Marcos iba creciendo y entrando en la adolescencia. En su época no estaba de moda los gimnasios para ir a ejercitarse. Uno de sus amigos le habló de un libro con un título muy sugerente: ‘Yoga para jóvenes’. Lo hojeó un poco y sacó la idea de pensamientos estupendos con posturas corporales nunca vistas.
Era una tradición oriental muy contraria a la occidental. Sin embargo, Marcos encontró en ese libro la combinación de dos elementos que le atraían mucho. Por una parte, no quería centrarse en el cuerpo como elemento de orgullo personal frente a los demás.
Por otra parte, los pensamientos propuestos le atraían mucho. Las posturas corporales estimulaban los diversos músculos y favorecían la salud. La parte meditativa le daba una paz y una serenidad que apreciaba en esos momentos de su adolescencia.
Su mente se llenaba de ideas profundas de pensadores humanísticos destacados y de Jesús. Todos los ejercicios buscaban centrarse en la mente como directora del cuerpo y de la experiencia. Ahondaba en sus convicciones humanísticas y espirituales.
Entendía la propuesta de aquellas ideas que se le proponían: “Un paso importante en el plan de la Expiación es deshacer el error en todos los niveles. La enfermedad o ‘mentalidad no recta’ es el resultado de una confusión de niveles, pues siempre comporta la creencia de lo que está mal en un nivel puede afectar adversamente a otro”.
“Nos hemos referido a los milagros como un medio de corregir la confusión de niveles, ya que todos los errores tienen que corregirse en el mismo nivel en que se originaron. Sólo la mente puede errar”.
“El cuerpo sólo puede actuar equivocadamente cuando está respondiendo a un pensamiento falso. El cuerpo no puede crear y la creencia de que puede – error básico – da lugar a todos los síntomas físicos. Las enfermedades físicas dan lugar a la magia”.
“Cuando se comprende que la mente – el único nivel de creación – no puede crear más allá de sí misma ninguna confusión tiene por qué producirse”.
Marcos veía que la elección en su juventud al centrarse en la mente fue acertada. La mente era lo supremo. El cuerpo seguía sus instrucciones. El cuerpo adquiría la forma de los músculos juveniles en cuerpos adolescentes pero su centro era el pensamiento y la meditación.
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