viernes, mayo 4

¿CREAR O FABRICAR?

Esteban se debatía entre estas dos palabras. Se utilizaba el adjetivo creativo y se motivaba a la gente para que aportara visiones creativas en sus trabajos, en sus pensamientos, en sus aportaciones, etc. La creatividad era algo muy valorado cuando la novedad llegaba hasta nosotros y nos daba una nueva visión de las cosas. 

Había aportaciones geniales que nos deslumbraban. Alguien compartía una idea novedosa que nunca se había utilizado, pero que todos al verla la veían. Era un terreno estupendo para el deleite de la mente y de los sentidos. Era una ilusión que llenaba el alma, las miradas y cada latir de cada ser viviente. 

“Desde que se produjo la separación ha habido una gran confusión entre las palabras ‘crear’ y ‘fabricar’. Cuando fabricas algo, lo haces como resultado de una sensación específica de carencia o de necesidad”. 

“Nada que se haya hecho con un propósito específico tiene la capacidad de generalizarse. Cuando haces algo para remediar lo que percibes como una insuficiencia, estás afirmando tácitamente que crees en la separación”. 

“El ego ha inventado un gran número de sistemas de pensamiento ingeniosos con ese propósito. Mas ninguno de ellos es creativo. La inventiva, aún en su manifestación más ingeniosa, es un esfuerzo en vano”. 

“Su naturaleza sumamente específica apenas se compara con la creatividad abstracta de las creaciones de Dios”. 

Esteban pensaba en el amor. La definición del amor en términos que nos dejaba totalmente sorprendidos y extasiados: “Ya puedo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles que, si no tengo amor, no paso de ser una campana ruidosa o unos platillos estridentes”. 

“Ya puedo hablar inspirado y penetrar todo secreto y todo el saber; ya puedo tener toda la fe, hasta mover montañas, que, si no tengo amor, no soy nada. Ya puedo dar en limosnas todo lo que tengo, ya puedo dejarme quemar vivo que, si no tengo amor, de nada me sirve”. 

“El amor es paciente, es afable; el amor no tiene envidia, no se jacta ni se engríe, no es grosero ni busca lo suyo, no se exaspera ni lleva cuentas del mal, no simpatiza con la injusticia, simpatiza con la verdad. Disculpa siempre, confía siempre, espera siempre, aguanta siempre. El amor no falla nunca”. 

Esteban se regocijaba en su corazón porque una creación como el amor nos unía a todos, los unos con los otros, en una rueda de melodía eterna y comprensiva.

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