jueves, octubre 11

DIOS NUNCA TE EXCLUYE


Darío iba cambiando poco a poco su visión del Padre Creador. Desde pequeño había tenido siempre presente un ojo inscrito en un triángulo con la frase de que Dios te observa. Esa frase lejos de proporcionar paz, tranquilidad, confianza y seguridad, la idea de observación era entendida como vigilancia y como castigo. 

Dios Padre, así se convertía en una especie del que todo lo ve y que hicieras lo que hicieras te descubriría. Era la idea que le habían inculcado sus maestros y los sacerdotes que iban a la escuela. La idea era portarse bien porque de otro modo te castigaría. 

Ahora, pasados los años, con una comprensión más amplia, veía a Dios el Padre con una cercanía que nunca había tenido con sus padres biológicos. Tenía un interés personal en todos los temas individuales de cada persona. Siempre te animaba, nunca te condenaba, nunca te daba la espalda y siempre te respetaba. 

“¿Crees realmente que puedes fabricar una voz que pueda ahogar a la de Dios? ¿Crees realmente que puedes inventar un sistema de pensamiento que te pueda separar de Él?” 

“¿Crees realmente que puedes encargarte de tu seguridad y de tu dicha mejor que Él? No tienes que ser ni cuidadoso ni descuidado; necesitas simplemente echar sobre Sus hombros toda angustia pues Él cuida de ti”. 

“Él cuida de ti porque te ama. Su Voz te recuerda continuamente que tienes motivos para sentirte esperanzado debido a que estás a Su cuidado. No puedes elegir excluirte de Su cuidado porque esa no es Su Voluntad”. 

“Puedes elegir aceptar Su cuidado y usar el poder infinito en beneficio de todos los que Él creó”. 

Darío aceptaba, ahora sí, ese ojo lleno de amor, de cercanía, de cariño y de afecto que le daba completa libertad. No estaba atento a nuestros fallos para echárnoslos a la cara. Quería siempre hacernos sentir que no condenaba, que nos comprendía y que nos quitaba las tristezas de nuestras equivocaciones. 

Esa visión de vigilancia se cambiaba por atención amorosa, cariñosa, respetuosa y de apoyo. Esa visión cambiaba totalmente la idea de Dios Padre que le habían dado de pequeño. Ahora Dios Padre era la mejor experiencia de la vida.

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