jueves, septiembre 5

CREER IMPLICA ACEPTAR Y APRECIAR


Rogelio se acordaba de las veces que había creído lo que le decía bien su madre o su padre, bien los amigos, bien un compañero o un adulto. Esas ocasiones habían devuelto la paz a su interior y la hostilidad, la lucha que le nacía en sus entrañas se apaciguaba como una tormenta de verano. 

Creer en las personas era nuestro gran tesoro. No lo confundía con la credulidad. Había muchas personas que no merecían ser creídas. Ellas mismas no se valoraban. Pero, Rogelio siempre trataba de valorar a los demás. Si al final no cumplían su palabra, no se sentía engañado. Se sentía triste por la poca estima que mostraban las otras personas. 

A nadie le llenaba de felicidad engañar a las otras personas. Una vez descubiertas perdían todo elemento de confianza en ellas mismas. Confiar era siempre la gran apuesta de las personas. Se corría riesgo. Pero era un riesgo lleno de ganancias. Si la otra persona correspondía, se ganaba a un amigo/a. 

“No creer es estar en contra, o atacar. Creer es aceptar, y también ponerse de parte de aquello que aceptas. Creer no es ser crédulo, sino aceptar y apreciar. No puedes apreciar aquello en lo que no crees ni puedes sentirte agradecido por algo a lo que no le atribuyes valor”. 

“Por juzgar se tiene que pagar un precio porque juzgar es fijar un precio. Y el precio que fijes es el que pagarás”. 

Rogelio se quedaba pensativo dándole vueltas a esa idea de creer. Él le había dado ese valor a la palabra ‘confiar’. Se quedaba fijo en la idea de que ‘creer’ implicaba ‘aceptar’ y ‘apreciar’. La inteligencia intervenía y la consciencia también. Así huía de la idea de ‘ser crédulo’. 

Continuaba pensando que uno de los tesoros más grandes del ser humano era ‘creer’ con las ideas de ‘aceptar’ y ‘apreciar’. Un buen motivo de reflexión que le llenaba su horizonte de colores suaves y amplios que llenaban su mirada.

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