viernes, julio 1

UMBRAL, LÍMITES, NUEVO SER

Josué veía, cada vez más, que las personas estaban saliendo de su cascarón y se aventuraban por nuevos caminos para trillar nuevas formas, elaborar actitudes distintas. Crear un mundo soñado en sus mentes.

Siempre había escuchado que cada un@ era el escultor de su propia vida, de su propio destino, de su propia visión. Un pensamiento que le llegaba muy hondo, que le hacía vibrar en su interior, aventurero y deseoso de encontrar los misterios de la vida. 

Pensamientos alados para mentes voladoras que siempre cruzaban el cielo con una idea nueva entre sus cejas. Siempre desafiaban la quietud tranquila y rutinaria de la vida. Ésta siempre repetía las mismas cosas. 

Ahora se veía mucho mejor encauzado y afirmado con los planteamientos de la neuroplasticidad y de todos los avances en el funcionamiento del cerebro. Se maravillaba de las potencialidades que albergaba. También se quedaba atónito al reconocer la comodidad del cerebro para no esforzarse. 

La conclusión de Ramón y Cajal es muy reveladora. Intuyó, ya entonces, lo que la ciencia ha confirmado con su investigación después. El tejido cerebral puede ser influenciado con nuestras emociones, con nuestros ideales de cruzar el umbral. Así, expresó que todo ser humano es escultor de su propio cerebro. 

Los seres humanos pueden ser como el agua. El agua hasta 99ºde temperatura no mueve nada. Pero, el agua a 100º de temperatura lo mueve todo. La determinación de llevar a cabo las inquietudes, los anhelos, las intuiciones puede transformar la historia personal. 

Dentro de cada ser humano hay un gusano que puede convertirse en mariposa. El cerebro acompaña este proceso. Al pasar el umbral, pone en funcionamiento una mayor inteligencia, una mayor creatividad y una aceleración de la capacidad de aprendizaje. 

Todos estos elementos nuevos sacan a relucir habilidades ocultas no obvias antes de emprender el camino. A pesar de continuar siendo el mismo ser, no se tiene la misma forma de ser y de estar en el mundo. 

Así que cada un@ relata su historia. Pero, la historia es la que conforma a cada ser humano. Sin embargo, el umbral nos invita a que reescribamos nuestra historia y la creemos con esas cualidades nuevas descubiertas. 

Josué veía que podía decidir ser la misma agua caliente hasta 99º y seguir diciéndose que nada puede cambiar. Pero, con solo poner empeño, decisión, una nueva intuición, una visión más amplia, podía llegar a los 100º y empezar a mover su mundo. 


La ayuda del cerebro no iba a faltar. Solamente debía dudar de sus límites. La humildad no estaba reñida con el justo reconocimiento. Si hay que dudar de algo, debemos dudar de nuestros límites. 

Josué decidía que le encantaba poner el agua a hervir de sus visiones a 100º y empezar a reescribir su historia.

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