Guille reconocía el deseo de la gente que tenía por curar alguna dolencia, algún inconveniente, algún revés con su salud. Esta actitud era generosa y totalmente desinteresada. Los beneficios que se recibían de ver a una persona restablecida de sus dolencias eran muy gratificantes.
Recordaba la actitud de un médico que tenía muy presente la opinión de las personas, la opinión de los familiares del paciente cuando estaban bien fundamentadas. Las escuchaba, las oía, las reflexionaba y las provocaba con sus comentarios.
Conocer las condiciones en las cuales se había dado la enfermedad eran importantes según él. Había análisis, había pruebas médicas que en muchos casos ayudaban. Pero, en otros, la complejidad era mayor y las pruebas no eran todo lo concluyentes que se esperaban.
Entonces entraba la visión del médico pertrechado con todo el conocimiento que había ido adquiriendo con las informaciones aportadas por amigos y familiares. La salida, en esos casos, estaba mucho más cerca de la realidad. El diagnóstico se podía vislumbrar mucho mejor.
“Curar es el único tipo de pensamiento en este mundo que se asemeja al Pensamiento de Dios, y por razón de los elementos que ambos tienen en común, el Pensamiento de Dios puede transferirse fácilmente a Él”.
“Cuando un hermano se percibe a sí mismo enfermo, se está percibiendo como un ser incompleto, y, por ende, necesitado. Si tú también lo percibes así, lo estás viendo como si realmente no formase parte del Reino y se encontrase separado de él, con lo cual el Reino queda velado para ambos”.
“La enfermedad y la separación no son de Dios, pero el Reino sí. Si enturbias el Reino estarás percibiendo lo que no es de Dios”.
Guille tenía en su mente un incidente que siempre le impactó en su vida. Se acostó en la cama porque sentía un cierto dolor en el costado. Decía que estaba enfermo. Su esposa, toda decidida, conocedora de la situación de su esposo, le dijo muy decidida que se levantara y que no pasaba realmente nada.
Guille se levantó. Creyó a su esposa y estuvo todo el día trabajando como si nada. Desde entonces estuvo casi cuarenta años sin tener ningún revés con su salud. Creer y apoyar la salud creaba salud y la manifestaba.
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