domingo, octubre 1

TODO DENTRO DE TI

Santiago recordaba con cierta sonrisa una leyenda que iba circulando entre las personas en forma de acertijo. Se trataba del Creador. Quería poner la piedra preciosa de su reino eterno en un lugar para no ser descubierto fácilmente por los humanos. Todos irían en su búsqueda y sería difícil de encontrarlo. 

Lo cierto era que el encanto de la leyenda radicaba en subrayar el lugar donde el humano nunca lo buscaría. Dicen que el Creador pensó ponerlo en las profundidades marinas. Pero, al instante desvió su atención del mar. La respuesta estaba clara. El ser humano era capaz de rastrear sus profundidades. 

Pensó en ponerlo en los planetas. Los humanos no pensarían en ellos. Pero, tuvo que cambiar el lugar. La lejanía no le resolvía el problema. Sería mejor ponerlo cerca de donde viviera. Pero, en algún momento escarbarían y lo encontrarían. Por fin, encontró el lugar adecuado donde los humanos nunca buscarían. Lo pondría en su interior. El ser humano siempre piensa en el exterior. 

Santiago se reía interiormente con esta leyenda. Todo un Dios tratando de ocultar el tesoro del Reino de los Cielos de los humanos era una absurdidad. El Padre no podía pensar esas cosas. Hizo al hombre y no podía ponerlo nada más que en su interior. Su obra es el hombre. El Reino de los Cielos está en el hombre. 

¿Cómo iba a jugar el Creador con Su criatura? Todo un despropósito. La vida era lo más hermoso que el humano poseía. El único lugar donde podía poner ese Reino de los Cielos era en él mismo. Buscar ese Reino fuera de uno mismo no tenía sentido. 

“Hay un lugar en ti en el que este mundo en su totalidad ha sido olvidado, y en el que no quedan memorias de pecado ni de ilusiones. Hay un lugar en ti donde el tiempo ha desaparecido y donde se oyen ecos de eternidad”. 

“Hay un lugar de descanso donde el silencio es tan absoluto que no se oye ningún sonido, excepto un himno que se eleva hasta el Cielo paras brindar júbilo a Dios, el Padre y al Hijo”. 

“No creas que puedes cambiar el lugar donde Ellos moran. Pues tu Identidad reside en Ellos, y allí donde Ellos están, allí tienes que estar tú para siempre. La inmutabilidad del cielo se encuentra tan profundamente dentro de ti, que todas las cosas de este mundo no hacen sino pasar de largo, sin notarse ni verse”. 

Santiago sentía vibrar esa afirmación en su interior. Recordaba la afirmación de sabiduría de todos los siglos: “No te busques a ti fuera de ti mismo”. Nuestra realidad estaba en nuestro interior. No estaba fuera de nosotros mismos. 

Le pasaba por la cabeza también la afirmación de Jesús: “Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”. El Reino de los Cielos no estaba fuera. Estaba dentro de cada uno de nosotros. 

Sabiduría que iba atesorando Santiago dentro de sí. “Allí, dentro de ti, donde Ambos moran, allí Ambos son recordados. Y allí donde Ambos están, allí se encuentran el Cielo y la paz.

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