viernes, enero 29

UNA MIRADA NUEVA. UN NUEVO GOZO

Javier se sorprendía de lo que pasaba en su mente, de lo que pasaba en su rostro esos días. Hasta el momento había sentido que todos los días eran iguales, que nada nuevo llegaba a su vida rutinaria.

Los mismos rostros, las mismas palabras, los mismos encuentros, los mismos gestos cada día en las actividades diarias. Pero ahora descubría una nueva energía distribuida en su cuerpo con una ilusión sorprendente que lo encantaba. 

Hacía tiempo que había empezado a relativizar sus pensamientos que cruzaban su mirada. Había descubierto que eran repetitivos. Eran siempre los mismos, cargados de juicios, de valoraciones. Muchos de ellos los denigraba. Los condenaba y se corroía el alma. 

Una luz le había llegado. Una proposición le invitaba. "Todos esos pensamientos no son auténticos de tu verdadera alma". “No les des importancia como si fueran tuyos”, le decían con aprecio. “Aléjate de ellos con paso sereno, tranquilo y con calma”. 

Y casi sin darse cuenta, Javier notaba que esos pensamientos, al no hablar con ellos, y no darles cabida en su interior, poco a poco se alejaban. Lo dejaban tranquilo, sosegado y con calma. Un nuevo gozo se asomaba por las hechuras de su alma. 

Algo nuevo subía por sus pies, por sus rodillas y por su pecho. Y cambió su mirada. Una nueva vista se ofrecía a tratar con pensamientos que llegaban y al no ofrecerles apoyo, fácilmente circulaban. 

Dejaba que se marcharan. Su lugar era ocupado por un vibrar diferente desde el fondo de su alma. “Esto es lo que realmente eres tú”, le repetía esa luz que lo embargaba. En su experiencia sentía lo acertado de la decisión de dejar marchar la rutina de los pensamientos que se imponían cada mañana. 

Así empezaba a ser consciente de esa nueva mirada. Así sentía en su corazón un nuevo gozo con la ingenuidad del día que se ofrecía luminoso a su mirada.

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