jueves, mayo 3

MARAVILLOSA SEGURIDAD

Santiago pensaba en muchas ocasiones que la tortura más grande para el ser humano era la inseguridad. Una inseguridad que, en muchas ocasiones, por nuestra impaciencia, se profundizaba. Buscábamos la seguridad por encima de todos los tesoros de la tierra. 

En efecto, muchas de las desviaciones de los humanos estaban dirigidas por esa búsqueda malsana de la inseguridad. Una inseguridad que cada persona cifraba en una cantidad determinada de dinero. Para unos era poder vivir con tranquilidad y con lo mínimo. 

Para otros, era vivir con todas sus comodidades. La seguridad no tenía ningún techo objetivo. Era una idea difusa en la mente que no se compensaba con ninguna cantidad ni con ningún límite. De ahí que cada uno debía vivir a la altura de sus posibilidades concretas. 

Soñar en esas situaciones con más era la puerta a la desgracia. La vida iba devolviendo a cada uno lo que había invertido en ella. Los sabios habían encontrado la mejor inversión. La tranquilidad y la paz eran sus atributos por saber en cada momento donde estaba el equilibrio. 

“Dios y sus creaciones permanecen a salvo, y saben, por lo tanto, que no existe ninguna creación falsa. La verdad no puede lidiar con los errores que tú quieres conservar”. 

“Yo fui un hombre que recordó al espíritu y su conocimiento. Como hombre no traté de contrarrestar los errores con el conocimiento, sino corregir el error de raíz”. 

“Demostré tanto la impotencia del cuerpo como el poder de la mente. Al unir mi voluntad con la de mi Creador, recordé naturalmente al espíritu y su verdadero propósito”. 

“Yo no puedo unir tu voluntad a la de Dios por ti, pero puedo borrar todas las percepciones falsas de tu mente si la pones bajo mi tutela. Sólo las percepciones falsas se interponen en tu camino”. 

“Sin ellas, no hay duda de la alternativa que elegirías. Pues una percepción sana induce a una elección sana. No puedo elegir por ti, pero puedo ayudarte a que elijas correctamente”. 

“‘Muchos son los llamados, pero pocos los elegidos’ debería rezar: ‘Todos son llamados, pero pocos los que eligen escuchar’. Por lo tanto, no eligen correctamente”. 

“Los ‘escogidos’ son sencillamente los que eligen correctamente más pronto. Las mentes sanas pueden hacer esto ahora, y al hacerlo hallarán descanso para sus almas”. 

“Dios te conoce sólo en paz y esa es tu única realidad”. 

Santiago sentía una seguridad interior que le llenaba los pechos de un aire eterno impresionante: “La verdad no puede lidiar con los errores que tú deseas conservar”. Esa afirmación quitaba toda duda. La experiencia vital estaba trazada y superada: “Como no hombre no traté de contrarrestar los errores con el conocimiento, sino de corregir el error de raíz”. 

Santiago comprendía cómo el hombre de paz podía salir de su interior sin ninguna dificultad: “Dios te conoce sólo en paz, y esa es tu única realidad”.

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