jueves, septiembre 6

EL ESPÍRITU SANTO ES LA IDEA DE CURACIÓN

Enrique entraba en el terreno de las ideas. Sabía, por propia experiencia, que las ideas le definían y que el cambio de ideas subrayaba su cambio en su proceso de desarrollo. Las ideas eran primordiales para el ser humano. La carta de los derechos humanos subrayaba la dignidad de cada persona. 

Conocía que no podía ver al otro excepto a sí mismo. También admitía que no se conocía a sí mismo. El proceso era contrario a los pensamientos. Cuando mirábamos a los demás y los analizábamos creíamos que podíamos tener una idea de las otras personas. Estaba equivocado. 

Al analizar a los otros, todo lo que veía en los demás era el espejo de sus propias ideas. Esa idea de la proyección no había sido compartida mucho por las personas. Era un descubrimiento que cada persona interesada en el conocimiento de las personas descubría. 

Al descubrir bondad en algunas personas, admitía que veía su propia bondad reflejada en ellas. Al descubrir puntos negros en los otros, reconocía que eran sus propios puntos negros. Era difícil analizarse a uno mismo, pero era muy fácil analizar a los demás. Y ese análisis era el nuestro propio. 

“El Espíritu Santo es la idea de curación. Al ser un pensamiento, la idea se expande a medida que se comparte. Al ser la Llamada a Dios, es asimismo la idea de Dios”. 

“Puesto que tú formas parte de Dios, es también la idea de lo que eres, así como de lo que son todas Sus creaciones. La idea del Espíritu Santo comparte la propiedad de otras ideas porque obedece las leyes del Universo del que forma parte”. 

“Se refuerza al compartirse. Se expande en ti a medida que se la ofreces a tu hermano. Tu hermano no tiene que ser consciente del Espíritu Santo en él o en ti para que se produzca este milagro”. 

“Puede que él se haya desentendido de la Llamada a Dios, tal como tú lo hiciste. Este desentendimiento se subsana en ambos a medida que tomas conciencia de la Llamada a Dios en él, reconociendo de esta forma su existencia”. 

Enrique reconocía y admitía que, en muchas ocasiones al compartir sus descubrimientos en ese campo de las ideas, la cara de sus amigos, de sus conocidos y de los nuevos contactos se alegraba y sentía un alivio que le llegaba al alma. 

Reconocer en el otro la existencia del Espíritu Santo y saber que esa relación de respeto, cercanía y apoyo era la idea de curación era extraordinario. Curamos en el terreno de las ideas, con las ideas, con el afecto y con los mensajes de las ideas. 

Básicamente somos la idea que tenemos de nosotros mismos y de los demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario