martes, abril 24

LA VALÍA INTERIOR

Samuel repasaba en su mente los casos de aquellos alumnos que tenían una noción de sí mismos que no coincidía con el concepto que los demás tenían de ellos. Tenían una idea de sí mismos baja, de poco valor. No confiaban en sus propias fuerzas y no creían que valiera la pena luchar por nada. 

Destacaba en esos casos la diferente interpretación de los demás y la de ellos mismos. Sin lugar a dudas se trataba de una interpretación. La idea de los profesores y de muchos alumnos sobre ellos era excelente. Eran capaces de ver altos ideales y muchas capacidades latentes en su vida. 

Samuel coincidía con esos conceptos. Sin embargo, cuando hablaba con alguno de ellos, la idea que recibía de sus labios era siempre baja, negativa, falta de energía y con falta de horizonte en sus vidas. Era todo un desafío romper esa baja opinión de sí mismos. Sobre todo, porque no era cierta. Pero la interpretación personal se imponía. 

“Todas tus dificultades proceden del hecho de que no te reconoces a ti mismo, ni reconoces a tu hermano, ni reconoces a Dios. Reconocer significar ‘conocer de nuevo’, implicando que ante tenías conocimiento”. 

“Puedes ver de muchas maneras debido a que la percepción entraña interpretación, y eso quiere decir que no es íntegra ni consistente. El milagro, al ser una manera de percibir, no es conocimiento”. 

“Es la respuesta correcta a una pregunta, mas cuando sabes no preguntas. El primer paso en el proceso de deshacer lo ilusorio es cuestionarlo. El milagro – la respuesta correcta – lo corrige”. 

“Dado que las percepciones cambian, su dependencia del tiempo es obvia. La forma en que percibes en cualquier momento dado determina tu comportamiento, y las acciones sólo pueden ocurrir en el tiempo”. 

“El conocimiento es intemporal porque la certeza de algo es incuestionable. Cuando dejas de hacer preguntas es que ya has alcanzado el conocimiento”. 

Samuel recordaba como algunos alumnos, después de varios meses de conversaciones y reflexiones, empezaban a cambiar la opinión que tenían de sí mismos. Eran conscientes de que se trataba de interpretación. Y esa interpretación estaba influenciada por aspectos personales de menosprecio. 

En muchas ocasiones esperaban el apoyo de los demás. Necesitaban que les dieran la fuerza que no hallaban dentro de sí. Hasta el día que se dieron cuenta de que eran ellos los primeros que debían reconocerse con todos sus valores. Cuando los aceptaban, su interpretación cambiaba y sus relaciones eran completamente diferentes. 

Un paso esencial que les cambiaba totalmente la vida. Se reconocían a sí mismos, reconocían a su hermano y reconocían a Dios.

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