Luis se regocijaba en su mente, en sus pensamientos y en sus horizontes todos llenos de azul, con la idea de la universalidad y unión de todos los nacidos de mujer con las mismas cualidades y capacidades latentes en su interior. Un anhelo que anidaba en muchos corazones.
Había sentido en muchas ocasiones vibrar con accidentes de personas muy lejanas geográficamente, pero muy cercanas en sus mentes y en sus circunstancias. Una ola de apoyo personal e interno invadía muchos pensamientos y la ayuda internacional mostraba la compasión y el milagro de la unidad.
Felicidad interna al encontrar la solución del problema que ocupaba a todo el mundo. Tristeza común cuando el desenlace de los accidentes no era totalmente oportuno para todos. La humanidad se henchía y se llenaba de dignidad cuando se expresaba de una forma tan unida y solidaria.
“La diferencia entre la proyección del ego y la extensión del Espíritu Santo es muy simple. El ego proyecta para excluir, y, por lo tanto, para engañar. El Espíritu Santo extiende al reconocerse a Sí Mismo en cada mente, y de esta manera las percibe a todas como una sola”.
“Nada está en conflicto en esta percepción porque lo que el Espíritu Santo percibe es todo igual. Dondequiera que mira se ve a Sí Mismo, y puesto que está unido, siempre ofrece el Reino en su totalidad”.
“Este es el único mensaje que Dios le dio, en favor del cual tiene que hablar porque eso es lo que Él es. La paz de Dios reside en ese mensaje, y, por consiguiente, la paz de Dios reside en ti”.
“La gran paz del Reino refulge en tu mente para siempre, pero tiene que irradiar desde ti hacia afuera para que tomes conciencia de ella”.
Luis comprendía mucho mejor ese planteamiento del Espíritu Santo. Su planteamiento era sencillo. Se veía a Sí Mismo en cada una de las personas venidas a este mundo. Era una réplica del Creador y su función era unir a todos.
Así desaparecían de un plumazo las diferencias de cualquier motivo. La mente era el asiento de la unidad. El cuerpo podía ser distinto. La mente era la misma en cada una de las personas. Y ese vibrar común se veía en cada incidencia que ocurría en cada parte del globo terrestre.
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