Siempre me ha encantado la claridad del cálculo matemático. Sus definiciones precisas y sus operaciones bien ajustadas y delimitadas. Para complementar mis libros de clase, solía tener un libro de ejercicios resueltos. Así tenía la posibilidad de practicar el concepto, las combinaciones de los números y de las operaciones.
Así iba adquiriendo una habilidad y una claridad de conceptos muy buena. Me daba seguridad. Cuando hacía los ejercicios del libro de apoyo que tenía, nunca miraba el resultado. Iba desarrollando paso por paso el problema, iba repasando los números, las operaciones, los resultados. Después de eso, concluía con el resultado final. Entonces lo cotejaba con el resultado del libro.
Podían pasar dos casos. Si coincidía, no había problema. Si no coincidía, revisaba el planteamiento, los pasos intermedios y la conclusión final. Siempre daba con el error que se había aposentado en cualquier momento.
Una práctica que echaba de menos en los libros de Lengua. Todavía la Lingüística no se había desarrollado. Así que tenía que aceptar la opinión del maestro como la autoridad máxima para aceptar cuestiones que no llegaba a tener claras en mi mente.
Agradezco a todos los autores que han tratado de poner conceptos claros y delimitados con las asignaturas humanísticas. La claridad es el punto clave para comprender muchas cosas. Por ello, vamos a adentrarnos un poco en esta claridad de la proyección, mecanismo utilizado por nuestra mente.
“Repudias lo que proyectas, por lo tanto, no crees que forma parte de ti. Te excluyes a ti mismo al juzgar que eres diferente de aquel sobre el que proyectas. La proyección, sin embargo, siempre te hará daño. La proyección refuerza tu creencia de que tu propia mente está dividida, creencia ésta cuyo único propósito es mantener vigente la separación”.
“La proyección no es más un mecanismo del ego para hacerte sentir diferente de tus hermanos y separado de ellos. El ego justifica esto basándose en el hecho de que ello te hace parecer “mejor” que tus hermanos, y de esta manera empaña tu igualdad con ellos todavía más”.
“La proyección y el ataque están inevitablemente relacionados, ya que la proyección es siempre un medio para justificar el ataque. Sin proyección no puede haber ira. El ego utiliza la proyección con el sólo propósito de destruir la percepción que tienes de ti mismo y de tus hermanos. El proceso comienza excluyendo algo que existe en ti, pero que repudias, y conduce directamente a que te excluyas a ti mismo de tus hermanos”.
Es bueno saber y ser consciente de los mecanismos de nuestra mente. Así podemos elegir con mayor libertad nuestro futuro y nuestras conclusiones. Y eso, como el libro de ejercicios resueltos, nos ayuda a saber, si no acertamos, en qué parte del proceso nos hemos atascado.
La ilusión de saber, conocer y seguir el camino oportuno es superior a cualquier otro que se nos brinde. La idea de la universalidad se está haciendo notar. Y esa idea ha hecho avanzar mucho a la humanidad.
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