todos nosotros. Nada puede prevalecer contra nuestras voluntades unidas porque nada puede prevalecer contra la Voluntad de Dios”. 

Adolfo veía abrirse un hermoso camino delante de él para ir olvidando el ego que tantos estragos había hecho en su vida. También reconocía que era imposible unirse a Jesús con el ego. Él mismo Jesús no tenía ego. Así se esfumaba de su vida el ego porque tenía a su lado al mismo Jesús que no lo tenía.

miércoles, abril 24

LA UNIDAD NOS INCLUYE A TODOS


Rafa se estaba convenciendo de esa idea de unidad que nos asemejaba a todos en un mismo lugar, en una misma concepción nuestra, en un poder que nos igualaba y que nos hacía sentir la similitud que había en cada corazón abierto, noble y sereno. 

Eso tenía un lado práctico en cada conversación con las personas que se cruzaban en su camino, en la idea que se hacía de los otros respecto a él, en el objetivo de que el éxito de la relación entre todos los humanos radicaba en la comprensión y en la equiparación de todos los dones. 

Por ello, le encantaba encontrar caminos de realización de esos encuentros entre todos los humanos en su devenir por la vida. “La voluntad indivisa de la Filiación – la voluntad de Dios – es el creador perfecto, por ser completamente semejante a Dios”. 

“No puedes estar excluido de ella si es que has de entender lo que es y lo que eres tú. Al creer que tu voluntad está separada de la mía te excluyes de la Voluntad de Dios que es lo que eres”. 

“Con todo, curar sigue siendo brindar plenitud. Por lo tanto, curar es unirse a los que son como tú, ya que percibir esta semejanza es reconocer al Padre. Si tu perfección reside en Él, y sólo en Él, ¿cómo podrías conocerla sin reconocerlo a Él?” 

“Reconocer a Dios es reconocerte a ti mismo. No hay separación entre Dios y Su creación. Te darás cuenta de esto cuando comprendas que no hay separación entre tu voluntad y la mía”. 

“Deja que el Amor de Dios irradie sobre ti mediante tu aceptación de mí. Mi realidad es tuya y Suya. Cuando unes tu mente a la mía estás proclamando que eres consciente de que la Voluntad de Dios es una”. 

Rafa quedaba impactado y alborozado a la vez. La invitación de Dios era inequívoca. La invitación de Jesús era clara: “Reconocer a Dios es reconocerte a ti mismo. No hay separación entre Dios y Su creación. Te darás cuenta de esto cuando comprendas que no hay separación entre tu voluntad y la mía”. 

Y el objetivo de esa afirmación queda encerrado en el último párrafo que suena a la realización suprema de la vida: “Deja que el Amor de Dios irradie sobre ti mediante tu aceptación de mí. Mi realidad es tuya y Suya. Cuando unes tu mente a la mía estás proclamando que eres consciente de que la Voluntad de Dios es una”.

martes, abril 23

EL AMOR Y LA LIBERTAD VAN UNIDOS


Esteban iba descubriendo ramas del amor que le ampliaban su visión. El amor no trataba de aprisionar, de imponer, de quitar la libertad de nadie. El amor era una flor que solo podía florecer en una tierra de auténtica libertad. Solamente un alma libre podía ser ella misma. 

De otra manera, un alma condicionada no era ella misma. La persona necesitaba ese oxígeno aspirado por ella misma y no por las ideas de otras personas. Las trabas, las dificultades, las exigencias y los chantajes, anulaban lo más precioso que tenían las personas delante de sí mismas. 

“La Libertad es el único que regalo que les puedes ofrecer a los Hijos de Dios, ya que es el reconocimiento de lo que ellos son y de lo que Él es. La libertad es creación porque es amor”. 

“No amas a quien tratas de aprisionar. Por lo tanto, cuando tratas de aprisionar a alguien, incluyéndote a ti mismo, no le amas y no te puedes identificar con él. Cuando te aprisionas a ti mismo pierdes de vista tu verdadera identificación conmigo y con el Padre”. 

“Tu identificación es con el Padre y con el Hijo. Es imposible que te identifiques con uno y no con el otro. Si eres parte de uno, eres parte del otro, ya que ambos son uno”. 

“La Santísima Trinidad es santa porque es una. Si te excluyes a ti mismo de esta unión, estás percibiendo a la Santísima Trinidad como desunida. Tú no puedes sino estar incluido en ella porque la Santísima Trinidad lo es todo”. 

“A menos que ocupes el lugar que te corresponde en Ella y cumplas la función que, por ser parte de Ella, te corresponde llevar a cabo, la Santísima Trinidad estará tan desposeída como tú. Ninguna de Sus partes puede estar aprisionada si es que su verdad ha de conocerse”. 

