José se quedaba pensativo al escuchar que elegíamos nuestro maestro en la vida. Durante todos sus estudios, esa elección de maestro no la había vivido nunca. El maestro era elegido por el centro de estudios y era una imposición de los demás.
Se extrañaba que tuviéramos esa libertad de escoger una persona tan importante en la dirección de nuestra vida. Ante la falta de experiencia, no éramos conscientes de que, al decidir en nuestras incidencias en la vida, elegíamos el modo de superar esas adversidades.
En esa elección, elegíamos a nuestro maestro. La libertad que nos asistía en cada incidencia de la experiencia personal, iba construyendo una forma de enfrentar esas experiencias. Esa manera de enfrentarlas dependía del maestro que habíamos elegido seguir.
“El plan de estudios de la Expiación es el opuesto al que tú elaboraste para ti, y lo mismo se puede decir de su resultado. Si el resultado de tu plan de estudios te ha hecho infeliz, y deseas otro diferente, obviamente es necesario que se efectúen cambios en el plan de estudios”.
“El primer cambio que debe efectuarse es un cambio de dirección. Un plan de estudios que tenga sentido no debe ser inconsistente. Si lo planean dos maestros que creen en ideas diametralmente opuestas, no puede ser un plan integrado”.
“Si esos dos maestros lo ponen en práctica simultáneamente, cada uno de ellos no hará sino ser un obstáculo para el otro. Esto da lugar a fluctuaciones, pero no a un auténtico cambio”.
“Los que son volátiles no tienen dirección. No pueden decidir ir en una dirección determinada, porque no pueden abandonar la otra, si bien esta última no existe”.
“Su plan de estudios conflictivo les enseña que todas las direcciones existen, y no les proporciona ninguna base racional sobre la que fundar su elección”.
José llegaba a la conclusión de que cada uno elegía ante los obstáculos cómo superarlos. Un camino de superación iba en una dirección donde todos cabían. El otro camino de superación planteaba que lo importante era el bien personal y no el común a todos.
Cada uno decidía entonces su elección. José se acercaba a la unión de todos porque la felicidad se compartía con todos. De otro modo, siempre había alguien que quedaba excluido y, eso, según la idea universal, no podía pasar.
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