Nos creamos en cada elección que hacemos. Nadie nos puede quitar esa libertad de elección. Nelson Mandela estuvo preso durante 27 años. No tenía libertad física. Aparentemente todo estaba perdido. Sin embargo, su elección fue el cuestionamiento de los principios de separación y su anhelo de reunificar su país entre blancos y negros. Su libertad de elección funcionó, como en ti y en mí, una vez más. Y lo que cuenta es la elección.
En cada acto sencillo de nuestro diario vivir estamos haciendo elecciones. Podemos amar el momento presente y sus oportunidades o hacerlo a regañadientes. Podemos aprender de la invitación de la vida o rechazar su ofrecimiento.
Disponemos en nuestras manos del poder de creación. Estar abiertos para aprender nos transforma. Nuestro cuerpo funciona con los desafíos, con la ilusión y con la pasión que nos envuelve. Toda célula se llena de sustancias positivas en nuestra corriente sanguínea.
Así, mente y cuerpo se unen en el objetivo común de acceder a la vida diseñada por nuestros sueños vibrantes llenos de confianza, de visión y de poder.
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