Esteban gozaba escuchando ese lugar tan esencial en el pensamiento de la persona. Cada ser era parte de esa Santísima Trinidad y no un objeto desunido y alejado de ella. La invitación de Dios era una invitación al Todo, porque la Santísima Trinidad era el Todo. 

Y, en esa aceptación, está la hermosa libertad que propicia el amor. Sin libertad no hay amor y Dios, que es amor absoluto, es también libertad absoluta. Sin amor esa libertad no puede existir para participar, precisamente, en ese amor.

lunes, abril 22

SI ME ACUERDO DE TI, TE ACORDARÁS DE TI MISMO


Santiago había descubierto que, con el tiempo, aquellas lenguas que no se practicaban, se olvidaban y quedaban como recuerdos vagos en nuestra mente. En algunas ocasiones nos mandaban sus detalles, pero los percibíamos en la lejanía como experiencias que tuvimos y ya no recordábamos. 

Era necesario volver al país de origen, o estar entre un grupo con esa misma lengua para que todo lo que anidaba en nuestro interior saliera sin ningún problema y nos devolviera todas esas hermosas experiencias que habíamos tenido con ellas. 

“Si tu voluntad no fuese la mía tampoco podría ser la de nuestro Padre. Esto significaría que habrías aprisionado la tuya, y que no le has permitido ser libre. Solo no puedes hacer nada porque solo no eres nada”. 

“Yo no soy nada sin el Padre y tú no eres nada sin mí porque al negar al Padre te niegas a ti mismo. Siempre me acordaré de ti, y en el hecho de que me acuerde de ti radica el que tú te acuerdes de ti mismo”. 

“En nuestro mutuo recuerdo radica nuestro recuerdo de Dios. Y en ese recuerdo radica tu libertad porque tu libertad está en Él. Únete, pues, a mí en alabanza de Él y de ti que fuiste creado por Él”. 

“Este es nuestro regalo de gratitud hacia Él, que Él, a su vez, compartirá con todas Sus creaciones, a las que da por igual todo lo que es aceptable para Él. Por ello, te dará el regalo de la libertad. Su Voluntad lo dispone así: al ofrecer libertad, te liberarás”. 

Santiago admitía que recordar las lenguas le hacía bien. Y, de la misma manera, recordar que Dios nos hizo. Nos hizo iguales. Nos dio sus mejores dones. La libertad fue el más determinante de todos. 

Ese es el secreto de la vida. Al buscar la libertad, no podemos olvidarnos de Quién nos hizo, y de Quién nos ama. Ese recuerdo lo debemos cultivar en nuestras relaciones tal como hacemos con las lenguas para que no olvidemos de dónde viene la libertad.

jueves, abril 18

LA FRASE QUE NUESTROS OÍDOS VIBRAN CON ELLA


Pablo no había leído nunca una expresión tan hermosa en sus oídos. Nunca había considerado esa visión tan plena que leía. No podía dejar de leer y su corazón latía con un nuevo compás. Aquello estaba dirigido a todos y cada uno de nosotros. Había que escucharla. 

“Si quieres ser como yo, te ayudaré, pues sé que somos iguales. Si quieres ser diferente, aguardaré hasta que cambies de parecer. Yo puedo enseñarte, pero tú tienes que elegir mis enseñanzas. ¿Cómo podría ser de otra manera, si el Reino de Dios es libertad? Nadie puede aprender lo que es la libertad si está sometido a cualquier clase de tiranía”. 

Pablo creía que debía repetírsela cada día para poder comprenderla en toda su extensión. Una frase que salía de la boca de Jesús y nos la compartía con la mayor naturalidad. Estaba insertada en un párrafo que decía: 

“Nada que Dios creó puede oponerse a tu decisión, de la misma manera en que nada que Dios creó puede oponerse a Su Voluntad. Dios le dio a tu voluntad el poder que ella posee, y yo no puedo sino respetarlo en honor de Su poder”. Aquí la frase se expone con todo su brillo y con todo su razonamiento: 

“Si quieres ser como yo, te ayudaré, pues sé que somos iguales. Si quieres ser diferente, aguardaré hasta que cambies de parecer. Yo puedo enseñarte, pero tú tienes que elegir mis enseñanzas. ¿Cómo podría ser de otra manera, si el Reino de Dios es libertad? Nadie puede aprender lo que es la libertad si está sometido a cualquier clase de tiranía”. 

“La perfecta igualdad de todos los Hijos de Dios no se podría reconocer si una mente ejerciese dominio sobre otra. Los Hijos de Dios gozan de perfecta igualdad en lo que respecta a su voluntad, por ser todos ellos la Voluntad del Padre”. 

“Esta es la única lección que vine a enseñar”. 

