jueves, febrero 14

ATACAN PORQUE SE CREEN VÍCTIMAS


Esteban no podía entender cómo los que atacaban se sentían víctimas. Creía que el ataque lo efectuaban desde su fortaleza interior, desde su osadía de sentirse valientes y superior a los demás. Siempre esa demostración de fuerza de los demás lo había dejado pensativo. 

Empezaba a vislumbrar el perdón de Jesús a todos aquellos que le rechazaban. No era una función del poder de Jesús. Era una función de la comprensión del ser humano. Los seres humanos tranquilos, seguros de sí mismos, serenos y comprensivos no necesitaban atacar. 

Se sentían seguros y completos en ellos mismos. Pero, aquellos a los que les faltaba esa seguridad interna, debían buscar esa seguridad interna dominando físicamente a los demás. Pasaban de ser víctimas al sentirse inseguros a ser verdugos de los otros para llenar esa carencia interna. 

“Sólo un Hijo de Dios es un maestro lo suficientemente digno como para poder enseñar a otro. En todas las mentes hay un solo Maestro que enseña la misma lección a todo el mundo”. 

“Él siempre te enseña la inestimable valía de cada Hijo de Dios, y lo hace con infinita paciencia, nacida del Amor infinito en nombre del cual habla. Todo ataque es un llamamiento a Su paciencia, puesto que Su paciencia puede transformar los ataques en bendiciones”. 

“Los que atacan no saben que son benditos. Atacan porque creen que les falta algo. Por lo tanto, comparte tu abundancia libremente y enseña a tus hermanos a conocer la suya”. 

“No compartas sus ilusiones de escasez, pues, de lo contrario, te percibirás a ti mismo como alguien necesitado”. 

Esteban cambiaba su punto de vista, su comprensión sobre las personas que imponían sus ideas sobre los demás. Sus ataques no eran más que demostraciones de que algo no iba bien en sus vidas. Sus carencias de amor no las soportaban y, al imponer sus ideas sobre los demás, se creían recompensados. 

Se sentían importantes. Se sentían, como expresaban, realizados. Ahora, después de la reflexión lo que único que lograban era una mayor escasez, una mayor carencia. Les faltaba algo. También les faltaba la comprensión de las personas a las que atacaban. Algo en ese camino del ataque se perdía.

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