Es hermoso que nos recuerden lo que realmente somos. Es hermoso verse a un@ mism@ con esa serie de facultades y potencialidades que son nuestras desde nacimiento. Es hermoso saber que dentro de nosotr@s está su descubrimiento.
Siempre nos van recordando los grandes maestros: “no te busques a ti fuera de ti mismo”. “Al final del viaje, te das cuenta que el tesoro estaba dentro de ti”. “Nunca habías perdido esa fuente maravillosa de sabiduría”. “Siempre regresas al inicio”.
Acostumbrados a buscar, siempre fuera, las soluciones a nuestras inquietudes en forma de estudios, consejos, logros, objetivos, desafíos y lugar en la sociedad, nos olvidamos del impulsor de nuestro viaje, la mente. La utilizamos como medio para conseguir el fin. Sin embargo, nunca nos paramos a conocer su funcionamiento. Nunca nos preocupamos de las fuerzas que la impulsan y las direcciones que existen en ella.
Por ello, es bueno escuchar, en algunos momentos, afirmaciones que nos llenan el alma y que nos ponen su realidad delante de nosotros:
“Dios mismo iluminó tu mente, y la mantiene iluminada con Su luz porque Su luz es lo que tu mente es”.
Un aire fresco nos llega. Una sustancialidad indiscutible. El ego lo hemos creado nosotros. Pero la Luz esencial siempre está en ella y no es creación nuestra. Vamos empequeñeciendo el ego y la seguridad de la esencia brilla en nuestra mente.
Le hemos hecho decir que l@s mejores son los que tienen las mentes más brillantes y con más títulos universitarios. Le hemos hecho decir que l@s mejores son l@s más fuertes. Hemos tomado partido por estas falsedades y por fin, los científicos lo han expuesto.
La mente maravillosa es la mente amable, que sabe adaptarse, que sabe abrazar, que sabe amar, que sabe apreciar, que sabe valorar, que sabe mirar a los demás como una extensión nuestra. Por ello, estas frases quitan muchos obstáculos de nuestro camino:
“Dios mismo iluminó tu mente, y la mantiene iluminada con Su luz porque Su luz es lo que tu mente es”.
Esta mente aceptada nos deja con certezas. Nos proporciona seguridad. Nos enciende algo interno que nos hace caminar. Nos hace abrir los brazos y aceptar a los demás como a nosotr@s mism@s.
El vídeo nos lo refuerza desde la ciencia, desde el viaje interior, desde la vida serena que nos hace consciente nuestra hermosa creatividad.
Vivamos esta senda con la fuerza que nos da saber, con mayor claridad, cuál es nuestro tesoro, cuál es nuestra herencia.
“Dios mismo iluminó tu mente, y la mantiene iluminada con Su luz porque Su luz es lo que tu mente es”.
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