“Puesto que tu Ser es el conocimiento de Dios, la percepción que el Espíritu Santo tiene de ti es la única que tiene significado”.
“Cualquier creencia que aceptes aparte de ésta acallará la Voz de Dios en ti y te ocultará a Dios”.
“No podrás conocer al Creador a menos que percibas Su creación tal como es, ya que Dios y Su creación no están separados”.
“La unidad que existe entre el Creador y la creación constituye tu plenitud, tu cordura y tu poder ilimitado”.
“Este poder ilimitado es el regalo que Dios te hace porque eso es lo que eres”.
“Si separas tu mente de dicho poder, no podrás sino percibir la fuerza más grande del universo como si fuese débil, ya que no creerás formar parte de ella”.
Todos nos hemos quedado boquiabiertos ante las maravillas de la naturaleza. Una puesta de sol. Un amanecer. Una cascada de agua. Una mar calmada y azulada. Un arco iris lleno de belleza y prestancia. Un conjunto del bosque intenso, lleno de vida, de verde y de ramas.
Unos ojos extasiados por las nieves de las cumbres de las montañas. Unas rías cortadas por la constancia de las aguas. Unos golfos con enormes abrazos de un trozo de océano en sus entrañas.
La enumeración se haría ilimitada. Sin embargo, falta en ellas el/la observador/a de dichas panorámicas. El/la observador/a que disfruta de tan bellas composiciones de lugares y de luces. El/la observador/a que le da sentido a la mirada. El creador guarda unidad con cada un@ de nosotr@s.
Maravillas de la naturaleza que recibimos del Creador: “un poder ilimitado que recibimos como regalo del Creador porque eso es lo que somos”.
La próxima vez nos sorprenderemos de la vista ante nosotr@s y del observador/a.
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