martes, marzo 26

QUIEN TIENE GUERRA DENTRO, ATACA


Mario le estaba costando aceptar la declaración de uno de sus jefes. El mismo le decía que si alguna vez se enfadaba era porque los subordinados no se portaban cómo debían. Ponía toda la responsabilidad de su enfado en los demás. 

Esa forma de pensar no la consideraba como una forma sensata de actuar. Nadie podía quitarse la responsabilidad por los hechos que hacía. Mario había visto que, ante una misma osadía, las personas reaccionaban de distinta manera. La responsabilidad de cada uno había funcionado bien. 

La persona que respondía mal frente a una osadía era simplemente porque estaba dividido interiormente y no tenía paz. No estaba reaccionando porque los demás no se portaban bien. Estaba reaccionando porque él mismo estaba sufriendo y le faltaba paz. 

“Cada vez que respondes a la llamada del ego estás haciendo un llamamiento a la guerra, y la guerra ciertamente te priva de la paz. Mas en esta guerra no hay adversario”. 

“Esta es la reinterpretación de la realidad que tienes que hacer para asegurar tu paz, y la única que jamás necesitas hacer. Los que percibes como adversarios forman parte de tu paz, a la cual renuncias cuando los atacas”. 

“¿Cómo se puede tener aquello a lo que se renuncia? Compartes para tener, pero no renuncias a lo que compartes. Cuando renuncias a la paz, te excluyes a ti mismo de ella”. 

“Es esta una bendición tan ajena al Reino que te es imposible entender el estado que prevalece dentro de él”. 

Mario entendía que cuando había paz en su corazón, veía paz en los demás. Si alguien estaba alterado, trataba de compartirle su paz y los dos podían ver la realidad con una mejor visión. 

También aceptaba que cuando había guerra en su interior, veía guerra en cualquier incidencia por pequeña que fuera. El secreto estaba dentro de nosotros. Si anidaba la paz, la paz reinaba.

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