domingo, abril 29

PERCIBIR SIN AMOR

Marcos era consciente de esos momentos de alegría y especial sensación que aparecían en su vida después de entregarse a la lectura de principios e historias de amor y comprensión. Después de experimentar ese tipo de lecturas había una fuerza de amor en su interior que lo sorprendía. 

El efecto de aquellas lecturas era evidente en su vida, en su forma de pensar, en su forma de considerar todas las incidencias que le llegaban. Era un cambio evidente en su forma de percibir. Aceptaba que existía en él, e inconscientemente lo buscaba con lecturas apropiadas. 

Ponían en movimiento fuerzas latentes en su interior que lo catapultaban a una nueva dimensión en la que se encontraba francamente bien y equilibrado. Una sensación estupenda de plenitud y gozo. Reconocía que en su interior existían fuerzas que estaban latentes. 

“Las capacidades que ahora posees no son sino sombras de tu verdadera fuerza. Todas las funciones que ahora tienes están divididas y son susceptibles de ser cuestionadas y puestas en duda”. 

“Esto se debe a que no tienes certeza de cómo vas a usarlas, y, por consiguiente, el conocimiento queda vedado para ti. Y éste te está así mismo vedado porque todavía percibes sin amor”. 

“Antes de que la separación introdujese las nociones de grados, aspectos e intervalos, la percepción no existía. El espíritu no tiene niveles, y todo conflicto surge como consecuencia del concepto de niveles”. 

Marcos se quedaba quieto y pensativo. Un párrafo quedaba grabado en su interior con fuerza en su planteamiento: “Esto se debe a que no tienes certeza de cómo vas a usarlas, y, por consiguiente, el conocimiento queda vedado para ti. Y éste te está así mismo vedado porque todavía percibes sin amor”. 

Percibir sin amor, no tener acceso al conocimiento, caminar como ciego por el mundo, porque tu paz interior ha desaparecido, porque tu amor hacia los demás se ha destruido, porque has roto todos los puentes de comprensión hacia los demás. 

Marcos trataba de ver a través de los ojos de un padre, de una madre, hacia sus hijos. Una mirada llena de plenitud y de pertenencia. Los humanos habíamos puesto distancias, barreras, obstáculos para que la comunicación no se produjera. Pero los ojos de un padre y de una madre, las rompían todas. 

Percibir con amor era la esencia de la vida. Percibir con amor era el camino de la verdad. Percibir con amor era abrir los ojos y ver el mundo que nos contenía y nos amaba.

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