Sebas estaba interesado en esos procesos psicológicos del que todos participamos y que utilizamos de forma natural en nuestra vida diaria. La idea de los antiguos que debíamos conocernos a nosotros mismos estaba en la línea de los aportes de la psicología para comprendernos mejor.
Reconocía que nuestras percepciones no eran del todo fiables. A veces en dibujos se podían ver desde un ángulo cuatro elementos mientras que desde otro lado se veían solamente tres. Las relaciones en los dibujos no se captaban con precisión cuando se trataba del tamaño de las imágenes.
El ser humano no tenía un aparato de captación lo suficientemente fino para no prestarse a equivocación. No se veían las cosas en su aislamiento sino en su conjunto. Eso propiciaba muchas ilusiones ópticas que nos hablaban de la falta de seguridad de nuestras percepciones.
Todo ello reflejado en el telón de fondo de nuestros pensamientos nos daban motivos de reflexión. “Los que creen en la separación tienen un miedo básico a las represalias y al abandono”.
“Creen en el ataque y en el rechazo, de modo que eso es lo que perciben, lo que enseñan y lo que aprenden. Estas ideas descabelladas son claramente el resultado de la disociación y de la proyección”.
“Eres lo que enseñas, pero es evidente que puedes enseñar incorrectamente, y, por consiguiente, te puedes enseñar mal a ti mismo. Muchos pensaron que yo les estaba atacando, aunque es evidente que eso no era cierto”.
“Un alumno desquiciado aprende lecciones extrañas. Lo que tienes que reconocer es que cuando no compartes un sistema de pensamiento, lo debilitas. Los que creen en él perciben eso como un ataque sobre ellos”.
“Esto se debe a que cada uno se identifica con su propio sistema de pensamiento, y todo sistema de pensamiento se centra en lo que uno cree ser.
Si el núcleo del sistema de pensamiento es cierto, lo único que puede extenderse es la verdad. Pero si lo que se encuentra allí es una mentira, lo único que puede proceder de él son engaños”.
Sebas quedaba impactado por el papel de la creencia que no obedecía a un factor de percepción objetiva. “Los que creen en la separación tienen un miedo básico a las represalias y al abandono”.
“Creen en el ataque y en el rechazo, de modo que eso es lo que perciben, lo que enseñan y lo que aprenden. Estas ideas descabelladas son claramente el resultado de la disociación y de la proyección”.
Una creencia equivocada podía distorsionar la percepción, su enseñanza y lo que se aprendía. Una verdad que se grababa en el corazón para ser consciente de las consecuencias que tenían en nuestras vidas las equivocaciones y los errores.
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