Pablo se centraba en la última frase: “Esta es la única lección que vine a enseñar”. El silencio subía desde el fondo de su corazón. Las enseñanzas de Jesús eran parte de nuestro interior. La creación nos había dado tales dones en nuestra voluntad. 

Era cierto que la libertad jugaba bien sus roles. La enseñanza básica se centraba en la libertad. “La perfecta igualdad de todos los Hijos de Dios no se podría reconocer si una mente ejerciese dominio sobre otra. Los Hijos de Dios gozan de perfecta igualdad en lo que respecta a su voluntad, por ser todos ellos la Voluntad del Padre”. 

Pablo aprendía en silencio, en reflexión interior, en meditación. Eran afirmaciones que hacían temblar todo el edificio de nuestra relación con Dios. Y, su corazón, le decía que sentía lo mismo.

miércoles, abril 17

TU MENTE ES LA QUE DECIDE


Juan, después de dirigir una serie de peticiones, de pensamientos, y de ruegos a Dios, esperaba que las cosas se cumplieran de acuerdo a sus propósitos. No se daba cuenta de que esa forma de pensar era nuestra forma infantil. Uno de los elementos era que no teníamos la visión conjunta de la situación. 

Al no tener el conjunto, nuestra petición, de conocer esa visión global, tampoco nosotros la hubiéramos hecho. De ahí que recurrir a la experiencia que habitaba en nosotros era un punto de referencia importante en nuestro caminar. Al final, otorgarle nuestra confianza al Infinito dependía de nosotros. 

“La curación es un reflejo de nuestra voluntad conjunta. Esto resulta obvio cuando se examina el propósito de la curación. La curación es la manera de superar la separación. La separación se supera mediante la unión”. 

“No se puede superar separando. La decisión de unirse tiene que ser inequívoca, o, de lo contrario, la mente misma estaría dividida e incompleta. Tu mente es el medio por el cual determinas tu propia condición, ya que la mente es el mecanismo de decisión”. 

“Es el poder mediante el que te separas o te unes, y, consecuentemente, experimentas dolor o alegría. Mi decisión no puede imperar sobre la tuya porque la tuya es tan poderosa como la mía”. 

“De no ser así, los Hijos de Dios no gozarían de perfecta igualdad. No hay nada que nuestra voluntad conjunta no pueda lograr, pero la mía sola no puede ayudarte”. 

“Tu voluntad es tan libre como la mía, y ni siquiera Dios Mismo se opondría a ella. Yo no puedo disponer lo que Dios no dispone. Puedo ofrecerte mi fuerza para hacer que la tuya sea invencible”. 

“Pero no puedo oponerme a tu decisión sin rivalizar con ella y, consecuentemente, sin violar lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para ti”. 

Juan agradecía, dentro de su corazón, la posición y la actitud de Dios respecto a nuestra libertad de elección. Esa actitud nos decía varias cosas: Un Dios que respetaba a sus criaturas. Un Dios que valoraba nuestras cualidades porque reflejaban la Suyas por creación. 

Un Dios que nos amaba tanto que ponía el amor por encima de cualquier imposición que nos hiciera sentir frustrados e impotentes para tomar nuestras decisiones.

martes, abril 16

HAY QUE DAR PARA COMPARTIR


Lucas reconocía que este concepto, una mente mercantilista no lo podía captar con facilidad. El dinero se puede dar y recibir. Se dan unos billetes y se reciben otros. Se dan unos regalos y se reciben otros. En cambio, para dar paz se tiene que dar desde la paz interior de la persona. 

Si no hay paz en el interior no se puede dar paz. Pero, si hay paz en el interior y se comparte, en ese intercambio se experimenta la paz en compañía. Se da la paz al otro desde la propia paz interior. Por ello, dando paz, nuestra paz interior se amplía, se extiende, se goza conjuntamente y se eleva el dador a alturas insospechadas. 

Es decir, que se hace grande, muy grande, esa paz en el interior de la persona. “¿No crees que el mundo tiene tanta necesidad de paz como tú? ¿No te gustaría dársela en la misma medida en que tú deseas recibirla? Pues a menos que se la des, no la recibirás”. 

“Si quieres recibirla de mí, tienes que darla. La curación no procede de nadie más. Tienes que aceptar dirección interna. La dirección que recibas no puede sino ser lo que quieres, pues, de lo contrario, no tendría sentido para ti”. 

“Por eso, la curación es una empresa de colaboración. Yo puedo decirte lo que tienes que hacer, pero tú tienes que colaborar teniendo fe en que yo sé lo que debes hacer”. 

“Sólo entonces decidirá tu mente seguirme. Sin esa decisión, no podrás curar porque ello supondría que habrías decidido en contra de la curación, y este rechazo de lo que yo he decidido para ti impediría la curación”. 

Lucas no buscaba lo que le faltaba fuera de sí mismo. Este punto era vital en todo proceso de superación en nuestra vida. Si se necesitaba paz, no se iba al mercado y se compraban unos kilos de paz. Se empezaba por el interior. La paz tenía asiento en tu corazón. 

Allí la buscas, allí la conoces, allí la experimentas, cuando encuentras a otra persona necesitada de esa paz, se la compartes. En ese acto de entregar esa incipiente paz que tienes dentro, empiezas a recibir una calidad de paz que se multiplica a niveles insospechados. 

No lo olvides nunca. No busques nada fuera de ti. Toda búsqueda empieza por tu interior. No es un acto mercantilista. No se compra. Se desarrolla todo aquello que se tiene y que se comparte.

domingo, abril 14

EL AMOR NUNCA ES IMPOSIBLE


Marcos se afirmaba cada día más en la bondad del amor que unía a las personas. Escuchaba a algunas decir que era un objetivo imposible. No valía la pena intentarlo. Al final, todo se iría al traste y era mejor olvidarlo y dejar que las cosas siguieran su curso. 

Aparentemente, parecía un discurso bien razonado. No exento de desesperanza, pero adaptado a aquellos escépticos que no confiaban en el alma humana. Marcos se revolvía en su interior. Era diferente lo que sentía y no estaba de acuerdo con esas afirmaciones. La utopía era la fuerza de la grandeza humana. 

“Estabas en las tinieblas hasta que una parte de la Filiación decidió acatar completamente la Voluntad de Dios. Una vez que esto se logró, todos lo lograron perfectamente”. 

“¿De qué otra manera sino habría podido lograrse perfectamente? Mi misión consistió simplemente en unir la Filiación con la Voluntad del Padre al ser yo mismo consciente de la Voluntad del Padre”. 

“Esta es la conciencia que vine a impartirte, y el problema que tienes en aceptarla es el problema de este mundo. Eliminarlo es la salvación, y en ese sentido yo soy la salvación del mundo”. 

“El mundo, por lo tanto, no puede sino aborrecerme y rechazarme, ya que el mundo es la creencia de que el amor es imposible. Si aceptases el hecho de que yo estoy contigo estarías negando al mundo y aceptando a Dios”. 

“Mi voluntad es la Suya, y tu decisión de escucharme es la decisión de escuchar Su Voz y de hacer Su Voluntad. De la misma manera en que Dios me envió a ti, yo te enviaré a otros. E iré contigo, para que podamos enseñarles paz y unión”. 

Marcos sentía su corazón latir cuando leía la segunda parte del párrafo. Él lo tenía claro que no se oponía a la idea de que el amor era imposible en este mundo. Había tenido muchas experiencias de la ayuda amorosa compartida y generosamente ofrecida. 

La vida le había dado muchas muestras de cariño y de amor. Ahora quería compartirlas con esas personas que sentían ese espíritu y amor en el fondo de su corazón.

viernes, abril 12

IDENTIFICADOS CON LA LUZ


Mateo siempre buscaba un referente al cual parecerse. Es una cualidad humana de todas las personas. Abrimos los ojos, vemos a los demás, tenemos experiencias, hablamos y, al observar a alguien que nos hace vibrar en nuestro interior, el cual, además, tiene prestigio y es aceptado por muchos nos nace la idea de imitarlo. 

Esa tendencia la tienen muchos jóvenes y no tan jóvenes con sus ídolos que escogen como referentes. Lo importante es saber escoger esa persona no por lo que gane, no por lo que lo aplaudan, no porque destaque con su figura. Lo esencial es que nos ayude a sacar lo mejor que anida en nuestro corazón. 

Mateo miraba, observaba. Veía posters de cantantes, de rebeldes a la sociedad, de actores de cine, de gente que cuidaba su cuerpo. Entre todas esas cualidades elegía aquellas partes humanas que un referente podría ayudarle a desarrollar. 

“He venido como una luz a un mundo que, en verdad, se niega todo a sí mismo. Hace eso simplemente al disociarse de todo. Dicho mundo es, por lo tanto, una ilusión de aislamiento, que se mantiene vigente por miedo a la misma sociedad que es su ilusión”. 

“Os dije que estaría con vosotros siempre, incluso hasta el fin del mundo. Por eso soy la luz del mundo. Si estoy contigo en la soledad del mundo, la soledad desaparece. No puedes mantener la ilusión de soledad si no estás solo”. 

“Mi propósito, pues, sigue siendo vencer el mundo. Yo no lo ataco, pero mi luz no puede sino desvanecerlo por razón de lo que es. La luz no ataca a la oscuridad, pero la desvanece con su fulgor”. 

“Si mi luz va contigo a todas partes, tú desvaneces la oscuridad conmigo. La luz se vuelve nuestra, y ya no puedes morar en la oscuridad tal como la oscuridad no puede morar allí donde tú vas”. 

