Juan, después de dirigir una serie de peticiones, de pensamientos, y de ruegos a Dios, esperaba que las cosas se cumplieran de acuerdo a sus propósitos. No se daba cuenta de que esa forma de pensar era nuestra forma infantil. Uno de los elementos era que no teníamos la visión conjunta de la situación.
Al no tener el conjunto, nuestra petición, de conocer esa visión global, tampoco nosotros la hubiéramos hecho. De ahí que recurrir a la experiencia que habitaba en nosotros era un punto de referencia importante en nuestro caminar. Al final, otorgarle nuestra confianza al Infinito dependía de nosotros.
“La curación es un reflejo de nuestra voluntad conjunta. Esto resulta obvio cuando se examina el propósito de la curación. La curación es la manera de superar la separación. La separación se supera mediante la unión”.
“No se puede superar separando. La decisión de unirse tiene que ser inequívoca, o, de lo contrario, la mente misma estaría dividida e incompleta. Tu mente es el medio por el cual determinas tu propia condición, ya que la mente es el mecanismo de decisión”.
“Es el poder mediante el que te separas o te unes, y, consecuentemente, experimentas dolor o alegría. Mi decisión no puede imperar sobre la tuya porque la tuya es tan poderosa como la mía”.
“De no ser así, los Hijos de Dios no gozarían de perfecta igualdad. No hay nada que nuestra voluntad conjunta no pueda lograr, pero la mía sola no puede ayudarte”.
“Tu voluntad es tan libre como la mía, y ni siquiera Dios Mismo se opondría a ella. Yo no puedo disponer lo que Dios no dispone. Puedo ofrecerte mi fuerza para hacer que la tuya sea invencible”.
“Pero no puedo oponerme a tu decisión sin rivalizar con ella y, consecuentemente, sin violar lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para ti”.
Juan agradecía, dentro de su corazón, la posición y la actitud de Dios respecto a nuestra libertad de elección. Esa actitud nos decía varias cosas: Un Dios que respetaba a sus criaturas. Un Dios que valoraba nuestras cualidades porque reflejaban la Suyas por creación.
Un Dios que nos amaba tanto que ponía el amor por encima de cualquier imposición que nos hiciera sentir frustrados e impotentes para tomar nuestras decisiones.
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