Raúl se quedó pensativo con la petición de un amigo suyo. Iba a someterse a una operación de corazón. Durante unos minutos se lo quitarían, le repararían la válvula dañada y se lo volverían a poner.
Ante tal eventualidad, los pensamientos de su amigo se pusieron en marcha. Todos los patrones que tenía en su cerebro se revelaron como mediadores para solucionar el trance que tenía delante.
Una de las posibilidades era el fallecimiento. Su amigo, ante tal posibilidad, se dirigió a Raúl. Le indicó que tenía mucha confianza en su espiritualidad. Estaba seguro que su compromiso con Dios era mucho más fuerte que el suyo.
Y su entrega y su vivencia le llegaban muy cerca. Le confirmó que estaba seguro que Dios le escuchaba. Raúl le contestó que de la misma manera que Dios le escuchaba a él. No había ninguna diferencia. Pero, su amigo le insistía. Le pidió que si pasaba algo, le hablara a Dios por él. Estaba seguro que lo escucharía.
Raúl no cabía en sí de sorpresa. Nunca se hubiera esperado tal petición. El mundo espiritual no se regía por las leyes de los amigos que se favorecían los unos a los otros en los diversos menesteres de la vida. Esa relación de influencias que se tejía para conseguir ventajas.
Raúl, con la debilidad del corazón de su amigo, ante la proximidad de la operación, trató de ser comprensivo, afirmativo y ayudador. Le expresó toda su confianza y todo su cariño en esos momentos especiales.
La vida espiritual no seguía los dictados de las influencias. Seguía la relación de cada un@ con el Padre Celestial. Raúl leía las siguientes líneas para clarificarse la visión: “Tú no deseas el mundo que ves, pues no ha hecho más que decepcionarte desde los orígenes del tiempo”.
“El mundo real, por otra parte, tiene el poder de influenciarte incluso aquí porque lo amas”.
“Y lo que pides con amor vendrá a ti”.
“El amor siempre responde, pues incapaz de negar una petición de ayuda, o de no oír los gritos de dolor que se elevan hasta él desde todos los rincones de este extraño mundo que construiste, pero que realmente no deseas”.
“Lo único que necesitas hacer para abandonarlo y reemplazarlo por el mundo que tú no creaste, es estar dispuesto a reconocer que el que tú fabricaste es falso”.
Raúl veía que no podía trasladar a ese mundo real las características del mundo que había fabricado. Por ello, estaba sorprendido por la petición de su amigo. Nadie es más importante ante Dios que un@ mism@. Dios se comunica con el corazón individual de cada un@.
Y en esa comunicación se iba creando el mundo real que El Creador había formado para compartir con Sus Hij@s. Raúl se quedaba con la frase que le llegaba al corazón: “el mundo real, por otra parte, tiene el poder de influenciarte incluso aquí porque lo amas”.
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