Iván reconocía que en muchos momentos el miedo latente en su mente y en su corazón le impulsaban a tomar sus decisiones. Lo llenaban de dudas, de inseguridades y de horizontes negros que lo desanimaban. El miedo era el compañero constante en sus paseos, en sus reflexiones y en sus pensamientos.
No era fácil quitarse tal carga y tal compañero de viaje. Lo que estaba descubriendo era que el miedo lo estaba fabricando él mismo. Cuando desconfiaba de los demás, cuando veía la parte negativa en los otros, cuando hablaba en contra de las personas, notaba que el miedo aumentaba en su interior.
En su camino de ascensión estaba aceptando que, como creador, iba situando nichos de miedo en su corazón por la desconfianza que descargaba y localizaba en los demás. Creía que ese miedo le venía desde fuera, desde fuerzas que no podía controlar. Sin embargo, el miedo era una aportación suya a su propia vida.
“Lo que el miedo ha ocultado sigue siendo parte de ti. Unirse a la Expiación es la manera de escapar del miedo. El Espíritu Santo te ayudará a reinterpretar todo lo que percibes como temible, y te enseñará que sólo lo que es amoroso es cierto”.
“La verdad está más allá de tu capacidad para destruir; aceptarla, en cambio, está enteramente a tu alcance. Te pertenece porque, al ser una extensión de Dios, la creaste junto con Él”.
“Es tuya porque forma parte de ti, tal como tú formas parte de Dios porque Él te creó. Nada que sea bueno se puede perder, pues procede del Espíritu Santo, la Voz que habla en favor de la creación”.
“Nada que no sea bueno fue creado jamás, y, por lo tanto, no puede ser protegido. La Expiación garantiza la seguridad del Reino, y la unión de la Filiación lo protege”.
“El ego no puede prevalecer contra el Reino porque la Filiación está unida. En presencia de aquellos que oyen la exhortación del Espíritu Santo a ser uno, el ego se desvanece y queda deshecho”.
Iván se daba cuenta de que, al tener esa capacidad de crear por ser una extensión de Dios, no podía alejarse de Él. De otro modo, iría fabricando toda una serie de elementos nocivos para su propia experiencia. El efecto de esos elementos nocivos en su vida era el miedo.
Si parte de su pensamiento estaba dividido en protegerse de los demás, en atacar a los demás para defenderse, en ver la parte negativa de los seres humanos, el miedo aparecía como parte de esa tensión latente en contra de todos.
Su misma actitud de defensa despertaba en los demás los miedos y pensamientos que no tenían. Descubrían que debían defenderse de Iván, de él mismo, de su actitud. Algunos referían que dos no se peleaban si uno de ellos no quería. Pero, Iván con su inseguridad y con sus miedos, provocaba las luchas sin darse cuenta de ello.
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