lunes, febrero 25

EQUIVOCARSE NO ES UN DELITO


José celebraba aceptar que se equivocaba y que no debía justificarse ante nadie por sus equivocaciones. El peligro radicaba en mantener el error para no aceptarlo ante los demás ni ante sí mismo. En alguna ocasión había visto toda una estrategia de alguien para no asumir sus errores. 

Los errores no se podían superar si no se asumían. Era el primer paso para no darles ninguna importancia y poder dejarlos de lado. Era una libertad de no estar al acecho para justificarse ante nadie. 

“No le tengas miedo al ego. Él depende de tu mente, y tal como lo inventaste creyendo en él, puedes asimismo desvanecerlo dejando de creer en él. No proyectes sobre otros la responsabilidad por esa creencia, o, de lo contrario prolongarás su existencia”. 

“Cuando estés dispuesto a asumir total responsabilidad por la existencia del ego, habrás dejado a un lado la ira y el ataque, pues estos surgen como resultado de tu deseo de proyectar sobre otros la responsabilidad de los propios errores”. 

“Mas una vez que lo hayas aceptado como tus propios errores, no te detengas ahí. Entrégaselos de inmediato al Espíritu Santo para que Él los deshaga completamente, de manera que todos sus efectos desaparezcan de tu mente y de la Filiación en su totalidad”. 

La invitación era tranquilizadora; “no le tengas miedo al ego”. Para nosotros era como dejar de tener miedo a aceptar nuestros errores como proceso natural que ocurría en nuestras vidas. Ser responsable de nuestros errores era el primer paso. 

El siguiente paso quedaba marcado por entregar nuestros errores al Espíritu Santo y que Él los deshiciera. Al no creer en ellos, al desplegar nuestra confianza ante el Espíritu Santo, al sentirnos seguros de que el error no se quedaría en nuestra mente, nos daba la garantía de nuestra superación total. 

La paz volvía con todo su poder a nosotros y podíamos repetir ese proceso todas las veces que ocurrieran errores en nuestra vida. De otro modo, al no aceptarlos, era el mejor modo de tenerlos en la mente para siempre.

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