“Acordarte de mí es acordarte de ti mismo, así como de Aquel que me envió a ti”. 

Mateo quedaba impactado con ese referente llamado Jesús que le sacaba lo mejor de su alma humana. No había ataque a los demás. Había una cantidad de comprensiones y de apoyos inimaginables según este mundo. El pensamiento de Dios era insondable y profundo. 

El corazón de Mateo también era insondable y profundo. Escuchar las palabras de Jesús le hacía vibrar. Esa vibración era la misma del Padre Celestial. Los tres, unidos, sintiendo lo mismo a la par.

miércoles, abril 10

LA PAZ SOÑADA


Guille sentía esa libertad que le llegaba por todos lados y leía sobre ella continuamente. Deseaba conocer cómo tenerla y cómo disfrutarla. Una libertad de elección que era el punto vital de su vida. Su libertad era como el instinto de los animales. 

Sabía que una elección auténtica de libertad lo dirigiría por los mejores caminos, siempre soñados, siempre anhelados. Era como encontrarse a sí mismo en sus más altas funciones que le otorgaba la naturaleza. Una experiencia que lo llenaba de plenitud y de encanto soñado. 

“Si lo que la Voluntad de Dios dispone para ti es paz y dicha absolutas, y eso no es lo único que experimentas, es que te estás negando a reconocer Su Voluntad. Su Voluntad no fluctúa, pues es eternamente inmutable”. 

“Cuando no estás en paz ello se debe únicamente a que no crees que estás en Él. Mas Él es el Todo de todo. Su paz es absoluta y tú no puedes sino estar incluido en ella. Sus leyes te gobiernan porque lo gobiernan todo”. 

“No puedes excluirte a ti mismo de Sus leyes, si bien puedes desobedecerlas. Si lo haces, no obstante, y sólo en ese caso, te sentirás solo, desamparado porque te estarás negando todo”. 

Guille asentía con su mirada, con su corazón y con todos los poros de su cuerpo. La paz era plena y lo envolvía como una caricia dulce y sincera que trataba de compartir con los demás.

martes, abril 9

ACEPTAR LA EXPIACIÓN PARA NOSOTROS MISMOS


Benito estaba intrigado por la palabra ‘expiación’. Eso de aceptar la expiación para nosotros mismos lo confundía con una serie de sacrificios llenos de muerte, de fuego y de cremación. En nuestros tiempos, esas prácticas ya no tenían sentido. Por tanto, la palabra ‘expiación’ debía significar algo realmente entendible para nosotros. 

El verbo ‘expiar’ significaba perdonar. Perdonar a los demás y, por ende, nos perdonábamos a nosotros mismos. Era un efecto positivo de una acción ejercida en nuestra mente a favor de los demás. No era posible perdonarse a uno mismo, si se tenía la idea de que alguien no merecía nuestro perdón. 

Era el camino para aceptar que podíamos equivocarnos, confundirnos, herirnos, pero al final siempre se aceptaban esas disculpas, ese perdón, esa expiación, que restablecía las relaciones en su justo sentido. 

“Tú no puedes encontrar el camino por tu cuenta, y tú, que eres el Reino, no puedes encontrarte a ti mismo por tu cuenta. Para lograr el objetivo del plan de estudios, por lo tanto, no debes escuchar al ego, cuyo propósito es derrotar su propio objetivo”. 

“El ego no sabe esto porque no sabe nada. Pero tú puedes aprenderlo, y lo aprenderás si estás dispuesto a examinar lo que el ego quiere hacer de ti. Esta es tu responsabilidad porque una vez que hayas examinado esto aceptarás la Expiación para ti mismo”. 

“¿Qué otra elección podrás llevar a cabo? Una vez que hayas elegido aceptar la Expiación para ti mismo, entenderás por qué razón, cuando antes te encontrabas con alguna persona, creías que era otra persona”. 

“Y cada encuentro santo en el que te entregues completamente te enseñará que eso no es como pensabas previamente”. 

Benito veía que el cambio de mentalidad afectaba a la idea que teníamos de las personas. El ego las veía llenas de intereses. El Espíritu Santo la veía como Hijo/a de Dios y la percepción cambiaba totalmente. 

No era lo mismo encontrarse con una persona que tenía nuestros menosprecios que encontrarse con esa misma persona con la idea de que Dios estaba dentro de ella. Ese era el camino de nuestro aprendizaje.

lunes, abril 8

CADA UNO NOS REFLEJA UNA PARTE NUESTRA


Samuel pensaba en esa frase que estaba en el templo de Delfos: “conócete a ti mismo”. Saber realmente quiénes éramos era todo un desafío. La persona que estaba más lejos de nuestra propia realidad éramos nosotros mismos. En cambio, si nos pedían que habláramos de los demás, los conocíamos muy bien. 

