viernes, mayo 17

COMO PARTE DE TI, ÉL ES SANTO


Samuel tenía muy asumido la función de espejo que nos hacían los demás. Nosotros no podíamos definirnos a nosotros mismos. Pero cuando alguien nos provocaba alguna reacción, nos estábamos definiendo, conociendo, sabiendo lo que los otros nos decían sencillamente por nuestras reacciones. 

Esos sentimientos, pensamientos e ideas que nos despertaban hablaban de nosotros. Nosotros hemos caído en la trampa de fijarnos en el otro para justificar nuestra equidad, nuestra razón, o nuestro planteamiento. El otro no podía definirnos. Nuestras reacciones frente al otro nos definían a nosotros mismos. 

Era un camino interesante para conocerse uno mismo. Toda reacción de alejamiento que nos provocaban los demás nos hablaba del alejamiento que teníamos también hacia nosotros mismos. Toda alegría que compartíamos con los demás era parte de esa forma de ser que subía a la superficie. 

“Toda pérdida, no obstante, procede de los falsos conceptos que albergas, pues es imposible perder, sea cual sea la forma en que se manifiesta la pérdida. Mas cuando ves a un hermano como una entidad física, ‘pierdes’ su poder y su gloria así como los tuyos”. 

“Lo has atacado, pero tienes que haberte atacado a ti mismo primero. Por tu propia salvación – que le ha de brindar a él la suya – no lo veas así. No dejes que él se menosprecie a sí mismo en tu mente, sino libéralo de su creencia de que es insignificante y así te liberarás tú de la tuya”. 

“Como parte de ti, él es santo. Como parte de mí, tú lo eres. Entablar comunicación con cualquier parte de Dios es ir más allá del Reino hasta Su Creador gracias a Su Voz, la cual Él ha establecido como parte de ti”. 

El espejo nos define y ofrece sus influencias. Si menospreciamos es porque nos hemos menospreciado. Es una acción que conocemos. Las personas que no se menosprecian, no pueden hacerlo. Lo desconocen. 

A veces caemos en el error al establecer que lo hacen los demás. Cuando lo hacemos nosotros es porque se lo merecen. Si se merecen ser dejadas de lado, descubrimos que nos merecemos que se nos deje de lado.

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