domingo, mayo 5

DIOS TE HA ELEVADO HASTA SU GRANDEZA


Luis había tenido una conversación durante el fin de semana que le había dejado preocupado. Se tenía la idea de que Dios debía castigar de forma clara y contundente a todos aquellos que lo desafiaban. Según ellos, Dios había puesto sus premisas y todos debían caminar por ellas. 

Aquellos que no caminaban por ellas, debían pagar, con sus vidas, sus errores y sus equivocaciones. Luis sabía que ningún padre en la vida solía llevar esas condenaciones sobre sus hijos. Le dijeron que habría un juicio final con todos los pronunciamientos de condenación. 

Quizás, pensaba Luis, que ese juicio era más bien para decirle Dios a sus hijos que aquellas actitudes que ellos creían que Él no les perdonaba y, por ello, no se las perdonaban a ellos mismos ni a los demás, el mismo Rey de la Gloria los entendía y los abrazaba porque, en su sufrimiento, habían descubierto el error de abandonar los caminos del Eterno. 

“El mundo no puede añadirle nada al poder y a la gloria de Dios y de Sus santos Hijos, pero si Sus Hijos ponen su atención allí, el mundo puede cegarlos e impedir que vean al Padre”. 

“Tú no puedes ver el mundo y conocer a Dios. Sólo uno de ellos es verdad. He venido a decirte que es a ti a quien corresponde decidir cuál de ellos lo es. Si lo fuese, ya te habrías destruido a ti mismo”. 

“Mas Dios no dispuso la destrucción de Sus creaciones, pues las creó para toda la eternidad. Su Voluntad te ha salvado, no de ti mismo, sino de la ilusión de ti mismo. Dios te ha salvado para ti mismo”. 

Luis se quedaba tranquilo. Disponía de libertad, tenía la elección en sus manos. Seguir los caminos de Dios era su deleite y su grandeza. Un pensamiento que le llenaba todos los huecos de su cuerpo, de su mente, de su alma y de su espíritu grandioso.

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