Daniel, a la mañana siguiente, no daba crédito a lo que había soñado. Los personajes, las situaciones, las palabras, los gestos y los movimientos eran tan reales que reaccionaba ante ellos como si fuera la vida misma. Teníamos la capacidad de vivir una vida durante la vigilia y otra en el sueño.
Las dos vidas nos hacían sentir la situación como real, como auténtica. Nuestro cuerpo no podía hacer ninguna diferencia. La percepción en el sueño era tan natural como lo era la vida de vigilia. Nada podía distinguirlas. Solamente al amanecer, al despertar del sueño, podíamos separar ambas percepciones.
Los miedos experimentados durante el sueño, las angustias vividas durante el sueño quedaban como rastro de esos momentos intensos de sufrimiento personal que no se podían evitar en nuestros músculos y en nuestras constricciones.
“Escucha, pues, la única respuesta del Espíritu Santo a todas las preguntas que el ego plantea: eres una criatura de Dios, una parte de Su Reino de inestimable valor que Él creó como parte de Sí mismo”.
“Eso es lo único que existe y lo único que es real. Has elegido un sueño en el que has tenido pesadillas, pero el sueño no es real y Dios te exhorta a despertar. Cuando le oigas no quedará ni rastro de tu sueño porque despertarás”.
“Tus sueños contienen muchos de los símbolos del ego y estos te han confundido. Eso se debe, no obstante, a que estabas dormido y no te dabas cuenta de ello”.
“Cuando despiertes, verás la verdad a tu alrededor y dentro de ti, y ya no creerás en los sueños porque estos dejarán de ser reales para ti. El Reino, en cambio, y todo lo que allí has creado, será sumamente real para ti porque es hermoso y verdadero”.
Dos vidas que se cruzan en nuestras experiencias y dejan su huella en nuestro interior. Dos vidas que luchan en nuestro corazón y en nuestra mente. Dos vidas que tratan de revelarse como las auténticas. Sin embargo, solamente una de las dos es real y es auténtica.
Daniel quería tener un detalle para poder separarlas a las dos. Encontró una idea que le satisfizo. La vida que le sugería la exclusión de personas no era real, era un sueño total. La vida que le sugería la unidad universal era real y tenía vida por sí misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario