martes, febrero 26

MÁS ALLÁ DE NUESTRAS CREENCIAS


Gonzalo había pensado en más de una ocasión que tenía la sensación o la claridad que los límites por los que discurría su vida, o bien la vida, los entendía y los comprendía bien. Era como si ya hubiera llegado a cierto nivel desde donde se veía con claridad el mar desde la cima de una montaña. 

A veces se conformaba y esperaba solamente profundizar un poco más en sus comprensiones. Pero, globalmente, pensaba que todo lo tenía aclarado y aceptado. Los cambios de ciclo, de situación familiar y de nuevas visiones que habían llegado a su vida le hicieron ver que no todo estaba descubierto. 

Eran momentos puntuales que le despertaban algo nuevo. Un día entendió que no era posible tener una visión global de la vida. Siempre había aspectos para descubrir y profundizar. Debía ser humilde y aceptar que no todo estaba descubierto y su sensación era sólo eso: una sensación. 

“El Espíritu Santo te enseñará a percibir más allá de tus creencias porque la verdad está más allá de cualquier creencia, y la percepción del Espíritu Santo es verdadera”. 

“Te puedes olvidar del ego por completo en cualquier momento que así lo elijas porque el ego es una creencia completamente inverosímil, y nadie puede seguir abrigando una creencia que él mismo haya juzgado como increíble”. 

“Cuanto más aprendes acerca del ego, más te das cuenta de que no se puede creer en él. Lo inverosímil no se puede entender porque es increíble. Es evidente que una percepción basada en lo increíble no tiene sentido”. 

“Pero tal vez no hayas reconocido que dicha percepción está más allá de lo que se puede creer precisamente porque fue concebida como una creencia”. 

Gonzalo observaba que la afirmación de ir más allá de nuestras creencias era verdadera por propia experiencia. Por ello, esa sensación de creer que podía comprender los límites de su vida, o de la vida, era pura falacia. 

Gonzalo se repetía que la verdad estaba más allá de cualquier creencia. Toda una expresión que trataba de comprender en toda su extensión. La verdad, entonces, no estaba basada en la creencia. La verdad debía estar basada en la experiencia sin intervención de la creencia para analizar dicha experiencia.

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