Era todo un contrasentido. No nos conocíamos a nosotros mismos, pero a los demás era todo fácil y muy preciso. Samuel se preguntaba cómo podía pasar eso. Era casi expresar una imposibilidad. Veíamos a los demás y podíamos decir muchos detalles de su comportamiento, de su pensamiento y de sus actitudes. 

Sin embargo, no estábamos viendo a los demás en absoluto. Nos veíamos a nosotros mismos en los demás. La misma persona definida por seis u ocho mentes críticas y pensantes nos daban una disparidad de afirmaciones que no se podían entender en conjunto. Cada uno se veía a sí mismo y nunca a la persona en cuestión. 

“Cuando te encuentras con alguien, recuerda que se trata de un encuentro santo. Tal como lo consideres a él, así te considerarás a ti mismo. Tal como pienses de él, así pensarás de ti mismo”. 

“Nunca te olvides de esto, pues en tus semejantes o bien te encuentras a ti mismo o bien te pierdes a ti mismo. Cada vez que dos Hijos de Dios se encuentran, se les proporciona una nueva oportunidad para salvarse”. 

“No dejes de darle la salvación a nadie, para que así la puedas recibir tú. Yo estoy siempre contigo, en memoria tuya”. 

Samuel aceptaba las afirmaciones de la posición del otro en nuestras decisiones. La idea de que cada encuentro era santo, implicaba la completa aceptación de quiénes éramos. 

Al dar salvación a los demás, nos dábamos la salvación a nosotros mismos. Al rechazar a los demás, nos rechazábamos a nosotros mismos. Al condenar a los demás, nos condenábamos a nosotros mismos. 

Caíamos del árbol de la ignorancia creyendo que había dos tipos de leyes, dos tipos de varas de medir, dos tipos de condenas, y dos tipos de salvación. Una de ellas para nosotros y la otra, para los otros.

domingo, abril 7

COMPARTIR TU ESENCIA CON LOS DEMÁS


Daniel cada día se iba acercando a una cercanía con Dios que le asombraba. No era una cercanía jerárquica. Se trataba de una igualdad en pensamiento y en esencia que lo hacía reflexionar con los mismos pensamientos divinos. Ese descubrimiento lo sobrecogía. 

Todo su logro era acercarse a ese lado de la divinidad con la cual se sentía plenamente identificado con sus presupuestos. Le atraían sus principios. Le emocionaba vibrar con sus soluciones a los distintos problemas que se planteaban. 

Leía y releía esas hermosas palabras que lo definía como una unidad con el Padre y vibraba con Su respuesta al tratarlo Él como Su Hijo. 

“La Voluntad del Padre y la del Hijo son una, por razón de Su extensión. Dicha extensión es el resultado de ‘lo uno’ que Ambos gozan, lo cual mantiene intacta la unidad de Ambos al extender Su Voluntad conjunta”. 

“Esta es la creación perfecta de los que han sido perfectamente creados, en unión con el Creador Perfecto. El Padre tiene que dar paternidad a Su Hijo porque su Propia Paternidad tiene que seguir extendiéndose”. 

“Tú, cuyo lugar está en Dios, tienes la santa función de extender Su Paternidad no imponiendo ningún límite sobre ella. Deja que el Espíritu Santo te enseñe cómo hacer esto, pues lo que ello significa sólo lo puedes aprender de Dios Mismo”. 

Daniel se veía totalmente uno con Dios. Era un pensamiento totalmente fructífero y catalizador de las nuevas posibilidades del ser humano. Cada persona reflejaba aquello en lo cual confiaba. Y ese desarrollo de la confianza divina abría toda su alma al influjo de Su Padre Creador.

viernes, abril 5

EN EL GOZO, NO SE PUEDE IMPONER NADA


David recordaba una de las experiencias más bonitas de su vida cuando no impuso ni sus criterios ni sus expectativas. Dos grupos compuestos por jóvenes y adultos mezclados estaban jugando un partido de voleibol. David se acercó para ver las evoluciones del mismo. 

Daba gozo verlos participar de las diversas jugadas y las diferentes estrategias. Todos estaban alerta y deseaban ganar. El partido fue discurriendo con sus diferentes lances. Alguien vino para indicarle a uno de los jugadores que era requerido al teléfono. 

Para no parar el partido, David fue invitado a participar en lugar de ese jugador. Todo continuaba igual. Las jugadas, los tantos, los buenos tiros y las expresiones de victoria y de fallos se hacían evidentes. El partido discurrió hasta la hora de la comida donde tuvo que darse por terminado. 

“Hacer la Voluntad de Dios perfectamente es el único gozo y la única paz que puede conocerse plenamente, al ser la única función que se puede experimentar plenamente”. 

