jueves, mayo 16

USA TU CUERPO PARA LA VERDAD Y LO VERÁS CORRECTAMENTE


Daniel sabía que los seres humanos debían interpretar, valorar, considerar, la relación que tenían con sus cuerpos. Era una decisión de su libertad. Era una decisión de su capacidad de analizar, de comprender y de utilizar. Los animales no se fijaban en tales menesteres. Su instinto era igual en todos. 

En la libertad humana, todo cuerpo podía ser considerado en dos vertientes opuestas. Una vertiente iba por el lado de la utilidad, del compañerismo, del cuidado y de no interferir con el cuerpo de los demás. La otra vertiente disponía que se era mejor que otros, que su cuerpo le daba su poder y que debía utilizarlo para imponerse. 

Era una herramienta que se podía utilizar en ambas direcciones. Daniel no entendía cómo grupos de jóvenes quedaban en ciertos lugares poco habitados para entregarse a la lucha cual animales en celo para atacar a los demás. Parecían que debían defender no se qué manada como hacían los animales. 

“La comunicación pone fin a la separación. El ataque la fomenta. El cuerpo es feo o hermoso, violento o apacible, perjudicial o útil, dependiendo del uso que se haga de él”. 

“Y en el cuerpo de otro verás el uso que has hecho del tuyo. Si tu cuerpo se convierte en un medio que pones a disposición del Espíritu Santo para que Él lo use en nombre de la unión de la Filiación, no verás lo físico excepto como es”. 

“Úsalo para la verdad y lo verás correctamente. Úsalo incorrectamente y lo interpretarás mal, lo cual habrás hecho ya al usarlo incorrectamente. Interpreta cualquier cosa sin el Espíritu Santo y desconfiarás de ello”. 

“Eso te conducirá al odio y al ataque, y harás que pierdas la paz”. 

Cierto filósofo dijo que el hombre estaba en la mitad de un puente entre dos orillas. Una orilla lo acercaba al mundo biológico del animal. La otra orilla lo acercaba al mundo del pensamiento como ser comprensivo y con capacidad de razonar. Es una decisión personal nuestra en cada caso. 

El Espíritu Santo siempre nos guiará hacia la orilla del pensamiento donde la persona se eleva hacia arriba. Si despreciamos su interpretación, nos veremos abocados a la orilla donde el mundo biológico animal tiene su lugar. Pero, no tenemos instinto como tienen los animales completos. Eso sería una terrible adversidad. 

La última frase del párrafo lo sintetiza muy bien: “Eso te conducirá al odio y al ataque, y harás que pierdas la paz”.

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