martes, abril 23

EL AMOR Y LA LIBERTAD VAN UNIDOS


Esteban iba descubriendo ramas del amor que le ampliaban su visión. El amor no trataba de aprisionar, de imponer, de quitar la libertad de nadie. El amor era una flor que solo podía florecer en una tierra de auténtica libertad. Solamente un alma libre podía ser ella misma. 

De otra manera, un alma condicionada no era ella misma. La persona necesitaba ese oxígeno aspirado por ella misma y no por las ideas de otras personas. Las trabas, las dificultades, las exigencias y los chantajes, anulaban lo más precioso que tenían las personas delante de sí mismas. 

“La Libertad es el único que regalo que les puedes ofrecer a los Hijos de Dios, ya que es el reconocimiento de lo que ellos son y de lo que Él es. La libertad es creación porque es amor”. 

“No amas a quien tratas de aprisionar. Por lo tanto, cuando tratas de aprisionar a alguien, incluyéndote a ti mismo, no le amas y no te puedes identificar con él. Cuando te aprisionas a ti mismo pierdes de vista tu verdadera identificación conmigo y con el Padre”. 

“Tu identificación es con el Padre y con el Hijo. Es imposible que te identifiques con uno y no con el otro. Si eres parte de uno, eres parte del otro, ya que ambos son uno”. 

“La Santísima Trinidad es santa porque es una. Si te excluyes a ti mismo de esta unión, estás percibiendo a la Santísima Trinidad como desunida. Tú no puedes sino estar incluido en ella porque la Santísima Trinidad lo es todo”. 

“A menos que ocupes el lugar que te corresponde en Ella y cumplas la función que, por ser parte de Ella, te corresponde llevar a cabo, la Santísima Trinidad estará tan desposeída como tú. Ninguna de Sus partes puede estar aprisionada si es que su verdad ha de conocerse”. 

Esteban gozaba escuchando ese lugar tan esencial en el pensamiento de la persona. Cada ser era parte de esa Santísima Trinidad y no un objeto desunido y alejado de ella. La invitación de Dios era una invitación al Todo, porque la Santísima Trinidad era el Todo. 

Y, en esa aceptación, está la hermosa libertad que propicia el amor. Sin libertad no hay amor y Dios, que es amor absoluto, es también libertad absoluta. Sin amor esa libertad no puede existir para participar, precisamente, en ese amor.

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