lunes, abril 8

CADA UNO NOS REFLEJA UNA PARTE NUESTRA


Samuel pensaba en esa frase que estaba en el templo de Delfos: “conócete a ti mismo”. Saber realmente quiénes éramos era todo un desafío. La persona que estaba más lejos de nuestra propia realidad éramos nosotros mismos. En cambio, si nos pedían que habláramos de los demás, los conocíamos muy bien. 

Era todo un contrasentido. No nos conocíamos a nosotros mismos, pero a los demás era todo fácil y muy preciso. Samuel se preguntaba cómo podía pasar eso. Era casi expresar una imposibilidad. Veíamos a los demás y podíamos decir muchos detalles de su comportamiento, de su pensamiento y de sus actitudes. 

Sin embargo, no estábamos viendo a los demás en absoluto. Nos veíamos a nosotros mismos en los demás. La misma persona definida por seis u ocho mentes críticas y pensantes nos daban una disparidad de afirmaciones que no se podían entender en conjunto. Cada uno se veía a sí mismo y nunca a la persona en cuestión. 

“Cuando te encuentras con alguien, recuerda que se trata de un encuentro santo. Tal como lo consideres a él, así te considerarás a ti mismo. Tal como pienses de él, así pensarás de ti mismo”. 

“Nunca te olvides de esto, pues en tus semejantes o bien te encuentras a ti mismo o bien te pierdes a ti mismo. Cada vez que dos Hijos de Dios se encuentran, se les proporciona una nueva oportunidad para salvarse”. 

“No dejes de darle la salvación a nadie, para que así la puedas recibir tú. Yo estoy siempre contigo, en memoria tuya”. 

Samuel aceptaba las afirmaciones de la posición del otro en nuestras decisiones. La idea de que cada encuentro era santo, implicaba la completa aceptación de quiénes éramos. 

Al dar salvación a los demás, nos dábamos la salvación a nosotros mismos. Al rechazar a los demás, nos rechazábamos a nosotros mismos. Al condenar a los demás, nos condenábamos a nosotros mismos. 

Caíamos del árbol de la ignorancia creyendo que había dos tipos de leyes, dos tipos de varas de medir, dos tipos de condenas, y dos tipos de salvación. Una de ellas para nosotros y la otra, para los otros.

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