Enrique era un muchacho que necesitaba mucho, el amor en su vida. Fue descubriendo, poco a poco, que esa necesidad suya era también la necesidad de muchas personas con las que hablaba. Le gustaba hablar de esos temas con ellas. La ilusión se encendía como velas en sus vidas y en sus miradas.
En algunas ocasiones se sentía como un avión que planeaba en su aterrizaje. Corría, extendía sus brazos, los agitaba como un avión y se elevaba en sus pensamientos del suelo. Le encantaba la experiencia. Siempre que podía se marchaba de la ciudad al campo y reproducía aquellos movimientos plenos de sonrisas.
Era una liberación de sus pesos, de sus preocupaciones, de sus angustias y de alguna que otra discusión que había tenido. Era su medicina personal. El contacto con la brisa al correr. La sensación de imaginar el vuelo con sus brazos. Sentirse seguro en el aire como un pájaro que, con su pequeñez, parecía decirnos por qué no volábamos como él.
“La curación es la liberación del miedo a despertar, y la sustitución de ese miedo por la decisión de despertar. La decisión de despertar refleja la voluntad de amar, puesto que toda curación supone la sustitución del miedo por el amor”.
“El Espíritu Santo no puede distinguir entre distintos grados de error, pues si enseñase que una forma de enfermedad es más grave que otra, estaría enseñando que un error puede ser más real que otro”.
“Su función era distinguir únicamente entre lo falso y lo verdadero, y reemplazar lo falso por lo verdadero”.
Enrique veía que amar era más que una bonita escena romántica entre dos jóvenes en sus momentos de descubrimiento. El amor era una actitud que teñía toda nuestra vida, y todos nuestros pensamientos. Nos enseñaba a mirar a los demás de una forma distinta.
Y esa forma distinta de ver lo designaba como despertar. Por ello, despertar era sinónimo de amar. Enrique seguía amando sus carreras, sus vuelos, sus ilusiones y sus conversaciones que tenía, de vez en cuando, allá en el campo, cuando se cruzaba con alguna persona o con algún labriego.
Siempre hablaban de la ilusión, de sus sonrisas, de sus alegrías, de su cara relajada y alegre, circundada por el amor que el aire le transfería.
No hay comentarios:
Publicar un comentario