domingo, marzo 24

LA PAZ ES LA MOTIVACIÓN DEL REINO


Enrique sabía, por experiencia, que, si quería comprender algún concepto en su debida acepción, debía poseer paz. Sin paz, su mente estaba inquieta y no podía dar fácilmente con la idea y con el concepto que deseaba aprender. La serenidad y la quietud hacían milagros. 

Dada esa característica, aprendió que debía dejar de tratar con aspectos delicados de las relaciones humanas si la paz no estaba presente en ellas. La mente funcionaba con la paz de una forma distinta a cuando estaba inquieta. Las personas se sorprendían, pero era realmente así. 

En ocasiones se veía interpelado con la rapidez y con la presión de los demás para que compartiera su opinión. Enrique siempre les respondía lo mismo. “Cuando tenga un rato de paz, trataré de comprender lo que me proponen y les aseguro que compartiré con ustedes, mi comprensión del asunto”. 

“El conocimiento no es la motivación para aprender este curso. La paz lo es. La paz es el requisito previo para alcanzar el conocimiento, simplemente porque los que están en conflicto no están en paz, y la paz es la condición necesaria para el conocimiento porque es la condición del Reino”. 

“El conocimiento sólo puede ser restituido cuando satisfaces sus condiciones. No es este un trato que Dios haya hecho, pues Dios no hace tratos. Es simplemente el resultado del uso incorrecto que has hecho de Sus leyes en nombre de una voluntad imaginaria que no es la Suya”. 

“El conocimiento es Su Voluntad. Si te opones a Su Voluntad, ¿cómo vas a poder gozar de conocimiento? Te he dicho lo que el conocimiento te ofrece, pero tal vez aún no lo consideres algo enteramente deseable”. 

“Pues, de lo contrario, no estarías tan dispuesto a descartarla cuando el ego te pide que le seas leal”. 

Es una cuestión de experiencia, de claridad, y de decisión personal. Sentir ese conocimiento que viene de la fuente de la bondad nos hace sentir en nosotros ese conocimiento de la bondad en todos y cada uno de los hijos de Dios. 

Sus frutos son apreciables. Pero, es bueno comparar y sentir los otros frutos de nuestra libertad cuando elige una voluntad que no es la de nuestro Padre Celestial. Es la manera de poder conocer lo que cada vía nos ofrece. 

Con ese conocimiento, nos decidimos, entonces, por la vía que hemos decidido en nuestro corazón con plena experiencia de la comparación.

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