Benjamín, en su proceso de conocer a Dios, descubrió que uno de los amores más excelsos que había descubierto en la vida era el amor de su madre. Las madres estaban mucho más cerca del amor incondicional de Dios porque las madres no ponían ninguna condición para amar a sus hijos.
Benjamín les compartía a un grupo de personas que su madre nunca le había dicho que era pecador. Siempre había tratado de desarrollar sus mejores cualidades. Siempre había sentido su apoyo. Cuando pasó el problema de pequeño de su enuresis nocturna (hacerse pis en la cama) su madre nunca lo censuró ni se lo reprochó.
Sintió su fuerza y su deseo de no darle importancia. Eso le evitó muchas vergüenzas porque ella nunca lo divulgó. No había estudiado psicología, pero era su mejor psicóloga. No había estudiado el amor de Dios ni sus creencias, pero estaba a su lado para ofrecerle todo su cariño y amor.
“No te das cuenta de la enorme cantidad de energía que desperdicias negando la verdad. ¿Qué le dirías a alguien que se empeña en intentar lo imposible, creyendo que lograrlo es su mejor éxito?”
“La creencia de que para poder ser feliz tienes que tener lo imposible está en total desacuerdo con el principio de creación. Dios no pudo haber dispuesto que tu felicidad dependiese de lo que nunca podrías tener”.
“El hecho de que Dios es Amor no requiere que se crea en ello, pero sí requiere aceptación. Puedes ciertamente negar los hechos, pero no puedes hacer que cambien. Si te tapas los ojos con las manos, no podrás ver porque estarás interfiriendo en las leyes de la visión”.
“Si niegas el amor, no podrás conocerlo porque tu cooperación es la ley de su existencia. No puedes cambiar las leyes que tú no promulgaste, y las leyes de la felicidad fueron creadas para ti, no por ti”.
Benjamín veía, en toda esa reflexión, la expresión del amor de su madre en todas las etapas de su vida. Era una experiencia vivida. Era una experiencia que le allanaba todos los caminos. Y era, para él, maravilloso descubrir que el amor de Dios iba en la dirección de ese amor de madre que le había llegado al corazón.
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