viernes, diciembre 21

PENSAR SIN JUZGAR


Benjamín admitía que cuando estaba pensando respecto a algunos pueblos, naciones y personas, las experiencias que había tenido previamente con ellos interferían en su forma de considerar la cuestión surgida. En ocasiones reconocía que era mucho más justo no haber tenido ningún contacto con ellos en sus deliberaciones. 

Su forma de pensamiento se veía teñida de modo positivo, negativo, limitado, sesgado, inarmónico y totalmente fuera de toda unidad válida. Los prejuicios se habían instalado y todo lo demás seguía la consecuencia de dichos planteamientos. Reconocía que no era en absoluto nada justo ni equitativo. 

Era una tendencia de la sociedad sufrir las influencias de los políticos, los periódicos, los creadores de opinión y visión del mundo que tenían. No era fácil tener una solución acertada, equitativa y comprensiva del asunto que se estuviera tratando. 

Por ello, ya que el pensamiento era influenciado por las experiencias y por las opiniones, lo mejor era no juzgar. Cualquier juicio que se emitiera sería incompleto y llenos de errores tanto para los demás como para nosotros mismos. Si nos trataran a nosotros de la misma forma sentiríamos el grave error cometido. 

“El Espíritu Santo no te enseña a juzgar a otros porque no quiere que enseñes nada que sea erróneo, y que, de este modo, tú mismo lo aprendas. No sería consistente si te permitiera reforzar lo que debes aprender a evitar”. 

“En la mente del pensador, por lo tanto, el Espíritu Santo es enjuiciador, pero sólo a fin de unificar la mente de modo que pueda percibir sin emitir juicios y, por consiguiente, aprender a estar libre de ellos”. 

“Esta rectificación es necesaria sólo en tu mente, a fin de que dejes de proyectar en lugar de extender. Dios Mismo ha establecido lo que puedes extender con perfecta seguridad. Por lo tanto, la tercera lección del Espíritu Santo dice así: Mantente alerta sólo en favor de Dios y de Su Reino”. 

Benjamín pensaba que eran buenas reflexiones porque él mismo había considerado algunos hechos influenciado por las experiencias positivas o negativas de su experiencia. Los prejuicios habían entrado. Y los prejuicios son distorsionadores de la verdad, de la claridad, de la humanidad y de la razón.

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