“Tú eres la Voluntad de Dios”.
“No aceptes nada más como tu voluntad, pues, de lo contrario, estarás negando lo que eres”.
“Niega lo que eres y atacarás, al creer que has sido atacado”.
“Mas ve el Amor de Dios en ti y lo verás en todas partes porque está en todas partes”.
“Ve Su abundancia en todos y sabrás que estás en Él junto con todos tus hermanos”.
“Ellos forman parte de ti, tal como tu formas parte de Dios”.
“Cuando no entiendes esto, te sientes tan solo como se siente Dios Mismo cuando Sus Hijos no lo conocen”.
“La paz de Dios radica en entender esto”.
“La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da”. Esta afirmación de Jesús sobre la cualidad de la paz siempre ha suscitado curiosidad profunda para conocer el tipo de paz que puede proporcionarnos Jesús.
Solamente nos indica: “no os la doy como el mundo la da”. Realmente era algo nuevo, diferente a nuestras experiencias, diferente a nuestros conceptos. La paz es uno de los elementos equilibradores de nuestro interior en gran manera. Donde hay paz hay serenidad, claridad de mente, alegría de corazón y naturalidad de vida.
La paz pone todo en su debido orden. Pero, según Jesús, en un orden nuevo, distinto, encantador y misterioso. La paz de Jesús depende de una comprensión y de un planteamiento: “mas ve el Amor de Dios en ti y lo verás en todas partes porque está en todas partes”.
Es una experiencia interna y una experiencia externa. Es la extensión de uno mismo. Es la unicidad de la mirada en nosotros y en los demás. Es la focalización del Amor de Dios en cada uno de nosotr@s como extensiones del Padre.
En esta comprensión destaca la paz de Jesús. Ahora ya tenemos un camino para poder deleitarnos de esa paz que está al alcance de cada un@ en su corazón.
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