viernes, marzo 22

CREAR JUNTO CON TU HERMANO


Carlos se iba acomodando a la idea de vivir junto con su hermano universal. No pensaba en su hermano biológico. Se refería a todos los hermanos del mundo que tenían a Dios como padre común. Era una enseñanza que se compartía, pero no se vivía. 

Era un camino que debía realizar y debía incorporar a su vida. Era una solución estupenda que le llenaba su interior, a pesar de las dificultades que eso entrañaba. Toda la vida había estado viviendo solo y había decidido solo. Ahora se trataba de decidir conjuntamente. 

Al menos tenía la oportunidad de probarlo, de ahondarlo e intensificarlo. Necesitaba desarrollar esa experiencia que no tenía. 

“Al hallarte fuera de tu ambiente natural es muy posible que te preguntes: ‘¿Qué es la verdad?’, toda vez que la verdad es el medio ambiente por el cual y para el cual fuiste creado”. 

“No te conoces a ti mismo porque no conoces a tu Creador. No conoces tus creaciones porque no conoces a tus hermanos, quienes las crearon juntamente contigo”. 

“He dicho que únicamente la Filiación en su totalidad es digna de ser cocreadora con Dios, ya que únicamente la Filiación, en su totalidad, puede crear como Él. Siempre que sanas a un hermano reconociendo su valía, estás reconociendo su poder para crear, así como el tuyo propio”. 

“Él no puede haber perdido lo que tú reconoces en él, y tú no puedes sino poseer la gloria que ves en él. Él es un cocreador con Dios al igual que tú. Niega su poder creativo, y estarás negando el tuyo y el de Dios, que te creó”. 

Carlos llegaba a la conclusión de que la presencia de ese hermano universal en nuestras vidas era el medio natural para representar la majestad de Dios y la amplitud de Dios. Dios no era un ser único, sólo una persona, sólo un rey allá en Su gloria. Dios era la suma de todos sus hijos en los cuales Él habitaba.

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