“Desear otra experiencia, no obstante, obstaculiza su logro porque la Voluntad de Dios no es algo que se te pueda imponer, ya que para experimentarla tienes que estar completamente dispuesto a ello”. 

“El Espíritu Santo sabe cómo enseñar esto, pero tú no. Esa es la razón por la que Lo necesitas, y por la que Dios te lo dio. Únicamente sus enseñanzas pueden liberar a tu voluntad para que se incorpore a la de Dios, uniéndola a Su Poder y Gloria, y estableciendo a Estos como tuyos”. 

“Los compartes tal como Dios los comparte porque ese es el resultado natural de su existencia”. 

David, al irse con sus compañeros a comer, siguió conversando con ellos. Se había sentido genial. No había pedido jugar. No había impuesto su criterio. Se había dejado llevar por el viento de alegría y de buena camaradería del grupo. La recompensa había sido total. Una experiencia que siempre se hacía presente en su corazón.

jueves, abril 4

PIDE LUZ Y APRENDE QUE ERES LUZ


Abel tenía que hacer esfuerzos cuando comparaba lo que le enseñaron de pequeño y los textos que estaba descubriendo. Se nos enseñaba que debíamos aprender obediencia y disciplina. Éramos personas ‘pecadoras’ y, por ende, incapaces de ser mejores por nosotros mismos. 

Después en un período intermedio, clarificaban que una vez se aceptaba la idea de ser pecador, podíamos ser perdonadas y recuperadas. Pero no podíamos salirnos de esas ideas. De lo contrario, la salvación era imposible. En todo ese proceso, la idea del amor de Dios se repetía poco. 

En alguna ocasión, Abel había sentido que su madre se portaba mejor con él que el mismo Dios. Su madre no lo llamaba ‘pecador’, lo animaba y se convertía en una amiga extraordinaria cuando la necesitaba. Su madre no le ponía condicionamientos para expresarle su amor. 

“Gloria a Dios en las alturas, y también a ti porque así lo ha dispuesto Su Voluntad. Pide y se te dará, pues ya se te ha dado. Pide luz y aprende que eres luz”. 

“Si quieres tener entendimiento e iluminación aprenderás que eres luz, ya que tu decisión de aprender esto, es la decisión de escuchar al Maestro que sabe de luz, y que, por lo tanto, puede enseñarte lo que esta es”. 

“No hay límite en lo que puedes aprender porque tu mente no tiene límites. Las enseñanzas del Espíritu Santo no tienen límites porque Él fue creado para enseñar”. 

“Al comprender perfectamente cuál es Su función, la desempeña perfectamente porque ese es Su gozo y el tuyo”. 

Abel se quedaba lleno de gozo cuando releía la frase: “Pide luz y aprende que eres luz”. La idea de ‘pecador’ indicaba la oscuridad y uno no se atrevía a ponerse por encima de esa oscuridad. Sería una osadía y una herejía pedir luz cuando éramos oscuridad. 

Sin embargo, su alma se quedaba más tranquila y le decía que, en efecto, la imagen de Dios no podía ser ‘oscuridad’. Para evitar aceptar que procedíamos del mono, se hacía hincapié en afirmar que procedíamos de Dios. Estábamos hechos a Su imagen. 

Abel lo aceptaba y sentía que la imagen de Dios estaba en su interior y en el interior de todas las personas. De ahí que la petición tenía todo su sentido: “Pide luz y aprende que eres luz”.

miércoles, abril 3

NO HAY BARRERAS QUE NOS LIMITEN


Josué tenia dudas en su interior, cuando escuchaba que el ser humano era ilimitado. Eran como dos polos magnéticos que luchaban por imponerse el uno al otro. Era cierto que el cuerpo en sí mismo era limitado. En cambio, la mente no parecía seguir la misma estela del cuerpo. 

Le sorprendió la conversación que tuvo con uno de sus familiares que enfilaba el período de edad hacía los setenta. La sensación que experimentaba en su interior era de ganas de abrirse, de expandirse, de continuar con sus proyectos como aquel muchacho de dieciséis años que fue un día. 

La mente no le veía ningún fin a la vida ni a los proyectos. En cambio, el cuerpo, al ir adquiriendo edad, mostraba los signos de pérdidas de algunas habilidades motoras y de energía. Esa mezcla de mentalidad y de cuerpo luchaban en el ser humano. 

“Cuando dije: ‘Todo poder y gloria son tuyos porque Suyo es el Reino’, esto es lo que quise decir: La Voluntad de Dios no tiene límites, y todo poder y gloria residen en ella. Su fuerza, su paz y su amor son ilimitados”. 

“No tiene límites porque su extensión es ilimitada, y abarca todas las cosas porque las creó, y al crearlas, las hizo parte de sí misma. Tú eres la Voluntad de Dios porque así es como fuiste creado”. 

