Luis estaba reflexionando sobre el proceso de tomar decisiones. Esas decisiones, era cada vez más consciente, dirigían sus pensamientos, sus reacciones, sus ideas y sus sentimientos. La toma de decisiones era vital en todo el proceso de su vida. Sin embargo, era un proceso inconsciente del que no se daba cuenta.
Abrirse a un mundo donde la bondad y la naturalidad existiera con toda su fuerza hermosa era todo un desafío. Lo sencillo de la cuestión era que todo empezaba por él, continuaba por él y terminaba en él. No dependía de nadie. Todo estaba encerrado en el cofre de su tesoro personal. Y la llave de ese cofre era de él.
Con emoción, ilusión y un enorme deseo de superación, le gustaría utilizar esa llave en su mano para abrir ese enorme cofre que, desde su nacimiento, había conservado muy bien. Ahora, cada día más, sabía que la llave era suya y que solamente él podía abrir esa caja tan estupenda.
Así que utilizó su cofre, su llave y empezó a pensar de una forma nueva. “Tomar decisiones es un proceso continuo, pero no siempre te das cuenta de cuándo las estás tomando”.
“Mas con un poco de práctica, al analizar aquellas de las que eres consciente, comienza a establecerse un patrón que te ayudará con las demás. No es conveniente que te preocupes por cada paso que tengas que dar”.
“Si adoptas una perspectiva correcta al despertar, habrás ganado ya una gran ventaja. Mas si experimentas una gran resistencia y ves que tu resolución flaquea, es que todavía no estás listo. No luches contra ti mismo”.
“Piensa más bien en la clase de día que te gustaría tener, y dite a ti mismo que hay una manera muy fácil de que este mismo día pueda transcurrir así. Trata entonces una vez más de tener la clase de día que deseas”.
“Este enfoque comienza con la siguiente declaración”:
Hoy no tomaré ninguna decisión por mi cuenta
“Esto quiere decir que estás eligiendo no ser el juez de lo que se debe hacer. Pero quiere decir también que no juzgarás aquellas situaciones en las que te veas llamado a tomar una decisión”.
“Pues si las juzgas, habrás establecido las reglas que determinan cómo debes reaccionar ante ellas. Y así, una respuesta diferente no haría sino causarte confusión, incertidumbre y temor”.
Luis entraba en su cofre interior. Abría con su llave ese tesoro que contenía el cofre. La primera perla que se encontraba era no tomar decisiones por su cuenta. Era el principio del cambio y era la parte inicial de su comportamiento.
Ponía la mano sobre su pecho, la mano cerrada con esa llave que abría el cofre. Se sentía feliz. Por fin, daba sus pasos. El resplandor de la primera perla le encantaba:
Hoy no tomaré ninguna decisión por mi cuenta
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