sábado, abril 7

EL JUICIO FINAL

Desde pequeño Sebas había escuchado del Juicio Final. Un acontecimiento donde todos los humanos se presentarían para resolver sus casos según sus comportamientos. Siempre habían sido palabras mayores en su vida y en su experiencia. 

Había momentos en que le resultaba justo. Otros, resaltaban en su interior sentimientos de miedo e incomodidad. Pero, según le habían dicho, todas las personas debían aparecer ante el tribunal para la ejecución del Juicio Final. 

Al leer aquellas palabras que le llegaban hasta sus oídos y hasta su corazón algo en su interior resonaba con una melodía totalmente distinta. “Por lo general, se considera al Juicio Final como un proceso que Dios emprendió”. 

“Pero en realidad son mis hermanos quienes lo emprenderán con mi ayuda. El Juicio Final es la última curación, en vez de un reparto de castigos, por mucho que pienses que los castigos son merecidos”. 

“El castigo es un concepto completamente opuesto a la mentalidad recta, y el objetivo del Juicio Final es restituirte tu mentalidad recta. Se podría decir que el Juicio Final es un proceso de correcta evaluación”. 

“Significa simplemente que todos llegarán por fin a entender qué es lo que tiene valor y qué es lo que no lo tiene. Después de que esto ocurra, la capacidad para elegir podrá ser dirigida racionalmente”. 

“Pero hasta que se haga esa distinción, las oscilaciones entre la voluntad libre y la aprisionada no podrán sino continuar”. 

Sebas se estaba quitando un peso de encima. Un nuevo arco iris aparecía en su vida. Un concepto amplio, profundo del amor de Dios se dibujaba y vibraba con los latidos de su corazón. No era un juicio para condenar. Le encantaba conocer que la palabra ‘juicio’ en este contexto no implicaba castigo. 

El castigo se esfumaba y aparecía la aparición de un nuevo horizonte, de una nueva mentalidad, de una nueva actitud que olvidaba la distancia, las diferencias, las separaciones y las divisiones entre las personas.

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