“Debido a que tu Creador crea únicamente a Semejanza Propia, eres como Él. Eres parte de Aquel que es todo poder y gloria, y, por lo tanto, eres tan ilimitado como Él”. 

Josué llegaba a entender esa afirmación. La mente era ilimitada. El cuerpo, hecho de barro, ya no era ilimitado. Pero la mente estaba hecha a Semejanza de Dios. Y, como tal, se comportaba. 

Era nuestra seguridad que empezábamos a notar, a pesar de que los años pasaran. Josué comprendía un poco mejor ese enfrentamiento, dentro de él, de esas dos posibilidades. La mente era ilimitada. El cuerpo era limitado.

martes, abril 2

TU LIBERTAD Y TU DICHA


Benjamín pensaba, en sus momentos de tristeza, que la vida sería estupenda si pudiera saber dirigir sus pensamientos hacia la libertad y la dicha. Aceptaba que, en algunas situaciones, su fijeza en algunos puntos, de los cuales no quería cambiar, le daban problemas de dirección en su camino. 

Aceptaba que, si pudiera cambiar tan pronto como lo comprendía, le iría mucho mejor en la vida. Pero, notaba que una fuerza interior se rebelaba contra el cambio como si fuera una cuestión de debilidad. Por ello, creía que no era el camino adecuado. 

Después, en sus momentos serenos, se decía a sí mismo que no era muy inteligente al llegar a esas conclusiones. Los cambios no eran nunca una expresión de debilidad. Eran todo lo contrario. Era una decisión de voluntad estupenda para no seguir cometiendo los mismos errores de siempre. 

“Las enseñanzas del Espíritu Santo apuntan en una sola dirección y tienen un solo objetivo. Su dirección es la libertad y Su objetivo es Dios. El Espíritu Santo, no obstante, no puede concebir a Dios sin ti, porque no es la Voluntad de Dios estar sin ti”. 

“Cuando hayas aprendido que tu voluntad es la de Dios, tu voluntad no dispondrá estar sin Él, tal como Su Voluntad no dispone estar sin ti. Esto es libertad y eso es dicha”. 

“Si te niegas esto a ti mismo, le estarás negando a Dios Su Reino, pues para eso fue para lo que Él te creó”. 

Benjamín empezaba a darse cuenta de que cambiar era lo oportuno. Los antiguos decían que “era propio del ser humano equivocarse”. La equivocación era el elemento de aprendizaje que realizábamos cada día. Aprender era equivocarse. Sin equivocación, no había aprendizaje. 

Por ello, la conclusión lógica de las personas sabias era la siguiente: “era propio del ser humano cambiar”. No era cuestión de debilidad de ningún tipo. Era la secuencia lógica de nuestro caminar por la vida. Un proceso que se asimilaba al proceso de digerir los alimentos. 

Unas veces, ciertos alimentos nos sentaban mal y los dejábamos de comer, es decir, cambiábamos. Y eso, de debilidad, no tenía de nada. De sabiduría, tenía mucha.

lunes, abril 1

DESCUBRIR LA LIBERTAD


Iván estaba relajado y tranquilo, sentado a la orilla del mar, en el ocaso de la tarde. La idea de libertad le llamaba poderosamente la atención. Se iba encontrando cada vez más de acuerdo con la Voluntad de Dios porque le apoyaba en esos conceptos de la libertad. 

Su mentalidad había cambiado mucho. Durante mucho tiempo, había creído que Dios era el ser que le coartaba la libertad. La idea de un Dios castigador le había quedado impresa en esas clases de religión impartidas por un sacerdote en el día de sábado que visitaba la escuela. 

Ahora, con un conocimiento más claro y comprensivo, todo un Dios nos creaba en total libertad para que decidiéramos nosotros qué camino seguir. La parábola del Hijo Pródigo era un canto a la libertad de todo un Dios. Y esa libertad, Iván la amaba mucho. 

“El ego trata de enseñarte que tu deseo es oponerte a la Voluntad de Dios. Esta lección antinatural no se puede aprender, y tratar de aprenderla viola tu libertad, lo cual hace que tengas miedo de tu voluntad porque es libre”. 

“El Espíritu Santo se opone a cualquier forma de aprisionamiento de la voluntad de un Hijo de Dios porque sabe que la voluntad del Hijo es la Voluntad del Padre”. 

“El Espíritu Santo te conduce firmemente por la senda de la libertad, enseñándote cómo descartar o mirar más allá de todo lo que te impediría seguir adelante”. 

Iván se quedaba sorprendido al descubrir la libertad que cada ser humano tenía en Dios. La idea de que nuestro deseo era oponernos a la Voluntad de Dios era totalmente opuesta a nuestras experiencias de unión, de comprensión, de apoyo, y de universalidad.