domingo, julio 22

TU MENTE SUPERIOR

David en muchos momentos del análisis de sus pensamientos, se había quedado sorprendido de los pensamientos tan excelsos que aparecían en su mente junto con otras ideas que, de vez en cuando, no estaban a la altura de esos pensamientos previos. 

No llegaba a comprenderse. ¿Cómo podían aparecer conceptos tan dispares? Eran motivo de sorpresas en sí mismo y sorpresas en el comportamiento de algunas personas que le habían dejado sin palabras. No se hubiera esperado tales comportamientos. 

Siempre le decían que somos humanos y que era natural en el ser humano ser tan diferente en tiempos distintos en algunos temas. Era una nota de sabiduría y de distinción que le ayudaba a comprenderse y a comprender a los demás. Las sorpresas eran lo vital en la vida. 

Al leer aquellas palabras del párrafo, podía entender la diferencia entre la mente superior y la mente inferior. 

“Yo no ataco tu ego. Trato con tu mente superior – la morada del Espíritu Santo – tanto si estás dormido como si estás despierto, al igual que tu ego trata con tu mente inferior, que es su hogar”. 

“Me mantengo alerta por ti con respecto a esto porque tú estás tan confundido que te resulta imposible reconocer tu propia esperanza. No estoy equivocado. Tu mente optará por unirse a la mía, y juntos somos invencibles”. 

“Tú y tu hermano os uniréis finalmente en mi nombre, y vuestra cordura os será restaurada. Resucité a los muertos porque sabía que la vida era un atributo eterno de todo lo que el Dios viviente creó”. 

“¿Por qué crees que habría de ser más difícil para mí inspirar a los desanimados o estabilizar lo inestable? Yo no creo que haya grados de dificultad en los milagros; tú sí”. 

“Te he llamado y tú responderás. Yo comprendo que los milagros son acontecimientos naturales porque son expresiones de amor. El que yo llame es tan natural como el que tú respondas, e igualmente inevitable”. 

David se llenaba de alegría. A pesar de las dificultades, a pesar de las dos mentes, el Mismo Jesús estaba alerta para recordarnos nuestra propia esperanza. “No estoy equivocado. Tu mente optará por unirse a la mía, y juntos somos invencibles”. 

A pesar de tener dos mentes: mente superior y mente inferior. Una es la morada del Espíritu Santo. La otra, morada del ego. Nuestra propia esperanza era la victoria de la mente superior. La mente del ego desaparecerá y viviremos en la paz del cielo con el Espíritu Santo.

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