Benjamín había tenido en muchas ocasiones una idea especial. Cuando conocía a cierta persona, después de hablar unos diez minutos con ella, tenía la sensación de que se conocían y que había mucha afinidad entre ellas. Parecía que hubieran tenido contacto anteriormente.
Era una experiencia rara, extraña, pero, a la vez, verdadera y auténtica. Se preguntaba cómo era posible una experiencia de ese tipo. Nunca había tenido la oportunidad de estar con esa persona y, sin embargo, le daba toda la sensación de que se conocían.
Las relaciones con las personas era todo un misterio y muchos misterios se guardaban en los corazones. No se podían comunicar a menos de pasar por locos, absurdos e ininteligibles. El corazón guardaba muchos secretos incapaces de ser comunicados como el corazón de una madre con su hijo.
Pero esa incapacidad de ser comunicados no podía quitar, de ninguna manera, la verdad de la experiencia. “Todo pensamiento benévolo que cualquiera de tus hermanos abrigue en cualquier parte del mundo te bendice”.
“Deberías querer bendecirles a tu vez como muestra de agradecimiento. No tienes que conocerlos personalmente ni ellos a ti. La luz es tan potente que irradia a través de toda la Filiación, la cual da gracias al Padre por irradiar Su dicha sobre ella”.
“Únicamente los santos Hijos de Dios son canales dignos de Su hermosa dicha porque sólo ellos son lo suficientemente hermosos como para conservarla compartiéndola”.
“Es imposible que un Hijo de Dios pueda amar a su prójimo de manera diferente de como se ama a sí mismo. De ahí que la plegaria del sanador sea:
Permíteme conocer a este hermano como me conozco a mí mismo.
Benjamín se sentía relajado. Era como si hubiera dejado un peso que llevaba en su corazón desde hacía mucho tiempo. Era un revés para él no poder compartir lo que había en su corazón. Ahora lo entendía. Lo aceptaba y lo incorporaba a su vida.
Lo importante era volcar su dicha sobre la Filiación. Podía compartir con sus pensamientos y en sus momentos de meditación sus ideas sobre la Filiación. Veía que no estaba solo. Había una gran multitud que podía recibir sus sentimientos.
Por ello, después de volcar muchas de sus experiencias, podía suceder ese encuentro de tener la sensación de que había conocido anteriormente esa persona que acababa de conocer. “Todo pensamiento benévolo que cualquiera de tus hermanos abrigue en cualquier parte del mundo te bendice”.
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